Capítulo 5: Doncella de plata II

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(Sebastián)

Al ver a mi hija con el vestido de su madre me hizo recordar a este mismo baile, reconocería ese vestido de acá a la china, no puedo creer que el pasado no se pueda tapar o borrar con un dedo o mi propia mano. En ese momento al verla entrar al lugar... mi piel se erizó, ya que Lila es el calco de su madre.

(Lila)

En el lugar reconocí a Thompson y mi estómago se sentía raro, horroroso. Él es el príncipe que cualquier chica podría tener, pero él tiene ojos para aquella chica que conoció aquella chica, no existe para mí. Thom y yo tomamos un poco y luego yo salí un momento y allí en la entrada vi a Caleb. Mi mirada se iluminó y me dejó la duda de cómo había podido entrar al baile, se veía radiante y en ese momento él se acercó a mí para tomar algo y luego de hidratarnos descubrí que me estaba enamorando del chico correcto. Mientras "Perfect" de Ed Sheeran, él se acercó a mí y en ese momento me tomó de la mano y comenzamos a bailar como si el mundo fuera solo de nosotros.

— ¿Cuánto misterio hay en tí? — le pregunté mientras bailábamos al compás de la música

— Todo lo que tu te imagines, Lila. — respondió mientras bailábamos en el centro de la pista de baile mientas todos nos miraban.

— Mesero...

— Dime. — dijo sonriendo.

— ¿Eres real? — le pregunté.

— ¡Claro! Al cien por ciento. — dijo dándome un beso en la mejilla.

Al terminar la canción nos miramos y luego lo miré con una sonrisa y le dije susurrándole al oído: — Soy tu doncella de plata, espero volver a verte en alguna otra ocasión —. Él me sonrió y me dijo que estaba seguro que eso era y que sería mi ángel de la guarda toda mi vida. Estar con él me hacía bien y antes de que la fiesta continuara sin él, lo llevé al jardín y le agradecí por todo y ambos nos miramos a los ojos y así comenzó esta historia llena de aventuras.

— Quiero conocerte, mesero. — le dije segura de lo que estaba haciendo.

— Yo también quisiera saber más de ti.

— Entonces empecemos a vernos en el parque General San Martín, dónde estaremos tranquilos.

— Me encantaría...

Luego de esa charla, Caleb me besó nuevamente en la mejilla y lo acompañé a los portones de aquella mansión de eventos.

(Thompson)

No sabía quién era la persona que había bailado con la chica que me gustaba y sobre todo me quedé maquinando toda la noche acerca de ese chico. En el momento en el que estaba por irme de la fiesta, Alexandra apareció bellísima y decidí olvidar a Lila, y olvidar todo por completo.

— ¿Bailas conmigo? — Preguntó ella.

— Te noto raro, amigo. — notó la ira y el fuego que había en mi cuerpo.

— Si te parece podríamos irnos de aquí y estar solos, como en aquel boliche al que fuimos.

— Podríamos bailar y despreocuparte de todo.

Mientras bailaba con Alex había algo que me perturbaba y aún no lo entiendo, no que es lo que me pone tan inseguro e impotente. ¿Será que estoy celoso porque mi única amiga es Lila? No lo entiendo...

Al terminar de bailar con mi amiga, me dirigí al patio del lugar y allí vi a Lila sin su máscara y me acerqué a ella para hablar un rato y ella accedió... no sé como pero lo hizo. Hablamos acerca del baile y de los partidos que compartíamos, pero no podía decirle que era lo más preciado que tenía y no hablo de ver a mi amiga y amor de mi vida como objeto, sino que su amistad y los buenos momentos son preciados para mí. A veces me pregunto por qué no viene un ángel que caiga del cielo a la tierra y recibirla con los brazos abiertos... ¿quizá debe ser hora de que vaya despidiéndome del amor de mi vida y dejar que el universo haga de las suyas para unirme con la persona correcta. Antes de que se fuera con su familia la elogié como buen amigo y le dije podríamos juntarnos después del entrenamiento el lunes y ella asintió con la cabeza.

Ella ya era de un chico que la había cautivado y yo no podía hacer nada, más que tratar de entender que mi amiga no era de mi propiedad... fue entonces que antes de que se fuera la miré y le susurré al oído "Eres y siempre serás mi doncella de plata". Lila me miró a los ojos y me besó en la mejilla y me dijo que era el mejor amigo que tenía después de la traición de Vicente.

(Walter)

Mientras tomaba una bebida sin alcohol en el baile, se me acercó Telly y me invitó a bailar con ella, pero yo no era de bailar, aquella chica era un cascabel alegre y sonriente, siempre le sonreía a la vida, su cabello castaño con mechas rubias era lo que me encantaba de ella, su belleza e inteligencia era de verdad única, sus ojos de una tonalidad verde claro podían cautivar a todo hombre que se acercara a ella. Telly era muy buena bailando y al estar en esta fiesta gracias a la empresa camionera de mi padre y poder verla era un placer, me sentía en las nubes mientras estaba con ella.

— Así que tú eres mi doncella de plata, no. — le dije mientras bailábamos una canción lenta.

— No lo sé... si tú lo dices lo soy. — dijo sonriendo mientras bailábamos abrazados y besaba mi mejilla.

— Te conozco hace tres años y nunca he podido hablarte por miedo a que tu padre me deteste por estar con su bebita. — le confesé.

— Bobo...

Ambos sonreíamos y mientras bailábamos nos besamos en frente de todos estando enmascarados, ella era un sueño del que no quería despertar, ya que con ella se abrían las puertas del cielo y más con este beso que iluminaba toda la oscuridad que cubría mi corazón.

(Cecilia)

Mientras estaba en el patio del lugar, tomé un cigarrillo y estando apoyada en una columna del salón, sentía que los decibeles de mi cuerpo bajaban y se tranquilizaban y en ese momento vi que Mariano se acercaba a mí mientras fumaba como una desquiciada y me preguntó si podía convidarle una pitada, a lo que asentí con la cabeza.

— Este baile es absurdo. — dije mientras expulsaba el humo del cigarrillo por mi boca. — no veo la hora de que se termine.

— Estamos iguales — decía mientras se metía por segunda vez el cigarrillo en la boca. — no me gustan este tipo de cosas de chicos ricos y adinerados.

— Entonces... disfrutemos del cigarrillo y el atado doble que llevo en mi mochila.

— Te adoro, amiga.

Estar con Mariano era algo diferente, porque de alguna manera me entendía y podíamos hacer buen equipo y dentro de todo no me siento como una rarita incomprendida, sino que me siento comprendida por un simple y generoso amigo.

(Lila)

Después de la fiesta volví a casa, sin embargo tuve que estar helándome a las cinco de la mañana mientras discutía con mi padrino acerca del vestido que había usado para ir a la fiesta, me interrogó al punto de que no tuve escrúpulos de gritarle.

— ¡DIME LA VERDAD! — le grité con todas mis fuerzas y continué. — ¿Estas mintiéndome?

— No tienes derecho a meterte en lo que no te incumbe.

— Te odio, padrino.

— Odiame todo lo que quieras, pero te advierto que no volverás a hacer lo que amas y ya te dije que no te quiero ver con ese chico.

— El día que cumpla dieciocho años todo va a cambiar y en ese maldito momento vas a saber lo que es que tu familia te abandone.

Después de esa discusión me fui a mi cuarto y me quité lo que llevaba puesto, me puse mi ropa para dormir y me acosté en la cama pensando en esa discusión. ¿Hasta cuándo Sebastián me va a mentir? Sé que nos quiere proteger, pero también merezco vivir mi vida con normalidad.

Estando acostada tratando de vaciar mis pensamientos, otro vino a mi mente y me decía a mí misma soy algo lista, pero en el amor siempre soy una perdedora, ya que si te gusta un chico Caleb daba muy buenos besos y eran como comer cinco cupcakes en uno, eran dulces, y era lindo estar con él. Sin embargo, por otro lado está Thompson que es sólo un amigo que se le notan intenciones hacia mí y sinceramente no lo quería perder...

Hasta que el cielo nos separeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora