Capítulo 3: Secretos entrelazados

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(Caleb)

Las historias de los híbridos Thompson y Lila resonaron en la penumbra de la sala, creando una atmósfera cargada de misterio y emoción. La revelación de los castigos eternos que recaían sobre sus familias añadía un toque de inquietud y desafío a la conversación. Mi mirada se encontró con la de Cesar Golverk y Saint Galcafar, los seres supremos que nos contaban estas historias, mientras ellos compartían su desaprobación por mis elecciones amorosas.

— ¿Por qué te atreves a desafiar nuestras normas celestiales, Caleb? — interrogó Cesar Golverk con severidad, su voz resonando en la habitación.

— Mi corazón y mi alma no se guían por las reglas divinas o demoníacas, sino por el amor verdadero. — respondí con determinación, aunque sentía el peso de su juicio sobre mis hombros.

La tensión en la sala creció cuando planteé la posibilidad de redimir a Thompson y Lila, de mostrar que podían elegir el camino del bien a pesar de su origen. La mirada de Saint Galcafar revelaba escepticismo, como si creyera que mi propuesta era una empresa imposible.

— ¿Y qué pasa si nosotros, los ángeles y demonios, nos enamoramos de híbridos como ellos? — pregunté, sabiendo que esta cuestión afectaba no solo a Thompson y Lila, sino también a mi propia relación con Lila, hija de un demonio y un ángel.

Cesar Golverk y Saint Galcafar intercambiaron miradas significativas, como si estuvieran midiendo mis palabras y evaluando mi lealtad. Mi alma temblaba con la tensión del momento mientras esperaba su respuesta.

— Si decides amar a un híbrido, Caleb, estarás desafiando las normas de ambos mundos. — advirtió Saint Galcafar, su voz resonando con solemnidad.

— Yo amo a Lila y les prometo que ella es una persona que creció con resentimiento y secretos, los que su padre le ocultó. — insistí.

— Y estarás dispuesto a enfrentar las consecuencias de tus elecciones. — añadió Cesar Golverk con severidad, sus ojos centelleando con desaprobación.

Asentí con firmeza, aunque la incertidumbre y la preocupación por lo que el futuro podría deparar a mi relación con Lila se aferraban a mi corazón. La pasión y el amor que sentía por ella eran genuinos, pero sabía que nuestras conexiones desafiaban las normas divinas y demoníacas, poniendo en peligro no solo nuestras vidas, sino también nuestras almas.

— Le juro por Dios que sé que prometerles a ustedes y qué prometerle al amor de mi vida. — les dije calmado y creyendo en mí y en el amor que le tenía a Lila.

La conversación con los seres supremos dejó una huella de inquietud en mi ser mientras me sumía en pensamientos profundos y conflictivos. Mis emociones oscilaban entre la esperanza y el miedo, entre el deseo de proteger a Lila y el temor a las consecuencias de nuestro amor prohibido. En ese momento, me enfrentaba a un dilema que trascendía lo divino y lo humano, un dilema que determinaría no solo mi destino, sino también el de Lila y el de aquellos que amábamos.

(Lila)

Confieso que días después de haber tenido ese atrevido momento con Caleb para que supiera de antemano que con Thompson no había nada, sentí que debía relajarlo y ser un poco diablo y olvidar mis reglas morales. Cuando él se sintió con confianza, supe que ya no debía dar una mirada hacia el pasado y ver mi presente, mí hoy.

Mientras estaba en mi habitación junto a mi hermana la miré y sólo suspiré. Ella me miró y me dijo susurrando: — ¿Algo ha pasado que no me has contado?— me dijo ella mientras se preparaba para las vacaciones de verano.

Hasta que el cielo nos separeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora