Capítulo 49 "Insegura"

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Al otro día, Ben está pensativo en su oficina y se queda con la mirada perdida por un buen tiempo.

Había quedado con ir a buscar a Emilia en el Ateneo y llevarla a almorzar, no obstante, tiene otra idea en mente y necesita la ayuda de su amiga.

En ese momento, Victoria entra para dejarle unos papeles y nota que está ido.

- ¿Pasa algo? -Curiosa.

-No... estaba pensando y necesito tu ayuda.

- ¿Qué necesitas?

-Necesito que la entretengas en el Ateneo, vayan a almorzar y después la voy a buscar para darle una sorpresa.

Benicio agarra su portafolios, la abre y saca de allí una pequeña caja negra. La morena se da cuenta de que es y lo mira con una sonrisa. La abogada agarra la caja y se encuentra con un hermoso anillo con una piedra de esmeralda.

-La piedra que a ella le encanta. -Sonríe. -Con que casamiento.

- ¿Crees que va a decir que sí? -Nervioso.

-Obvio. Fueron creados uno para el otro. -Contenta. -Ella va a decir que sí.

Ben se pone colorado, sintiéndose tan emocionado por llegar a ese momento en que le pida su mano.

Más tarde, Emilia está en su trabajo cuando recibe la llamada del abogado, toma la cartera y al agarrar el celular, atiende con buen humor.

-Hola mi vida, ¿Cómo te va con el trabajo?

-Hola amor, por eso te llamaba. -Lo escucha triste. -Tengo mucho trabajo y no voy a poder ir a buscarte para almorzar.

Ella suspira sintiéndose un poco triste pero lo entiende.

-Está bien, ¿sabes a que hora vas a terminar?

La mujer lo escucha bastante raro y no sabe bien que le pasa. El hombre duda por unos segundos.

-No lo sé... puede ser que tengas que tomar el subte para ir a casa.

-Bueno, entonces te espero en casa.

-Te amo mi vida. Cuídate.

-Yo también.

Deja el cinturón de su cartera y se lleva las manos a su vientre, no sabe si son las hormonas que la ponen insegura pero no le gusto para nada el tono que utilizo Benicio para hablar con ella y eso la hace desconfiar.

Suspira desganada y mira la hora en su reloj pulsera. El hambre la está matando y cuando deja su puesto para salir de la librería, se encuentra con Vicky quien cruza la entrada.

-Hola Emi. -Le da un beso en la mejilla y lleva una de sus manos al vientre. - ¿Y como están mis sobrinas?

-Me llamo Ben... Lo escuche bastante raro.

- ¿Si? ¿Te dijo algo?

-Que tiene mucho trabajo y que no podía venir para almorzar. Siento que me está ocultando algo.

-No es así, Emi. -Trata de calmarla. -Es verdad, Ben tiene mucho trabajo y quiere terminarlo lo antes posible.

- ¿En serio lo dices?

-Ay Emi. -Sonríe. -Ben está loco por vos, nunca haría algo que te lastime.

-Es que siento que me está ocultando algo raro. -Segura.

-Te aseguro que no y como mi amigo no viene para almorzar, iremos nosotras. -Envolviendo sus hombros con su brazo.

Emilia asiente y suspira en silencio. Las amigas cruzan la entrada y salen a la calle.

Benicio esta con los preparativos de su sorpresa y le manda un mensaje a Victoria para saber como está Emilia.

"¿Estás con Emi?"

Está ansioso y recibe el mensaje de su amiga unos minutos después.

"Si, estamos comiendo. Emilia está desconfiando, piensa que le estás ocultando algo".

Suspira al sentirse mal por lo que está haciendo pero quiere seguir con su sorpresa.

"Ya voy para allá, no se vayan de ahí".

Victoria lee la respuesta y guarda el celular.

-Si también tienes mucho trabajo no te preocupes por mí.

-Para nada. -Sonríe. -Era Adrián.

Emilia asiente en silencio y sigue comiendo su almuerzo.

Ben tardo media hora en tomar presencia en la cafetería y la rubia lo ve acercándose a su mesa.

-Hola mi amor.

Se agacha para besarla y acaricia su mejilla.

- ¿Me la puedo llevar? -Mirando a la morena. -Tengo que llevarla a su sorpresa.

Emilia observa a su amiga, quien muestra una sonrisa cómplice.

- ¿Lo sabias?

-Te va a gustar la sorpresa. -Animada.

Benicio la ayuda a ponerse de pie y la saca del lugar.

- ¿A dónde me llevas?

-Es una sorpresa mi vida. -Vuelve a besarla. -Vicky me conto todo y siento mucho que hayas pensado mal, quería ganar tiempo para preparar la sorpresa para vos.

Las hormonas la están haciendo enloquecer y se siente tan mal por desconfiar de Ben.

Entran al auto y utiliza un pañuelo para cubrir sus ojos.

- ¿De nuevo? -Rie. -No es la primera vez que lo haces.

-Y tampoco la última.

-Ya se te está haciendo una costumbre.

Besa su mejilla y enciende el motor.

El abogado maneja con precaución y ella se pone ansiosa por saber que sorpresa le tiene preparada. Solo toman unos minutos más para llegar al parque y estaciona el coche.

-Ya llegamos, mi amor.

Le saca el cinturón de seguridad y al salir del auto, la saca con cuidado y la guía hasta el templete griego, donde está perfectamente decorado para la sorpresa.

Frenan el paso al llegar al camino de las figuras y Ben le saca el pañuelo de los ojos.

Los ojos azules de la mujer se iluminan al ver lo hermoso que se ve el templete y mira a Ben con una sonrisa maravillosa.

Sus dedos quedan entrelazados y caminan hasta el templete. Suben las pequeñas escaleras y mira contenta las rosas que están colocadas en una mesa. Cuando mueve el cuerpo para mirarlo, lo encuentra arrodillado y con una caja negra.

-Lamento que hayas desconfiado pero toda está sorpresa fue por una enorme razón. -Emocionado. -Todo esté tiempo espere que seas una mujer libre para pedir tu mano y formar la hermosa familia que viene en camino. Porque quiero estar con vos toda mi vida, amarte y compartir todos estos momentos de enorme felicidad que me transmiten porque a pesar que antes no podíamos estar juntos, tu eras, eres y vas a ser siempre mi felicidad, eso no va a cambiar nunca.

Las lagrimas de la mujer empiezan a caer por sus mejillas al sentirse tan feliz y su corazón late con fuerza.

- ¿Te quieres casar conmigo?

Ella llora con más fuerza por sentir tantas emociones y asiente.

-Si, mi amor. Quiero ser tu esposa.

Ben se pone de pie y la toma en brazos, girando en círculos y ambos rien sin parar, siendo victimas de la felicidad que les está regalando la vida.

Emilia envuelve los brazos alrededor de su cuello y unen sus labios en un beso tan glorioso que sus almas se elevan al cielo.


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