Capítulo 25 "¿Que dijiste?"

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Victoria junta sus cosas antes de unirse a su guardaespaldas y emprender su camino hasta la casa. Agarra su cartera y ambos caminan hasta el auto, una vez que están adentro, el hombre enciende el motor y acelera.

Adrián está manejando en la calle cuando por una plaza principal hay muchas parejas bailando salsa y Victoria se les queda mirando muy entretenida mientras el semáforo en rojo. Ella tiene tantas ganas de bailar y no se va a quedar con las ganas.

- ¿Puedes estacionar por acá? -Le ruega.

- ¿Para qué? -Confundido. - ¿Qué paso?

No entiende nada de lo que está pasando porque está tan atento a la calle que no mira hacia los costados.

-Por favor Adrián, quiero bajar. -Hace puchero. -Porfi, porfi. Déjame bajar.

El joven suspira sin entender nada de lo que está pasando, aún así, le hace caso y estaciona a unos metros de distancia. Al bajar, este se da cuenta que la mujer camina en dirección a la plaza y la detiene.

-Es peligroso polvorita.

- ¿Piensas que van a querer matarme en frente de mucha gente?

-Ay Victoria eres cabeza dura, corres peligro. -Nervioso por ella.

- ¿Por qué no te calmas y bailas conmigo?

Agarra sus manos y lo lleva a rastra.

Se unen a las demás parejas y Adrián no sabe si seguirle el juego porque no sabe bailar y menos salsa.

Empieza a sonar la canción y ella sonríe al quedar frente a el guardaespaldas.

-No se bailar Victoria.

-No importa, yo te ayudo. -Sonríe.

"Incontables son las veces que he tratado
De olvidarla y no he logrado arrancarla
Ni un segundo de mi mente
Porque ella sabe todo mi pasado
Me conoce demasiado
Y es posible que por eso se aproveche".

Ella agarra la mano izquierda del hombre y la deja en su espalda, entrelaza sus dedos con la mano derecha de este, sus pechos quedan unidos y la abogada lo ayuda en mover las caderas. Adrián trata de seguirla con el movimiento de caderas.

"Porque yo, en el amor, soy un idiota
Que ha sufrido mil derrotas
Que no tengo fuerzas para defenderme
Pero, ella casi siempre se aprovecha
Unas veces me desprecia
Y, otras veces, lo hace para entretenerme y es así".

La canción va pasando y la pareja sonríe mientras se dejan llevar por el ritmo de la canción, el hombre utiliza el brazo para darle vuelta en 360 grados y luego la inclina hacia atrás.

Disfrutan del momento de estar bailando en la plaza y ella rie al ver lo patadura que es el guardaespaldas al mover los pies con dureza.

-Yo te dije que no se bailar. -Rie con ella.

-Pero lo haces muy bien. -Animada.

"Una víctima total de sus antojos
Pero un día abrí los ojos
Y con rabia la arranqué de mi memoria
Poco a poco, fui saliendo hacia adelante
Y en los brazos de otra amante
Pude terminar, al fin, con esta historia"

Las carcajadas reinan en ese momento y se quedaron bailando en esa plaza por un rato más. Tiempo después, ambos entran a la casa y el hombre está agotado por todo lo que bailo.

-Hace mucho que no bailaba. -Contenta. - ¿Cómo la pasaste?

-Bien pero no puedes hacer eso, mi amor. -Severo. -Acodarte que te volvieron amenazar.

-Ay Adrián no exageres. -Suspira y se sienta en el sofá. -Además quiero seguir viviendo mi vida normal como era antes de que intentaran asesinarme.

-Sabes que por un tiempo no va a ser así.

Ella toma su mano y hace que se siente a su lado.

- ¿No entiendes que me siento segura con vos? Se que no me va a pasar nada porque estás conmigo.

El guardaespaldas sonríe y toma su mano antes de besar sus labios. Ella suspira y suelta lo que tanto contuvo.

-Te amo Adrián. -Susurra.

El joven la escucha y su corazón dejo de latir.

- ¿Qué dijiste?

Lo mira con lagrimas en los ojos y sonríe.

-Que te amo, sordo. -Rie. - ¿Acaso no escuchas?

-Es que me quería asegurar de que no estuviera soñando.

Lo golpea suavemente y se sienta a horcajadas antes de besarlo apasionadamente. Ahora que le dijo la verdad, siente una tremenda paz en su corazón y sabe que no la va a lastimar.

Después de la confesión de Victoria, pasaron dos meses y la pareja viven sus días con una felicidad inmensa, disfrutando de todos los días que el amor les regala y gracias a Dios, la mujer no está corriendo peligro.

Al mismo tiempo, Emilia y Benicio siguen manteniendo en secreto su romance y la rubia se dio cuenta de lo ama con tanta intensidad que no quiere estar separada del abogado, Ben es consciente de eso y está que se derrite saber que ella lo ama como lo hace por Emilia.

Sin embargo, la mujer le sigue teniendo miedo a su marido y más por su hijo. Le aterra la idea de que Facundo le pueda hacer daño. No sabe que hacer porque no quiere dejar a Benicio.

Para su suerte, hace semanas que Facundo dejo de golpearla y ella trata de mantenerse tranquila para que este no sospeche.

Ahora yace desnuda en la cama, apoyando la cabeza en el pecho de Ben y este la abraza con fuerza, está tiembla al sentirse tan bien de estar entre sus brazos y sonríe con dulzura.

-Quiero que te quedes conmigo está noche, bebé. -Acaricia su cabello y le ruega con la mirada.

-A mí también. -Suspira. -Pero lamentablemente no puedo, Facundo puede sospechar.

El moreno asiente mientras se lamenta no poder tener a la mujer que ama entre sus brazos. Desea con todas sus fuerzas que Emilia abandone a su marido pero hay tantas cosas que el no entiende.

-Te voy a extrañar. -Se lamenta.

-Yo también. -Acaricia su pecho y suspira con tristeza.

-No quiero que me dejes... -Asustado.

Sus miradas se topan y ella lo besa profundamente, ese beso le roba la respiración y este queda completamente loco, la abraza con fuerza dispuesto a no dejarla ir.

-No te voy a dejar, mi amor. -Sonríe con tristeza. -Te amo mi amor.

- ¿Entonces porque no lo dejas? -Le ruega. -Se que el lo va a entender.

La rubia cierra los ojos y cubre su rostro en el pecho del abogado.

-Dame tiempo Ben. -Asustada. -Solo quiero que me des tiempo.

Ben toma su mano y besa su dorso antes de asentir.

-Voy a esperarte todo el tiempo que quieras pero tienes que saber que no voy a dejar de luchar por vos.

Los ojos azules lo miran con un brillo lleno de amor y ambos se abrazan con fuerza.

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