Capítulo 1: El comienzo

5 2 0
                                    


(Lila)

Casi todos los días veía a mi madre, tomándole la mano a mi abuela, mientras lloraba cuando ya no la reconocía... y me di cuenta que todo lo lindo de mi vida se iría a la basura. Ya no había colores en mi vida, solo oscuridad.

En casa de los abuelos casi no se podía estar, había ocho perros en un apartamento y de todos los tamaños y formas, cada día que iba a visitarlos la tristeza se apoderaba de mí por dentro y no me dejaba vivir. Cuando me marchaba de aquella casa sentía que mis colores se desvanecían y que ya nada tenía sentido, sin duda. Al llegar a casa fui al cuarto del fondo, donde estaba Sebastián, su cuarto era de color bordó y su cama era negra y blanca, era de dos plazas. Mi padrino me miró cuando estaba en la puerta y me hizo pasar, dijo que teníamos que hablar.

- Hola mi querida Lila. - dijo él con una sonrisa.

- ¿Qué onda? - Pregunté.

- Todo está perfecto, sólo que a veces siento que me desvanezco y que en pocos minutos dejaré de existir.

- No creo que sea algo tan exagerado. - hizo una pausa mientras nos íbamos hacia el patio para continuar la conversación. - debes ver todo de manera diferente, créeme que se hará más fácil.

- A veces es difícil cuando ves todo de la manera en la que yo miro las cosas. - le dije para que dejara de pensar en soluciones innecesarias.

Mi padrino consiguió que fuera a vivir con él para poder concentrarme en mi carrera de literatura y dejar de preocuparme por lo que está sucediendo en la familia. Yo iba algunos días a ayudar a mi madre y luego terminaba desgastada, ni ganas tenía para hablarle a Walt uno de mis mejores amigos de mi secundaria, porque hasta tomar mi celular costaba. Sebastián perdió toda esperanza en el amor después de la muerte de su mujer, Kiara, una mujer de cabello largo, ojos azulados y para él era la mujer perfecta. Su esposa falleció debido a un accidente en una autopista el treinta y uno de diciembre de 2016 y desde ese día está empernado con su recuerdo.

- El solo pensar lo que pasó con Kira... no puedo dejarte sola ni a ti, ni a tu madre.

- No puedes seguir viviendo con ese dolor Sebastián, tienes que darte cuenta de que Kiara puede ser otro ángel y ya no exista y se halla hecho polvo.

- ¡Callate insolente! - me gritó

- No lo haré... supéralo Sebastián.

- No me hagas sentir como un estúpido, Lila. - se enfadó conmigo por un momento y luego continuó un poco más calmado. - No quiero recordar una mierda del accidente.

- Y lo recuerdas... - dije con sarcasmo.

- No uses ese tono conmigo, soy tu superior.

- Sabes... mejor voy a mi cuarto.

La casa de mi padrino era una de las mansiones más destacada del barrio privado llamado Dolver Creek de Santa Victoria, su casa contenía tres pisos, el primero contaba con un baño para visitas, un living grande junto con una chimenea para el frio y contaba con otro pequeño que contaba con una televisión con un PlayStation 5 con unos sillones impecables al igual a los del espacio más grande. En el segundo piso se situaban las habitaciones con sus baños en suites y por último en el tercer piso un gimnasio pequeño, luego tenía su despacho de estudio y por último las habitaciones escritorios para estudiar y hacer tareas del colegio. Mi habitación era hermosa y la compartía con Julieta, mi prima, quien tiene un promedio de puta madre en el colegio. Su rostro y su cabello negro azulado hacían que todos los hombres se arrodillaran ante ella, porque con solo una mirada de la abeja reina, todas caían a sus pies o se convertían en piedra cada vez que la veían.

Hasta que el cielo nos separeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora