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El dolor de su cuerpo herido se había extendido a su pecho, había una incomodidad ahí, que no se iba, que lo acompañaba desde el primer momento en que abría los ojos, o cuando intentaba dormir, por las noches era peor, las sombras de la oscuridad peleaban por tomarlo, por arrastrarlo en una ola dónde se ahogaba con su propia agonía, no podía más, estaba muy cansado y adolorido y nadie alrededor parecía entenderlo.

Había luchado por años contra su propia existencia, con una sonrisa en el rostro para que nadie se diera cuenta de lo miserable que se sentía, para que no lo abandonaran, porque tenía terror a la soledad, pero ahí estaba, roto, caminando en completa soledad, dejando detrás una parte de él.

Su mente no era el lugar más seguro, al contrario, estaba aterrorizado de quedarse a solas consigo mismo, sus pensamientos destructivos y compulsivos le pedían a gritos una sola cosa. Desaparecer. Las preguntas que constantemente estaban rodando por su mente ahora tenían un peso más significativo. ¿Por qué estaba ahí? ¿Para qué continuaba con vida? ¿De verdad alguien lograría amarlo? ¿Amaría de vuelta? ¿Las personas a su alrededor de verdad notarían su ausencia?

Lo consumía, el odio y el dolor lo estaban consumiendo hasta los huesos, no quería comer, no quería hacer nada más que estar en cama durmiendo y cuando no lograba conciliar el sueño, sólo quería quedarse acostado mirando el techo, pensando, en las personas que amaba, en todos aquellos que consideraba amigos ¿Ellos estarían mejor sin él? La respuesta le asustaba.

No creía que existiera algo bueno o especial en él, no era más que un fracaso, como persona sentía que no valía nada y que estaba desperdiciando los mejores años de su vida quedándose atrás. Entonces, si estaba tan adolorido, si estaba tan cansado ¿Por qué no podía acabar con todo?

La respuesta que se daba era tan cruel que se clavaba en el fondo de su corazón. Porque era un cobarde. Porque no podía hacerlo, porque aún en su desesperación tenía miedo, de lastimar a las personas que amaba, pensaba en Taehyung, en cuanto lo amaba, pero a pesar de todo no podía llamarlo, quería estar a su lado, gritarle que lo necesitaba, que deseaba un abrazo, alguna palabra de aliento, quería escuchar de él que todo estaría bien, que lo estaba haciendo bien y que el dolor pasaría, pero, no podía arrastrarlo a su agonía, no podía quitar aquella sonrisa en su rostro y llenarlo de preocupación, no podía robarle su luz cuando la suya ya estaba apagada.

Entonces, ¿Qué haría? ¿Cómo sobreviviría a esa soledad que lo tragaba entero? Al desprecio por sí mismo, a sentirse fuera de lugar y un fracaso, quería amor, sentirse querido, sentir que era una buena persona y que merecía cariño, pero, de quienes más lo necesitaba, habían terminado dejando a la deriva. Ni siquiera se sorprendía de que sus padres no hubiesen llamado para saber en dónde estaba, al final de cuentas para ellos debió significar un alivio no tenerlo cerca, o eso es lo que su mente cruel le repetía.

Caminaba solo en esa acera, mirando los autos pasar, sintiendo el impulso interno de lanzarse frente a uno de ellos, acabar con todo en un instante, pero se detenía ¿Y si no era suficiente? Odiaba su indecisión, que aún hubiera dentro de él una diminuta chispa de temor, lo que le impedía realizarlo, cruzó la calle, lentamente, pero nada sucedió. Estaba a salvó, para su mala suerte.

Llegó a un parque, dónde el dolor se hizo más presente, miró a los niños jugando con sus padres, riendo y gritando llenos de felicidad, Jungkook olvidaba la última vez que fue feliz, no podía recordar cuando era niño y las cosas eran más sencillas, le dolía la cabeza, y los recuerdos que llegaban, no estaba seguro si eran reales o sólo un pobre producto de su imaginación.

Las heridas en su cuerpo estaban sanadas casi por completo, sólo quedaban algunos moretones, pronto se irían, y sería como si nunca hubieran estado ahí, pero, ¿Y las heridas abiertas que sentía dentro? ¿Cuando se irían? ¿Sufriría así para siempre? ¿Por qué no se detenía? Estaba tan deshecho, que no dudo en derramar las pocas lágrimas que tenía ya. Sus ojos estaban hinchados, sus labios secos, no recordaba la última vez que habló más de tres palabras, no tenía las fuerzas para hacerlo, ni siquiera había sido capaz de responder un mensaje. Taehyung lo estaría odiando.

El Cisne Que Voló Por El Tigre *Yoonmin/KookV/Namjin/HopeWen/Jihan*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora