Benicio decidió no decirle nada porque ya la conoce cuando está con mal humor, decide dejarla sola y cuando sale de la oficina, se encuentra con el guardaespaldas de su amiga.
- ¿Está bien? -Preocupado. -Los escuche pelear.
-Está de mal humor. -Serio. -Es mejor que no te le acerques porque cuando está así.-Hace una mueca. -Significa peligro.
Adrián asiente al estar de acuerdo y le hace caso al consejo del abogado.
-Lo se, la señora es un poco polvorita.
- ¿Un poco? -Ríe. -Es muy buena amiga y persona pero tiene su carácter. Me acuerdo que cuando empezamos a forjar una amistad la bautice con ese apodo.
Más tarde, Victoria sale del despacho y la mirada de la mujer apunta al joven que permanece parado en la puerta.
- ¿Cuánto tiempo vas a seguir parado? Pareces una estatua.
Lo toma del brazo y lo hace entrar. El mal humor de la morena va incrementando y la nueva victima es el guardaespaldas. La mujer cierra la puerta y se cruza de brazos.
-Es mi trabajo señora, tampoco iba a entrar y entrometerme en sus cosas.
-Y eso seria lo ultimo que le faltaba. -Enojada. -Que alguien se esté entrometiendo en mis cosas.
- ¿Qué quiere señora? No entiendo que le pasa y tampoco le hice nada.
Le levanta un poco la voz y eso provoco la furia de la abogada.
-Cuidado con el tono que me estás hablando, Bustamante. -Le hace frente. -Soy tu jefa y tienes que hacer lo que yo te diga o sino te vas ya mismo de este estudio.
- ¿Ah, quieres que me vaya?
-Si. -Le grita. -Estás....
Victoria no pudo terminar la frase ya que Adrián se le abalanzo para robarle un beso. Ella tarda en reaccionar y cuando lo hace sus brazos se envuelven en la cintura del hombre, respondiéndole el beso de una manera tan fogosa que empiezan a jadear.
Ella gime despacio al sentir la lengua del guardaespaldas entrando a su boca y de un momento a otro, Adrián la lleva al escritorio y tira las cosas al piso, la sienta con cuidado y la besa de nuevo.
- ¿Estoy qué? -Le pregunta mientras jadea. -Justo en ese momento la interrumpí. -Pasando las manos por sus muslos y eso provoca que la piel de ella se erice de pies a cabeza.
Ella no dice nada, solo se deja llevar por el deseo y el mal humor es cosa del pasado.
No hubo tiempo para el juego previo, el muchacho le quito los pantalones a Victoria y desliza sus bragas por sus piernas, tira las prendas en el suelo y ella procede con desabrochar el pantalón de su guardaespaldas.
Ambos se miran con excitación, el aire de la oficina es escaso y se evapora por la temperatura que va en aumento. Ella libera la entrepierna erecta del hombre y traga saliva al tenerlo en su mano, sube y baja su mano mientras lo masturba y Adrián inclina su cabeza para besar su cuello.
Jadean por el deseo que sienten uno por el otro y este se pone en medio de las piernas de su jefa. La cabeza de su virilidad acaricia el clítoris de Victoria y ella se muerde los labios para que no se la escuche hasta que cierra los ojos al sentir como se desliza lentamente en su vagina.
Adrián hace lo mismo, cierra los ojos al sentir las paredes de su vagina al embestirla y la besa de nuevo, callan sus gemidos en el beso y empieza a empujarla con fuerza. Una y otra vez, mueve su pelvis entrando y saliendo de la feminidad de la abogada y las uñas se clavan en la fuerte espalda a través de la tela.
Sigue embistiéndola y lo siente cada vez más profundo provocando un escalofrió de placer en toda su columna vertebral y muerde su labio para no gritar.
En esa oficina solo hay éxtasis, placer y ambos están descargando la tensión que hubo entre ellos en estás dos semanas. Sin embargo, no podrán apagar el fuego con un solo encuentro sexual.
Los ojos verdes se abren de par en par al sentirlo tan profundo, tan rápido y se está sintiendo tan bien sexualmente. Adrián la atrae hacia su pecho y se besan apasionadamente.
Duraron un tiempo así, entre suspiros y gemidos ahogados gracias a los besos fogosos de ambos hasta que llegan al clímax y quedaron desbordados en la esquina del escritorio.
Ella tiene los ojos cerrados y echa la cabeza hacia atrás.
- ¿Estoy despedido? -Sonríe pícaramente.
-Cállate y bésame. -Susurra con dureza.
Eso sonó como una orden y el joven le hace caso a su jefa, la besa apasionadamente y la mujer se deja vencer por lo que siente su cuerpo.
Adrián la envuelve con sus brazos y sigue besándola con devoción, disfrutando de sus labios carnosos.
Más tarde, termina de ponerse los pantalones y observa la sonrisa placentera de su guardaespaldas, arquea una ceja y se sienta en el escritorio.
-Borra esa sonrisa de tu boca.
- ¿Por qué tendría que borrarla? La pase muy bien y estoy de buen humor.
-Ay que bueno porque es la primera y la última vez que la vas a pasar muy bien.
- ¿Y por qué? Si a usted también le gusto mucho lo que paso entre nosotros. -Acaricia su mejilla. -No lo niegue.
-Es que no lo voy a negar pero no volverá a suceder. -Sonríe.
-A mi me parece que si... yo se que le gusto. -Le da otro beso.
- ¿Gustarme? -Rie. -Puede que seas lindo, no lo voy a negar pero Victoria Lugones nunca va a perder la cabeza y menos por un hombre.
-No se crea, vera que va a perder la cabeza por mí. -Le hace frente.
-Sigue soñando querido. -Lo mira mientras se burla del guardaespaldas. -Voy a almorzar, acompáñame.
Apoya la mano en la mejilla del hombre y besa su mejilla antes de salir del despacho, dejándolo solo con una sonrisa en su rostro.
-Yo se que le gusto. -Susurra y está seguro de lo que está diciendo.
Da media vuelta y sigue a su jefa.
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Instantes
RomanceUn solo instante bastará para cambiar las vidas de Victoria y Emilia. Victoria es una hermosa abogada, quien no se deja intimidar por alguien y por un evento del pasado, juro que nunca perderia la cabeza por un hombre. Lo que la abogada no sabe, e...