Esta historia es para chicos y chicas que luchan con la depresión y ansiedad, pensamientos intrusivos, el auto sabotaje hacia su propia persona.
Gritos de un cuerpo atrapado en pensamientos del futuro y recordando el dolor del pasado, donde el cuerp...
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NOCHE OSCURA
A veces deseo perderme junto al mar: sentarme en la orilla, mirar la luna lejos, y arrancar de mi cabeza los pensamientos que anuncian el miedo.
A veces quiero llorar hasta que el corazón suelte el dolor pegado a mi piel, como algo que no ha aprendido a irse.
Quisiera abrazar a mi papá y quedarme allí, llorando en su regazo. Pero mamá y papá no están. Desde siempre la vida me ha pateado como a un costal de papas. Me pregunto cómo mi corazón aguanta tantos golpes, cómo sobrevive a esta guerra privada de armas invisibles. Las ganas de vomitar me apresan el estómago. La cabeza da vueltas, el pecho se transforma en un hueco que duele, la cara se anega en lágrimas y el corazón se queda en silencio, pesado.
Quisiera gritar para expulsar años de golpes —al corazón, a la mente, al cuerpo—. A veces no estoy para charlas, y solo deseo desaparecer del mundo, quedarme conmigo misma, sin saber ni el uno por ciento de los demás.
Me dirás que soy egoísta. Tal vez. Pero necesito permitirme serlo, aunque sea una sola vez. Quiero estar sola, dejar que el océano escuche mis secretos, olvidar la voz negativa que repite dentro de mí. Sé que el mar no me ignorará; sé que escuchará, con la paciencia de siempre, mi voz rota y verdadera.