UNA VEZ MAS

73 10 0
                                        

Una vez más Mírame aquí,sentada en la penumbra de mi cuarto,llorando otra vez,sintiendo que mi corazón se rompe en silencio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Una vez más Mírame aquí,
sentada en la penumbra de mi cuarto,
llorando otra vez,
sintiendo que mi corazón se rompe en silencio.
Mírame aquí,
una vez más atrapada entre pensamientos que no cesan,
entre dudas que me carcomen,
entre recuerdos que duelen.

A veces quisiera sumergirme en mis lágrimas,
seguir su curso hasta el origen,
saber si nacen de la mente o del corazón,
y, si pudiera, detenerlas,
apagar la llama de este dolor que me atraviesa.

Mírame aquí,
limpiando mi rostro con las palmas de mis manos,
mientras las lágrimas pintan mis mejillas de rosa y fuego.
Quisiera recostar la cabeza, cerrar los ojos,
y al abrirlos, no sentir nada.
Olvidar cada tortura que mi pecho guarda,
cada noche de insomnio y angustia,
cada "no soy suficiente" que me susurra la ansiedad.

Mírame aquí,
recordando el pasado,
navegando en un río de memorias y nostalgia,
llorando por lo que fui,
por lo que perdí,
por la niña que deseaba ser perfecta y no pudo.
Me siento en un mar sin orillas,
deseando gritar el dolor crónico que me habita,
sabiendo que no siempre doy la talla,
que a veces no soy lo que esperan de mí,
ni siquiera lo que yo misma espero.

Mi ansiedad es astuta,
como una sombra que camina detrás de mis pasos,
me gana en algunas batallas,
me obliga a revisar cada decisión,
a preguntarme si hice lo correcto,
si mis elecciones fueron las mejores o las peores.
Pero he aprendido que caer también enseña,
que cada tropiezo es un maestro silencioso,
y que en la caída se forja la fuerza que aún no conocía.

Lo que mi ansiedad no sabe
es que Dios está aquí,
en silencio,
invisible, pero presente.
Él siente mi dolor como un padre siente a su hija,
y aunque me duele, sabe que estas pruebas son necesarias,
que cada lágrima, cada temblor, cada noche oscura,
es parte de mi formación, de mi carácter, de mi alma.

Puedo sentirlo recogiendo mis lágrimas
como perlas de un valor incalculable,
guardando mi dolor, transformándolo en luz,
abrazándome en silencio,
sosteniendo mi corazón con ternura infinita.
A veces le hablo de mis sueños,
y le digo con todo mi ser:

—Solo quiero sonreír y ser feliz,
viajar por el mundo en bicicleta,
con un canasto lleno de margaritas,
comer cada delicia que encuentre,
ver Italia, sus casas coloridas y llenas de flores,
correr en campos abiertos, saltar, cantar,
tocar la hierba con mis pies descalzos
y sentir la paz de ser simplemente yo.
Quiero brillar como el Sol,
sin miedo, sin cadenas, sin culpas,
solo ser yo, libre, viva, completa.

Mírame aquí,
porque aunque lloro,
aunque a veces mi pecho se siente como un volcán a punto de estallar,
sé que cada lágrima tiene un propósito,
que cada instante de oscuridad prepara el amanecer.

Mírame aquí,
respirando, lentamente,
aceptando mis fallas, mis miedos, mis dudas.
Mírame aquí,
sintiendo que, a pesar de todo,
cada lágrima me acerca más a mí misma,
más cerca de la paz que busco,
más cerca de la mujer que estoy destinada a ser.

Y cuando termine esta temporada de llanto,
cuando mis ojos se sequen y mi corazón se calme,
sabré que cada lágrima, cada suspiro,
cada batalla interna,
fue una piedra que construyó mi camino.
Porque incluso en la oscuridad más profunda,
siempre hay luz que me sostiene,
siempre hay manos invisibles que me abrazan,
y siempre hay un corazón que me recuerda:
brillas, Estrella, y el mundo te espera para verte brillar.

Hecha De Sol ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora