Capítulo 7: Guardando secretos

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(Kiara)

Aquella noche en la que Gus me echó de su habitación, me acosté y sentí que mi mundo se derrumbaba, extrañaba a mi familia y al dormir... soñé con el accidente, el cual me trajo al mundo de los eternos, a medida que el sueño continuaba, lograba ver a una persona... era un humano el que aparecía. En realidad dos de ellos, una era una mujer y el otro un hombre, cuando logré ver con claridad, logre ver a Sebastián en su forma original, aún no puedo creer que fuera uno de los demonios más malvados del infierno y que mi alma quisiera pasar tiempo con él el resto de su vida. En el sueño mi mente tomó recuerdos de cuando a lo lejos mi alma le gritaba al amor de mi vida << ¡Sebastián no me dejes! >> Pero él solo se quedaba mirándola y luego de unos minutos comenzó a decirle que no se preocupara, que estaría bien. Luego sentía que me quemaba por dentro... era como si esa persona en algún momento fui yo. Aquel accidente en la persecución con la mafia Francesa de aquella época, el auto dando vueltas y dañando mi cuerpo físico sin reparo alguno... dejando dos hijas desamparadas y sin una madre con el final feliz que quería con la familia que soñó alguna vez.

Después de volver a revivir en flashbacks todo lo que había vivido, desperté gritando "¡NO! ¡BASTA!". En ese momento los chicos vinieron a mi cuarto como un rayo veloz y me contuvieron por un rato. Mientras estaban ambos conmigo en mi habitación, yo me senté en la cama y los miré con cariño a los dos y los abracé.

— Tranquila, Kiara. — decía Gus mientras que Caleb iba a buscar agua para mí y luego volvió con el vaso.

— Extraño tanto a mi familia, chicos...

— Lo sabemos, amiga...

— Tuve un sueño... algo extraño. — les conté con la esperanza de que me entendieran.

— Cuéntanos todo, nosotros estaremos aquí para ti. —me dijeron mientras su cálido abrazo hacía que mi alma se calmara. — Fue seguro un mal sueño del que en algún momento tendrás que superar.

— Pues... no sé qué pasará con mi familia, la que no puedo disfrutar, mis hijas creen que son primas y la maldita de Jimena que en el momento del accidente su marido no quiso hacerse cargo de mis bebés, que tan solo tenían tan sólo tres años cuando me fui de su lado. — hice una pausa y luego me digne a revelarles mi secreto más guardado. — Yo tengo que contarles la historia y la rivalidad que tuve con un ángel caído...

— Ese tal Sebastián ¿verdad? — preguntó Caleb.

— Así es.

— Tuvieron una aventura romántica y tanto el señor celestial como el señor del inframundo se enfadaron con ustedes.

— Si y nuestra historia fue hace tiempo atrás, antes de que nacieran mis hijas. — les contaba mientras me desahogaba con ellos. — Sebastián y yo siempre fuimos almas gemelas que terminaron en lugares equivocados y se enamoraron tanto que decidieron dejar sus vidas divinas para ser humanos mortales, pero lo que yo no sabía era el negocio turbio que tenía mi marido.

— ¿Que escondía tu marido? — continuó preguntando lleno de intriga.

— Él tenía negocios sucios y su pacto mortal no se cumplió, al igual que el mío... el padre de uno de los amigos de mi hija mayor... me disparó sin escrúpulos en aquella persecución en la cual Sebastián volcó en el auto descubrí que mi alma vino a parar aquí porque él nunca cumplió con su promesa de ser mortal... Dios nos separó y el cielo también.

Los chicos se quedaron anonadados de saber que Sebastián había hecho trato con Dios para salvarme del hombre que iba a ser mi asesino.

— Entonces tu esposo sabía lo que iba a pasar, por eso no puedes ir a la tierra.

— Así es, cuando quise utilizar mi cuerpo físico no pude, ya estaba dañado. — dije sollozando. — es por eso que le pedí a Dios que Caleb cuidara de Lila, porque ella es mi hija y sé que aunque esté enamorado de ella, sabe lo que su alma pide. — les revelé la verdad a ambos y dirigiéndome a Gus contando mi verdad.

— ¿Por qué me lo ocultaste? — preguntó Caleb angustiado y confundido.

— No quería que supieras, pero ya no aguanto este sufrimiento tan grande en el corazón de mi alma, yo en el fondo supe que tú ibas a ser el indicado para cuidarla de aquel hombre que me quitó la vida... — confesé.

— No puedo creerlo...

Caleb estaba confundido y lo entendí, así que le dije que se tomara un tiempo para asimilar tantos secretos guardados...

(Caleb)

No podía creer que mi amiga nos confesara su secreto más guardo en su vida eterna, ella fue quien me confió la tarea de que ella fuera el ángel de la guarda de su hija. Mientras estaba en mi cuarto sólo miraba al techo y me agarraba la cabeza, sentía miles de cosas y sobre todo en lo que sentía por Lila. Después de que Kiara se calmara y pudiera descansar, me acosté y sólo pensé en cómo ella me conoció y en cómo estoy logrando tener de a poco su confianza.

A la mañana siguiente sentí el deseo de ir a ver a mi amiga a su cuarto para ver cómo estaba y aún seguía durmiendo y lo que hice fue decirle lo que quería escuchar cuando nos contó su verdad...

— Sé que ocultaste todo para protegernos y sólo puedo agradecerte por poner a tu hija en el manto de mis alas... y te prometo que voy a cuidarla como nunca un ángel a cuidado a su humano asignado, porque la amo aunque el cielo nos separe.

Después de haberle dicho eso me fui de la casa y usé mi metamorfosis para poder ser un humano cualquiera y poder cuidar a su hija, como se lo prometí.

(Lila)

Mientras estaba en mi cama acostada, mi mente reprodujo un vago recuerdo de aquel sueño que tuve con Kiara y acerca del ático, además debía devolver el vestido del baile a su lugar. Fue entonces que le pregunté a la ama de llaves si tenía las llaves del cuarto que al fin quería descubrir a fondo, pero esta vez con Daiana. La ama de llaves se negó, en ese momento mi prima llegó y preguntó por su padre, a lo que la mujer le dijo que no estaba.

— ¿Por qué no nos dejas entrar? — preguntó mi prima.

— Porque sigo órdenes. — la mujer le respondió de mala manera.

— Es para ver las cosas de mi madre... aunque sea por última vez. — insistió ella mientras suplicaba por aquella llave.

— ¿Por qué quieren hacer esto? — preguntó la mujer mientras buscaba la llave del cuarto.

— Para volver a ver a su madre...

El ama de llaves nos hizo el aguante y nos dijo que mi padrino había salido de la casa y que podíamos entrar por última vez y en el instante que entramos ambas, cerramos la puerta y admiramos por última vez la habitación de Kiara. Estando allí encontramos un disco en dónde ella había escrito "Mi familia adorada". Nosotras pusimos ese disco en la tele y al reproducirse el DVD, descubrimos que Kiara era madre tanto de Daiana como mía.

— No entiendo nada. — dije sollozando.

— Ahora entiendo el secreto de papá. — dijo mi ahora hermana, Daiana.

— ¿Por qué nos mintió?

— No lo sé...

Cuando el video concluyó, luego de haber visto a Sebastián y Kiara juntos no podíamos creer que nos hubieran mentido toda nuestra vida. Didi y yo nos abrazamos al encontrar lo que mi madre quería que hallara...

¿Qué es esto y por qué nos ocultaron la verdad?

Hasta que el cielo nos separeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora