Capítulo 9: Reconciliaciones

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(Gus)

La noche estaba llena de incertidumbre, pero también rebosaba potencial. A pesar de las circunstancias, tenía la certeza de que, junto a Lila, podríamos enfrentar cualquier desafío que se interpusiera en nuestro camino. La batalla en la que nos habíamos visto envueltos no había hecho más que comenzar, y el destino de todos nosotros estaba entrelazado en este nuevo y emocionante capítulo de nuestras vidas.

Llamé un taxi y fuimos todos al hospital al que lo llevaban, preocupados por Caleb y por el futuro que se avecinaba. Mientras Lila y Daiana lo acompañaban en la ambulancia, yo me quedé atrás, pensando en las implicaciones de lo que acabábamos de presenciar.

Daiana en el camino, llamó a su padre para contarle lo que había ocurrido. Su voz temblaba mientras trataba de explicar la violencia y el caos que habían estallado afuera del boliche. Sabía que no sería una conversación fácil, pero era necesario que supiera lo que estaba sucediendo en la vida de su hija. Las sombras que habían estado acechándonos se habían vuelto reales, y ya no podíamos darles la espalda.

En ese momento de incertidumbre el futuro se extendía ante nosotros como un territorio inexplorado, lleno de peligros y misterios. Pero también estábamos unidos por una amistad sólida y el deseo de protegernos mutuamente. A pesar de la oscuridad que se cernía sobre nuestras vidas, sentía una chispa de esperanza en mi interior. Juntos, enfrentaríamos lo que viniera, sin importar cuán aterrador pudiera ser.

(Sebastián)

No podía creer que hubiera pasado esto, Thompson Bianchi llegó al límite con esto, Jimena estaba alarmada y preocupada. Sus ojos reflejaban la angustia que sentía por la situación. Nos habíamos convertido en testigos de un giro inesperado en la vida de nuestros amigos, y no podíamos evitar sentirnos involucrados en sus problemas.

Jimena me tomó de la mano, y nuestras miradas se cruzaron. No necesitábamos palabras para expresar nuestras inquietudes mutuas. Sabíamos que teníamos que estar allí para apoyar a mis hijas en ese momento de crisis, sin importar cuán desconcertante o peligroso pudiera ser.

Al día siguiente por la madrugada pedí un avión privado para ir para allá. Al llegar al lugar, nos registramos en un hotel de cuatro estrellas, porque no había tiempo de buscar algo sofisticado en momentos de tanta tensión.

En cuanto nos instalamos en nuestra habitación con camas separadas, pedimos a Daiana que nos pasara ubicación del hospital, una vez hecho eso, esperamos afuera del hotel. Después de recibir la ubicación del hospital de mi hija, Jimena y yo decidimos esperar afuera del hotel. La noche era fresca, y la tensión en el aire era palpable. Nos miramos brevemente, conscientes de la gravedad de la situación que nuestros amigos estaban enfrentando.

Mientras esperábamos, los minutos parecían horas. Nuestra mente estaba llena de pensamientos y preocupaciones. No sabíamos cuál era la condición de Caleb, ni cómo habían terminado todos en esa situación caótica.

— Te cae bien el chico, Seb. — Jimena apretó mi mano con fuerza, buscando consuelo y apoyo en medio de la incertidumbre. Mi hermana me había apoyado en miles de locuras y esta no era la excepción.

— Quisiera que el chico esté bien, porque aunque por fuera lo niegue, él es el reflejo vivo de mí cuando me enamoré de Kiara. — Nuestra relación se había forjado en situaciones complicadas, y estábamos dispuestos a enfrentar cualquier desafío que se nos presentara, incluso cuando no teníamos todos los detalles.

Finalmente, recibimos un mensaje de Daiana con la ubicación exacta del hospital. Nos pusimos de pie y nos dirigimos allí, preparados para enfrentar lo que sea que encontráramos. Nuestros amigos necesitaban nuestro apoyo, y estábamos decididos a estar a su lado en ese momento crítico de sus vidas.

Hasta que el cielo nos separeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora