Capítulo 22 "Origen"

92 17 3
                                    

Mientras está desayunando, Benicio está pensando en Emilia, deseando verla y agarra su celular que estaba cargando. Abre la casilla de mensajes y empieza a escribirle para saber si va a estar libre después del trabajo.

Aprieta a enviar y espera su respuesta.

"Estoy pensando en vos... ¿tienes algo que hacer después de su trabajo?

Deja el celular sobre la mesa y piensa en la sorpresa que le hará a su amor.

Espera a que le conteste y a pesar de dar un paso realmente importante se siente tan nervioso como la primera vez. Su mente se llena de recuerdos y deja de respirar al llegar al origen de todo.

Lo recuerda como si hubiera sido ayer y es consciente que lo mantendrá latente hasta el día que deje de existir.

El origen de su amor por Emilia y que todo cobrara sentido.

Recuerdos de Benicio:

20 años atrás:

Benicio está acompañando a Victoria hacia la salida de la facultad de ingeniería y la muchacha mira a todos lados esperando a su amiga incondicional.

- ¿Te dijo que venía? Se le está haciendo un poco tarde. -Mira el reloj.

-Si... ayer me aviso que estaría acá una vez que termine mi jornada de clases. -Confundida. -Capaz que se atraso por el viaje, siempre hay mucho trafico a está hora.

-Debe ser.

El estudiante estaba por despedir a su amiga, dispuesto a irse porque tenía cosas que hacer pero eso se esfumo en el momento que alcanzo a ver a una jovencita asomándose en el lado izquierdo de la escalinata de la universidad.

-Ahí está. -Dice Vicky. -Ella es mi mejor amiga.

Benicio la ve desde lejos pero quedo deslumbrado al ver a la rubia. Ella sonrié al subir las escalinatas y se apura para llegar a su amiga, empieza dando saltitos y corre hacia su amiga.


Todo fue en cámara lenta para el joven y así quería que fuera para poder apreciar cada momento del rostro de la muchacha alegre, quien quedo completamente hechizado por la rubia de ojos azules

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Todo fue en cámara lenta para el joven y así quería que fuera para poder apreciar cada momento del rostro de la muchacha alegre, quien quedo completamente hechizado por la rubia de ojos azules. A pesar de que pasaron unos segundos, no puede reaccionar y sus ojos negros siguen mirándola con atención.

Nunca vio a una mujer tan hermosa y tan alegre como ella, la chica lleva su cabello rubio hasta por encima de las orejas y una sonrisa tierna que lo dejo más tonto que antes.

-Te presento a mi nuevo amigo, Benicio. Ella es Emilia, mi mejor amiga.

La muchacha sonríe en dirección a Benicio y se dan un beso en la mejilla. Su corazón late rápidamente por la ansiedad y se obliga a no hacer nada de lo que pueda llegar a avergonzarlo.

-Mucho gusto Ben. -Animada.

-Igual. -Nervioso. -Mucho gusto. -Sonríe.

Los ojos de la chica lo observan con calidez y transparencia.

-Bueno Ben, ya nos tenemos que ir. -Victoria corta el momento. -Muchas gracias por acompañarme.

-No es nada. -Mirando a Emilia. -Y de nuevo, mucho gusto.

La rubia asiente antes de regalarle otra sonrisa y ambos se despiden.

Y allí se queda mirando como la joven se va alejando lentamente, perdiéndose en la calle y Ben solo desea volverla a ver una vez más.

Fin recuerdos de Benicio.

Pasaron 20 años y ella no cambio en nada, sigue siendo esa mujercita tierna y hermosa que conoció en esa salida de la facultad. Esa chica que le robo su corazón con solamente haber visto su sonrisa.

Se queda en la luna, recordando todo lo que paso en estos días y sus ojos se llenan de felicidad.

El timbre de su celular empieza a sonar y se da cuenta que es un mensaje de Emilia, lo abre rápidamente y entra en la casilla de mensajes.

"Hoy salgo más temprano, a las 4. ¿Te parece bien? Yo también estaba pensando en vos".

Termina de leer el mensaje y su sonrisa se agiganta más, al igual que su pecho y le contesta en un pestañeo.

"Estaré esperándote en el Ateneo a esa hora para darte una sorpresa. Te amo".

Guarda su celular antes de poner manos a la obra para mimar a Emilia y regalarle un día que ella merece.

Laura está en su lugar de trabajo cuando Eduardo irrumpe en su oficina sin haberse anunciado con su secretaria.

- ¿Qué te pasa? -Confundida.

-Ese hijo de puta. -Furioso. -Ese guardaespaldas de mierda se quedo con Victoria. -Fuera de sí. -Me dejo por ese imbécil, dio por terminado lo nuestro.

No le responde nada, solo se queda procesando lo que el hombre le está explicando y se pone de pie.

- ¿Cuándo te dijo todo eso?

-Hoy, fui a su casa con la idea de quedarme con ella todo el día y me dijo que quería hablar seriamente. -Suspira. -Me siento tan tonto.

-Yo te dije que solamente te utilizaría. -Seria. -Ella nunca se iba a enamorar de vos e igualmente eras su perro faldero.

Le dice eso con despecho y respira hondo, interiormente está molesta porque los hombres que quiere para ella siempre se los queda Victoria y eso la hace enfurecer cada vez más.

- ¿Qué vas a hacer? Porque sabes que ella es determinante con sus decisiones.

-No me importa si ya lo decidió. No me voy a hacer a un lado y menos el campo libre para ese estúpido... no me voy a dejar vencer.

-Y así terminar con la poca dignidad que te queda. -Niega suavemente. - ¿Hasta cuándo seguirás así Eduardo? No es vida que le entregues tu vida a alguien que no lo merece. -Se cruza de brazos. -Ya basta con lo mismo.

-Hasta que ella me ame. -Firme. -Y nadie va a poder hacer que cambie de opinión.

Laura no dice nada y deja de mirarlo. A pesar de todo, le duele el rechazo de Eduardo y se queda en silencio. Como quisiera no estar enamorada de el pero hay cosas que nunca cambian, más si se ama con el corazón.

Y nunca lo harán.


InstantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora