Capítulo 5: Las vacaciones

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(Thompson)

Todo estaba listo para nuestras esperadas vacaciones en Villa Gesell. La mansión de Lila, con su esplendor gótico, estaba llena de emoción y bullicio. Los compañeros del equipo de fútbol americano revoloteaban por todas partes, cargando sus maletas, discutiendo los planes de diversión que habíamos organizado y compartiendo risas contagiosas. Era el momento de descansar y disfrutar de un merecido receso, y todos estábamos ansiosos por ello.

El sol de la mañana se filtraba a través de las ventanas, iluminando la casa con una luz dorada. La mansión de los Romero Jamaux era una maravilla arquitectónica, y estaba rodeada por un hermoso jardín. Pero lo que más nos emocionaba era la perspectiva de unos días de diversión en la playa y explorar todo lo que Villa Gesell tenía para ofrecer.

Los miembros del equipo de fútbol americano corrían de un lado a otro, preparándose para la larga travesía. Cada uno de nosotros llevaba su equipaje y, a medida que avanzaba el tiempo, las risas y las charlas se convertían en pura algarabía. El ambiente era eléctrico, y se podía sentir la camaradería entre nosotros.

Mientras todo el equipo de fútbol americano y nuestros amigos se llenaban de emoción, yo no podía evitar sentirme ajeno a la euforia general. No era que no estuviera emocionado por las vacaciones, sino que no podía sacarme de la cabeza a Lila y a Alex después de nuestra cita. Desde entonces, una extraña sensación me había invadido, y no sabía cómo enfrentarla.

Me sentía perdido, como si un huracán de malos pensamientos no me dejaba disfrutar. Mientras todos hacían planes para la playa y compartían risas, yo me sentía como si estuviera atrapado en mi propio mundo. No sabía qué estaba sucediendo conmigo, pero una parte de mí ansiaba respuestas. No podía negar que me atraían tanto Lila como Alex, y eso me confundía.

— ¿Thompson? ¿Estás bien? —me preguntó Jake, uno de mis compañeros del equipo, al notar mi expresión distante.

— Sí, solo distraído. No es nada —mentí, forzando una sonrisa para disimular mi inquietud.

Mientras mi mente divagaba, Lila y Alex se habían convertido en una especie de enigma en mi vida. No podía evitar pensar en ellos, en sus risas, sus gestos, y en cómo me hacían sentir. No tenía idea de lo que estaba sucediendo conmigo, pero sabía que necesitaba aclarar mis pensamientos.

Pero a medida que mi mente me invadía de pensamientos de mierda, mis amigos continuaban compartiendo sus planes y anécdotas, pero yo solo podía pensar en encontrar un momento para entender mis emociones y tomar decisiones claras. No sabía cómo afrontar la situación, pero tenía la sensación de que necesitaba hacerlo pronto. Mientras el equipo de fútbol americano se preparaba para partir, los recuerdos de los entrenamientos, las victorias y las derrotas nos unían. Todos compartíamos una pasión por el deporte y una profunda amistad que había crecido a lo largo de los años. Ahora, con las vacaciones a la vista, estábamos ansiosos por forjar nuevos recuerdos juntos.

— ¿Listos para la mejor semana de nuestras vidas? —exclamé, uniéndome a la emoción general.

El equipo de fútbol americano respondió con un coro de aprobación, y nos dirigimos hacia las puertas de la mansión, listos para comenzar nuestra aventura en Villa Gesell. Las vacaciones nos aguardaban con un sinfín de posibilidades, y no podíamos esperar para sumergirnos en la diversión, el sol y el mar. Era el comienzo de un viaje que prometía ser inolvidable.

Días después de haber llegado a la casa, por la mañana, estábamos en medio de las vacaciones en Villa Gesell, y la casa de verano de mi familia se había convertido en el epicentro de diversión y actividades. La mansión estaba llena de amigos y compañeros de equipo, todos emocionados por pasar tiempo, juntos en la playa.

Hasta que el cielo nos separeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora