Facundo está trabajando en su oficina cuando su hijo le muestra su trabajo ya terminado. El hombre ve los planos y este los mira seriamente.
-Está bien, puedes entregárselo a Natalia.
El muchacho asiente y enrolla los planos. Se toma su tiempo para mirar a su padre con atención y lo mira extrañado.
- ¿Sigues molesto?
- ¿Por qué tendría que estarlo?
-Por lo de mamá. -Da en el clavo al ver como su padre suspira. -No puedes ponerte así solamente porque vive su vida, tiene todo el derecho como vos lo haces y ella no te reprocha nada.
-Yo trabajo todo el día. -Enojado. -Ella se la pasa con sus amigas y anda a saber en que otras cosas más.
- ¿Qué quieres decir? -Arquea una ceja.
- ¿En serio sigues pensando que tu madre es una santa?
-Escúchame una cosa papá. -Serio. -No te voy a permitir que digas eso de mi mama, no voy a dejar que le faltes el respeto.
-Solo te voy a pedir algo, no te metas en nuestro matrimonio porque son problemas de nosotros dos. -Le advierte. -De nadie más.
-Me voy a meter porque le estás faltando el respeto, ¿te estás escuchando? Y para serte franco, entendería a mamá si elige estar con otro y más al saber lo injusto que eres con ella.
El joven termina de hablar y se va antes de que la situación empeore. Facundo golpea el escritorio y aprieta los dientes.
Mientras, Emilia yace acostada boca arriba sobre el colchón. Disfrutando el camino de besos desde sus pechos hasta su estómago, besa despacio cada parte de su piel y ella ronronea, cerrando los ojos con fuerza y todo colapso cuando Ben separa sus piernas y se mete entre ellas. Ella traga saliva al contener la respiración y echa la cabeza hacia atrás al sentir la lengua húmeda en sus labios vaginales hasta llegar a su clítoris, sus piernas tiemblan al sentir un cosquilleo que le llego al alma. Jadea en voz baja y sus manos tiran las sabanas de la cama mientras Ben sigue saboreándola con amor, dándole todo el placer que la rubia merece y el placer se fue incrementando cada vez más. Su lengua serpentea una y otra vez sobre su clítoris hinchado, empapándola cada vez más y disfruta de su sabor.
La mujer llega al abismo por el goce que está sintiendo hasta que llega al clímax y su respiración es errática, su pecho sube y baja rápidamente al ser victima del orgasmo.
Benicio sonríe al verla así, perdiéndose en el disfrute y besa con ternura sus muslos internos y se acerca enseguida a la mujer que tanto ama. Se coloca encima de ella y se miran con amor, disfrutando del momento de poder estar juntos sin que nadie importe, solo ellos dos.
Se tomo el tiempo para conocer el maravilloso cuerpo de la mujer y se tomo el tiempo de acariciar cada rastro de su piel desnuda, provocando que la piel sea de gallina y le roba suspiros. Escucharla de esa manera fue música para sus oídos, excitándose más por ella. Su entrepierna le duele por lo dura e hinchada que se encuentra y se muere de ganas de introducirse en su interior.
Hasta que ese momento mágico termina pasando, encontrando ese paraíso que busco por años y ambos gimen al quedar unidos en cuerpo y alma.
Empieza a moverse, encontrando un ritmo que a los dos los hace temblar y sus pieles empiezan a arder por la pasión que emanan. Ambos se miran a los ojos y Ben se toma cada segundo para rememorar cada expresión de lujuria, como sus ojos azules se dilatan por la excitación, esa boca rosada se abre para dejar escapar los gemidos que salen de su interior y siente que está en el cielo.
Sus cuerpos parecen que flotan en ese momento glorioso en el que ambos se mueven y jadean en voz alta, el abogado apoya las manos en su cabello, enredándose en sus bucles rubios y procede a besarla con dulzura.
Minutos después, ella se sienta a horcajadas sobre la virilidad de Benicio y grita al ser penetrada de nuevo. Ambos yacen sentados sobre el colchón y el sudor se hace evidente en sus cuerpos desnudos.
-Te amo tanto bebé... -Suspira entre el amor y el placer. -Ohhh... te sientes tan bien.
Ella jadea de nuevo al escucharlo gruñir en cada cabalgata que da, lo siente profundo en su interior y son incapaces de quedarse callados. Entregándose por completo por lo que sienten.
-Ahhhh. -Emilia gime y echa la cabeza hacia atrás. -Ahhh Ben... ay así. Si, así, así... ahhh ahhhhh. -Cabalgándolo con más fuerza.
El abogado aprovecha ese instante para llevar uno de sus senos a su boca, mamando sin prisas y mordisquea ligeramente sus pezones rosados.
Eso la hace colapsar en mareas de placer y se viene enseguida, temblando sin poder controlar su cuerpo y el hombre la abraza con fuerza, manteniéndola en su sitio y lleva sus manos a su trasero para aumentar sus movimientos. Las uñas de la mujer se clavan en la espalda de su amante y lejos de arderle, provocan que este se enloquezca por completo.
Siguen haciendo el amor hasta que llegan a la cima y ambos explotan, ella se viene de nuevo y el gruñe sin poder controlar todo lo que siente.
Suspiran y se quedan abrazados, los dedos del moreno se desparraman sobre la espalda suave de la rubia y sonríen contentos, no queriendo salir nunca más del paraíso.
Juntan sus frentes y ella trata de encontrar el ritmo de sus respiraciones. Este lleva su cabello rubio hacia atrás antes de hablarle entre suspiros.
-Me tienes tan enamorado. -Besa su torso, provocando que Emilia no pueda respirar con normalidad. -Eres magnifica, única... ay dios mío, ¿Qué me estás haciendo? -Enloquecido. -Me estás volviendo loco.
La mujer rie con ternura y apoya la cabeza en su hombro, llenando su nariz con el aroma varonil de Ben y respira en paz, sintiéndose segura con él.
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Instantes
Roman d'amourUn solo instante bastará para cambiar las vidas de Victoria y Emilia. Victoria es una hermosa abogada, quien no se deja intimidar por alguien y por un evento del pasado, juro que nunca perderia la cabeza por un hombre. Lo que la abogada no sabe, e...