Capítulo 6: El castillo

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(Lila)

A veces el mundo de los ricos no es como te lo pintan en las series de televisión, hay distintas realidades y distintos mundos en cada persona, mi padre siempre nos tuvo en su palacio, su castillo y su fuerte para alejar a la gente que viene del exterior. Durante estos meses no pude dejar de pensar en lo que descubrió acerca de mi madre, también me costaba pensar y asimilar que mis padres son especies divinas... un ángel y un demonio. Eso es lo más loco de esta historia, que no podía imaginarme diciéndole a mi novio que soy una hibrida entre un ángel, un humano y un demonio.

Ya todo ha cambiado mi vida cambió por completo, mi vida dio un vuelco de 360° y ya no sé cómo avanzar en la vida, porque tengo preguntas que nadie puede responder y a veces debo dejar de pensar para no matarme a mí misma.

Después de mi graduación y todos los acontecimientos de este año, me encontraba duchándome una mañana mientras escuchaba "Cake" de Melanie Martinez. Mientras sentía como la ducha caía sobre mí, recordaba las mentiras, los buenos momentos y mi primera vez, que es lo que nunca pensé que sucediera.

Todavía recuerdo aquel día en el que me arrojé a la piscina tratando de morir, este castillo me acorraló de una manera tan horrible que pensé en suicidarme, pero cuando le pedí a Dios que enviara a un ángel de la guarda... llegó Caleb, un chico maravilloso. Yo se que con él podría tener mi propio castillo en dónde reine el amor, la honestidad y la familia unida.

Soy afortunada al tener a la persona que pudo venir a salvarme en el momento exacto y en el momento perfecto, porque de todas maneras el universo lo mandó para que pudiera ser yo sin prejuicios acerca de mí.

Luego de ducharme vi en mi mesa de luz que en enero nos iríamos a Villa Gesell, como todos los años, pero esta vez de viaje de egresados y todo iba a ser más frío que en la fiesta de graduación.



(Thompson)

Mientras me encontraba esperando pacientemente a las afueras de la oficina de mi padre, escuchaba las conversaciones que éste mantenía por teléfono con alguien misterioso. En un momento, oí una voz temblorosa al otro lado del teléfono que me hizo prestar más atención a la llamada. Me preguntaba qué era lo que tanto le daba miedo a mi padre. —No fue un accidente, esa mujer era la cómplice de Sebastián. No puedo creer que haya pasado algo así. — dijo mi padre en tono preocupado. De repente sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo. ¿De qué hablaban? ¿Qué había pasado?

Luego de unos segundos mi mente hizo click. Carlos Bianchi, mi padre, había asesinado a la madre de mi mejor amiga, Lila, en una persecución automovilística. No podía creer lo que estaba escuchando. Todo mi cuerpo se erizó y comencé a entender la frialdad de Lila durante todo este tiempo. Tanto en la graduación como en los días anteriores... ¡Claro! Era eso. Ahora todo me cuadra y la pieza que me faltaba para entender lo que sucedía encaja en el rompecabezas, lleno de hostilidad. Me quedé en shock, sin saber cómo reaccionar. Nunca imaginé que mi padre, alguien que siempre había sido una figura protectora y respetable para mí, pudiera cometer un acto tan terrible.

Finalmente, decidí que tenía que hablar con Lila y contarle la verdad sobre lo que había pasado. Sabía que sería una conversación difícil pero necesaria para ambos. Desde ese momento, mi vida nunca volvió a ser la misma. Pero con todo el valor del mundo irrumpí en su oficina como si nada para terminar la llamada. Al lograr mi objetivo encaré a mi padre con un interrogatorio peor que el de los policías.

— ¿A quién mataste? — le pregunté.

— Creo que te estás equivocando al preguntarme esa atrocidad. — respondió.

— ¿Qué le hiciste a Sebastián? — continué preguntando mientras me acercaba a él.

— A vos no te importa lo que yo haga o deje de hacer.

— Papá no voy a volver a preguntarte si me dices la verdad.

— Es una larga historia...

— Tengo todo el tiempo del mundo para escucharte.

— En el pasado, ocurrió algo terrible, aquí en casa hubo una junta con compañeros de trabajo, todo eso fue siendo el ser humano que soy. Era una noche fría y lluviosa en Santa Victoria, los miembros de la mafia más importante se encontraban en una reunión secreta en donde discutíamos nuestros planes para seguir enriqueciéndonos a través de negocios sucios y fraudes. Hubieron muertes en esta casa y otros cobardes como Kiara y Sebastián estaban dispuestos a abandonarnos y quedarse con una parte del dinero, sin embargo esa noche comenzó la masacre más espantosa del mundo y en un momento de bronca en vez de dispararle a Sebastián, la bala fue directo a Kiara.

— ¿Cómo pudiste?

— Había mucho en juego, hijo.

No podía creer que mi padre hubiera hecho eso, siempre admiré a la persona que asesinó a la madre de mi mejor amiga...

(Kiara)

Sebastián creó un fuerte luego de mi muerte y creó un castillo lleno de demonios que cuidaran a nuestras hijas. Las crió en un mundo lleno de mentiras, pero con la verdad a la vuelta de la esquina con mis angelitos viviendo en ese mundo tan terrible. Mi marido las alejó de sus orígenes y no importa que haya sucedido, se hundió en un castillo en dónde la verdad es pecado y el amor no existe. A veces deseo volver a la tierra con mi familia pero el castigo de Dios no se puede cuestionar.

(Sebastián)

A veces me pregunto por qué protegí de una mala manera a mis hijas, pero he entendido que lo hice para que no notaran la ausencia de su madre y crecieran con una familia normal, sin embargo no todo está perdido, porque sin querer Caleb me hizo entrar en razón. Él me da confianza y veo que es un buen chico... nunca pensé que un mesero que conocí por casualidad a principios de año.

Creo que en estos momentos es mejor volver a construir el castillo que creé lleno de mentiras y engaños, pero además de todo lo sucedido es tratar de convencer a la divinidad superior y al señor del inframundo que merezco quitarme su castigo de encima, y volver a ser una persona con mi lado bueno y no con el lado turbio y malévolo.

(Caleb)

Mi vida cambió desde que me enamoré de Lila, todo se tornaba de otro color, pero no sabía que eso cambiaría, porque mientras iba a la sala de estudios de la academia, me topé con Daniel, el chico más rudo del lugar, sus ojos amarillos y desafiantes imponían miedo en cualquier persona, su cabello era anticuado como el de John Travolta en vaselina, musical del '78. Aquel tipo no era buena persona, al contrario, era un diablo con todas las letras.

— ¿Qué quieres? — le pregunté.

— Quiero que actúes con las reglas o te juro que voy a delatarte y eso te costará la vida eterna y entera.

— Prefiero que me juzgue Dios, no un diablo cualquiera. — afirmé frente a él mientras se le caía la cara por lo que le acababa de decir.

El diablo se sorprendió de mi inteligencia y siguió con su camino mientras que yo estaba seguro de que todo sería diferente y que lo que está sucediendo pronto se pasaría, pues yo mismo lo creo con la fe que tengo en ello.











Hasta que el cielo nos separeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora