Capítulo 20

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"Mi preciosa Lady Rosset, he intentado tomar distancia, pero el solo hecho de alejarme de su persona sería fatídico, puesto que usted es una dama especial. Sé que no me he allegado a usted con las mejores palabras, pero no deseo más que disculparme por los errores que he cometido.

Nos vemos hoy a las cinco de la tarde a las afueras de la cabaña Riley, le imploro que venga.

Un caballero que anhela verle".

¿Errores que he cometido? ¿Sería este hombre nuevamente? Sin tener pista alguna del caballero que escribió la carta, me quedaron mil y una dudas. Lo podría relacionar fácilmente con Lord... Lilian, hasta su nombre, me costaba pensar, pero ¿Era capaz de seguir sus juegos después de todo lo que había pasado?

El corazón me subió hasta la garganta, y se me sudaron las manos. No sabía si debía ir, o si simplemente ocultarme bajo las sábanas de mi cama para no poder ser encontrada jamás. Tal vez... ¿Debería ser valiente y enfrentar a mis demonios? Colocarme a su frente y decirle con toda dicha que ya no me duele más su ausencia, que él ya no iba a existir más en mi mundo, que ya mi corazón estaba curado de él y que... Deseaba cada día jamás haberme topado con él.

No le diría a nadie sobre este encuentro, era demasiado arriesgado. La cabaña a la que me había citado estaba a diez minutos a caballo, en senderos dónde nadie podría verme si montaba alguno por mí misma.

Ese lugar era solo para eventos especiales pertenecientes a los Percy, quien le habían apoyado como "Riley" después de que esa niña, Prima del Conde Percy, se ahogara en un lago cercano. Algo siniestro debo de decir...

Me di un baño largo, me vestí sin la ayuda de las doncellas y rápidamente salí hacia los establos. Mi cuerpo temblaba de solo pensar en... Verlo de nuevo, era escalofriante porque sería como ver a un fantasma. También estaba aterrada porque mi corazón aún no superaba sus besos, su atención y su compañía... Podría caer en su juego nuevamente y si se podría morir de tristeza, seguro me tocaría morir, por ello cuando me vuelva a dar cuenta que solo fue una ilusión.

—¿A dónde irás?— escuché una voz, al girarme, mis ojos se posaron en la pequeña Anette.

—Iré a pasear un rato, no le digas a nadie— advertí encaminando al caballo fuera del establo.

—Rosset, ¿También te convertirás en Julieta pretendiendo que todo está bien?— refunfuño cruzándose de brazos. —basta de secretos, estoy cansada de que no me cuenten nada... O que tenga que descubrirlo por casualidad. Hacen cosas impropias y me dicen que guarde silencio ¿Acaso se han puesto a pensar las repercusiones que tendrán sus actos en mí? ¿En la familia?

Suspire y pose mi mano sobre su hombro. —Tienes toda la razón... Hemos sido unas tontas contigo— respondí. — no es mi intención guardar secretos, solo que me da vergüenza que se enteren de que nuevamente voy a verlo— cubrí mi rostro con mis manos, estaba apenada con Anette.

—¿A ver a quién?— preguntó. — a Lord...

—Sí... A Lord Lilian. Jamás pensé que volvería a decir ese nombre— trague grueso. —me escribió una carta pidiendo que fuera a verlo, pero... No estoy segura de que sea él, la carta la firmo como "un caballero que anhela verle". Asumo que es el Lord por qué, sino ¿Quién más podría ser? Ha estado desaparecido desde hace tanto, que solo así captaría mi atención sin levantar sospechas.

—Puedo—puedo acompañarte— inquirió. —Lord Lilian ha roto tu corazón muchas veces, y no me fío de él... Debemos tener los ojos bien abiertos y ahora que me has contado, no me atrevo a dejarte partir sola conociendo los peligros del bosque.

Yo solo asentí, aceptando que Anette me acompañará. La verdad es que yo también desconfiaba de todo a mi alrededor, y sobre todo por esa citación tan extraña en una cabaña a las afueras del palacio.

Ambas montamos el mismo caballo y cabalgamos poco a poco mucho antes de que oscureciera para nuestra precaución, de noche es muy difícil diferenciar entre una cosa y otra.

Tenía todo el cuerpo helado y el clima estaba nublado, temblábamos del frío. Estaba muy al pendiente de no ser vistas por nadie, sobre todo porque Anette estaba conmigo... No quería que su reputación fuera manchada y machacada cómo la de Julieta, fue llevada al infierno por Birmingham.

Llegamos a las afueras de la cabaña, era un lugar algo sombrío, pero era por la temporada de lluvias y neblina. Recordé visitarlo por primera vez y sentirlo un lugar muy cálido, lleno de paz y tranquilidad a pesar del trágico destino de Riley.

Bajamos del caballo, y por la ventana de esa cabaña de roble, se podía visualizar la silueta de un hombre posada frente a un librero. Mi corazón sintió nuevamente un tirón, por lo que podía ver... La estatura del mismo, y la manera en la que vestía parecía ser él... El Vizconde Lilian. Mi cuerpo se agrietó y la garganta se me atosigo, no obstante mi alma sabía que necesitaba hablarle para cerrar esta pesadez que encadenaba mi vida a pensar en lo que no pudo ser.

—¿Quieres que te acompañe adentro?— preguntó Anette al ver también por la ventana. —si no te sientes segura... Igualmente, estaré aquí esperándote, Rosset— dijo apretando mi mano con fuerza.

—Gracias Anette, no tardaré... — solté su mano y con la valentía que nunca había tenido, mis pies me dirigieron hasta la puerta. La abrí poco a poco, intentado no hacerla rasguñar el suelo por lo vieja de la misma. Camine por la cocina, todo tenía polvo y telañara... Estaba un poco olvidada.

Ahí estaba él, con la cabeza baja leyendo algo entre manos, posiblemente un libro. Vestía un traje elegante, de esos que usan solo para grandes ocasiones. Yo caminé lentamente hacia su dirección, y la madera del suelo rechino. Él volteó poca mente su rostro al escuchar mi presencia, viéndome de reojo.

Mi corazón se detuvo.

Mi aliento se contuvo.

Mis ojos perdieron la esperanza.

No sabía quién era ese hombre, pero me emboscó y se abalanzó sobre mi cuerpo para despojarme de mi alma.

Gracias por leer!
Estuve sin actualizar por vacaciones/bloqueo, lamento tenerlas olvidadas fieles lectoras y amigas♥️ trataré de publicar el siguiente capítulo lo más pronto posible.

Canción para pasar el rato:
—Runaway— Aurora.







En los brazos del Vizconde De BirminghamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora