Capítulo 1: Nuevas aventuras

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(Caleb)

La tarde de verano caía suavemente sobre la tranquila ciudad de Santa victoria y caminaba junto a mi mejor amigo, Augustus, por las calles empedradas en dirección a un encantador café en la ciudad. Estaba ansioso por presentar a Augustus a las personas más importantes de mi vida, Lila, y su hermana, Daiana, junto con su mejor amiga, Cecilia.

— Te dije que esto sería mala idea, yo no debo estar aquí. — decía mi amigo luego de que lo animara a descubrir el mundo humano.

— Tranquilo, tendremos unas vacaciones tranquilas, sólo quiero que te tranquilices. — insistí mientras estábamos a media cuadra del sitio.

Al llegar al café, empujé suavemente la puerta y el tintineo de una campanilla anunció nuestra llegada. La atmósfera acogedora y el aroma a café recién hecho llenaron el lugar. Ambos fuimos hasta una mesa cerca de la ventana, donde las chicas ya estaban esperando. Las chicas nos recibieron cálidamente y pedimos unos cafés con unas porciones de tortas de oreo con nutella y algunos sacramentos.

— Chicas, quiero que conozcan a mi mejor amigo, Augustus. — dije, mientras todos esperábamos lo que habíamos pedido. Las miradas se encontraron y, en ese instante, Cecilia levantó la vista para encontrarse con los ojos de Augustus. Una corriente eléctrica pareció recorrer su cuerpo, y una leve sonrisa se dibujó en su rostro.

— ¿A qué se debe esta invitación? — preguntó Cecilia con intriga e incomodando a mi amigo.

— Porque me pareció bueno que... viniera con nosotros al viaje de las vacaciones y fuera divertido. — dije frente a ellas mientras que iba al baño y Gus iba a buscar las bandejas de comida.

Mientras me iba escuchaba como Lila reprochaba a su mejor amiga, lo típico en Cecilia era eso, pero en el fondo sé que hizo click con mi amigo.

(Alejo)

Lo que pasó con Verónica hacía años, no podía dejar de pensar en el día en el que llegué al inframundo convertido en un demonio después de ese aquél accidente. Aún lo recuerdo, era una noche oscura y lluviosa, el 15 de noviembre de 2012. Conducía mi auto por la carretera de Lujan de Cuyo hacia la capital de Santa Victoria, en Mendoza. Ella estaba a mi lado, radiante y llena de vida. En ese momento reinaban y compartíamos sueños... y planes para el futuro. El destino parecía sonreírnos. Hasta que todo se tornó oscuro y sus últimas palabras resonaban en mi cabeza y mi alma entera... "Siempre te amaré, Alejo", recuerdo que me dijo con dificultad, su aliento desvaneciéndose lentamente. El recordarla me estrujaba el alma, recordar lo último que me dijo... "Prométeme que encontrarás la felicidad, sin importar lo que suceda". Mi vida ya no fue la misma después de que ella desapareció de mi vida y nadie quiso decirme nada acerca de ella.

Mientras estaba en mi habitación, con la que compartía con Ferbeth y fue entonces que él entró y me preguntó si estaba bien, pero no le respondí, la angustia y la negatividad de no volver a ver al gran amor de mi vida.

— Lo estuve pensando... y...

— Verónica es... una...

— Maldita mierda que no puedes superar, Davis. — dijo mi compañero mientras conjuraba sus alas de manera tal que lo dejaran caminar por el cuarto.

— Verónica murió y no, no puedes matar dos veces a una persona, Ferbeth... ella murió en mis brazos y nunca volví a saber de ella.

El silencio bañó la sala, luego entró Anelizabeth, mi mejor amiga y se unió a nosotros, me hizo entrar en razón y me dio la idea de conectar con los humanos y convertirme en un diablo de la guarda para estar conectado con mis deberes y olvidar esta depresión en la que estaba hundido.

Hasta que el cielo nos separeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora