Capítulo 6: Hasta que el cielo nos separe

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(Thompson)

Fernanda me hizo ver cosas que nunca imaginé que existían. Sus ojos, llenos de ternura y comprensión, me llevaron a un mundo de redención que jamás habría esperado. A lo largo de los meses, su amor y paciencia me mostraron el camino hacia una transformación personal que me parecía inalcanzable. Gracias a ella, pude dejar atrás la oscuridad de mi pasado y avanzar hacia un futuro más luminoso.

Aquí, en nuestro momento, estoy redimiéndome. Cada mirada, cada gesto de cariño, es un recordatorio constante de la persona en la que me he convertido gracias a Fernanda. Su amor inquebrantable me ha permitido reconciliarme conmigo mismo y con las acciones de mi pasado que tanto lamentaba.

Nuestro amor era único, y nada podía separarnos. A pesar de los errores y las heridas que había causado, Fernanda me había perdonado y creía en mí. Juntos, encontramos la redención y la fuerza para enfrentar el futuro con valentía.

Después de meses de deseo reprimido, finalmente, Fernanda y yo nos encontrábamos solos en nuestra habitación. No podíamos contenernos más. Con miradas llenas de pasión, nos acercamos y nos besamos. Mi corazón latía con fuerza mientras mi cuerpo se estremecía ante el tacto de Fernanda.

Mis manos acariciaban suavemente su piel, y mi respiración se aceleraba al sentir la suavidad de Fernanda debajo de mí. Los besos se volvieron más apasionados, y nuestros cuerpos se entrelazaron. No había nada más en este mundo que nosotros dos en ese momento.

Las sensaciones de amor y pasión crecían cada vez más, hasta que alcanzaron su punto máximo. Nos entregamos el uno al otro en el ápice de la pasión, sin pensar en el pasado o el futuro.

Pero luego, mientras yacíamos abrazados en la cama, Fernanda sintió que debía confesarme la verdad. Yo no podía procesar la información, estaba anonadado. No sabía cómo reaccionar ante tal revelación. Pero el amor que sentía por ella estaba por encima de cualquier cosa, incluso después de haber hecho el amor.

La tensión era palpable en la habitación, con Fernanda temiendo que lo que acababa de confesar arruinara nuestra relación. Pero la abracé y la besé, haciéndole saber que nada cambiaría entre nosotros. Que el amor que sentía por ella era real e inquebrantable. Así, continuamos abrazados, siendo uno solo, mientras el amor llenaba el ambiente y las emociones se entrelazaban.

Este año nuevo, he recordado todo lo que he vivido, desde el momento en el que me enamoré de Lila y no me correspondió, los secretos de la familia y mis padres, hasta mi pelea con Caleb, hasta esta noche en la que Fernanda y yo hemos encontrado la redención en el amor que compartimos. Estoy listo para enfrentar lo que el futuro nos depare, porque sé que, con el amor de Fernanda, nada es imposible.

(Cecilia)

El 31 de diciembre fue una linda noche, llena de amor falso, y marcada por numerosos obstáculos que había enfrentado en este mundo lleno de misterios y secretos. Mientras contemplaba el horizonte, mi mente vagaba por todos los desafíos que había superado, y las heridas que había intentado sanar.

Este mundo tenía sus rincones oscuros, escondidos a simple vista, y a menudo me había sentido atrapada en esa oscuridad. Pero también había descubierto la luz, y gracias a mi amistad con Lila y el apoyo de mis seres queridos, había encontrado la fuerza para enfrentar cualquier desafío.

Mientras estaba en mi habitación, sumida en mis pensamientos, mi padre me llamó y me dijo que un chico estaba en la puerta. Como mi cuarto estaba en el primer piso, descendí rápidamente. Esa noche, llevaba un hermoso vestido blanco, corto hasta las rodillas, que realzaba mi figura, y unos tacones de charol plateados que complementaban el atuendo de manera perfecta.

Hasta que el cielo nos separeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora