Capítulo 38

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Saque mi cabeza, poca mente del marco de la puerta para visualizar a los alrededores, ningún sirviente podía verme así, sería catastrófica la interrogación a la que me condenarían al verme saliendo de la habitación de invitados en camisón, despeinada y sin saber quién me acompañaba.

Camine en puntillas hasta mi habitación, y cerré la puerta con cuidado. Julieta y Anette dormían profundamente, boca arriba y con grandes ronquidos que hacían eco. Me senté sobre la cama cuidadosamente, pero el rechinido de la madera despertó a Anette.

—¿Dónde estabas? — preguntó de repente con una mirada juzgadora.

—Fui a pedirle agua a alguna doncella... Me levanté y el agua se había terminado— respondí sonriéndole fingidamente.

Anette se sentó, bostezo y estiró su cuerpo. Miró a los alrededores de la habitación y concentró su mirada en la mesita de noche que tenía una jarra de agua llena, eso me hizo tragar grueso. —Rosset... Dijimos que no más mentiras— advirtió. —Ambas sabemos que ese hombre está aquí... No soy quién para impedirte nada, pero te aconsejo que guardes tu corazón en una cajita de un material impenetrable, porque si yo que soy tu hermana no puedo soportar el hecho de la tragedia que Lilian y tú han atravesado, no me imagino el inmenso dolor que volverás a revivir si regresas a ese pasado catastrófico.

Era simplemente vergonzoso contarle a mi hermana que después de todo... volví a caer en los brazos de Lilian, ya sin alguna ilusión, pero que me había entregado en cuerpo y alma a lo más íntimo que pueden estar dos personas, entre confirmaciones y besos, sentimos el amor a flor de piel. —Anette, estoy consciente que Lord Lilian y yo jamás podremos estar juntos, hasta me ha jurado que nos casaremos, pero sé que aunque lo deseemos con lo más fuerte del corazón, eso no va a ser posible. ¡Por primera vez, he dejado de hacerme una fantasía de lo que podría ser y estoy viviendo! ¡Dios mío, estoy viviendo por primera vez! Ni siquiera he podido creer eso de mí... Y estoy conforme con la vida, de que esto termine al llegar a Cork. Ambos tomaremos nuestros rumbos diferentes, y eso es irrefutable. El tiempo se agota, lo sé, pero prefiero vivir el resto de mi vida sabiendo que tuve la oportunidad de gozar este amor.

Entre suspiros y comentarios, Anette me abrazo y sostuvo mis anhelos, con la esperanza de que mi corazón no sería herido. No podía engañarme pensando que después de Cork no iba a extrañar a Lilian, claro que lo extrañaría, no obstante me enfrentaría a mí misma para dejarle ir libremente, ya me había resignado con cada lágrima, que el destino decidió separarnos, bruscamente, pero al final de cuentas de verdad lo logro, y a menos que quisiera seguir sufriendo para el resto de mi vida, anhelando tenerle cerca cuando pudiera verme, y luego regresar a casa con su esposa... Eso era morir lentamente, ser la amante de un hombre era sentir vergüenza hasta de la propia sombra y sería la falta de amor más grande que me haría hacia mí misma.

—Sé que jamás podrás olvidarle... Eso es un hecho, pero si te aconsejaría que camines lentamente y te concentres exclusivamente en tu felicidad, añórale y llórale a ese amor, pero no mueras con esa desgracia, guárdala como un recuerdo grato, al menos de los momentos que vivieron juntos, Lord Lilian no tiene por qué irse de tu mente... Pero sí de tu vida terminantemente, para evitar el sufrimiento.

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—Lord Arthur ha llegado desde Birmingham, le pide disculpas por la tardanza de su viaje y desea verle en el salón para la cena, Lady Rosset— me informó una doncella mientras me arreglaban para la cena.

No quería ver a Lord Arthur, él me había ayudado incondicionalmente y le debía mucho por su apoyo, pero la verdad no me emocionaba, solo deseaba que nos casáramos prontamente, y poder continuar con mis rutinas diarias. Lo quería como un amigo por esas pláticas graciosas que habíamos tenido desde el momento de conocerle, pero no teníamos chispa, no le deseaba como a...

—Muchas gracias Lady, avísele que bajaré en unos minutos— Me miraba al espejo y mi rostro estaba sonrojado... Recordando lo ocurrido en la mañana, esos besos no se borrarían ni arrancándome los pedazos de piel donde Lilian planto sus labios.

Las otras doncellas terminaron de arreglarme el peinado, ajustaron mi vestido y me encaminé hasta el salón ya estando totalmente preparada. Baje las escaleras encontrándome a Julieta al pie de las mismas, la familia Lincoln deseaba hacer una cena especial para despedirnos para partir a Holyhead, nuestra siguiente ciudad de paso.

—¿Cómo estás, Juli? — le pregunté con cariño tomando su mano. —Casi no he hablado contigo desde que llegamos a Warrinton.

—He estado bien... Ayer fui a los establos y me he enamorado de los caballos. En casa no puedo montarlos... Lord Lionel me había dicho que era peligroso— me contestó entre suspiros.

Levanté su rostro con las yemas de mis dedos y le sonreí amablemente. —Prometo que al casarme, tendré un establo repleto de caballos y te voy a invitar cada fin de semana. Hasta le diremos a ese Lord Lionel que estarás mal de la salud, que no podrás regresar a casa por un tiempo, ya verás Julieta que todo mal tiempo se tornará en un hermoso arcoíris.

Julieta me devolvió la sonrisa, la desolación desapareció de su rostro. Ella acento con la cabeza y seguimos caminando lado a lado hacia el salón.

—Buenas noches— entonamos en compás. Visualizando alrededor, me encontré con la pesada mirada de Lord Arthur, y seguidamente me topé con la de Lord Lilian, al otro lado de la mesa. Todo resultaba demasiado incómodo para mí, estar con mi prometido y el hombre que amaba en la misma mesa era desgarrador, tanto para mí, como lo debía ser para ellos.

—Encantada de verlo, Lord Arthur— murmuré sonriendo poca mente para calmar las ansias de los presentes en la mesa de vislumbrar mi comportamiento hacia mi futuro esposo. —Gracias a Lord Edmun y Lady Freya, por planificar esta hermosa cena— agregué observando la variedad de carnes y frutas en el gran mesón de cerezo. Deseaba ser gentil y también me daba vergüenza haber abusado de sus aposentos para llevar a cabo placeres carnales, sobre todo porque fue con alguien que no era mi prometido.

—Lady Rosset se ve hermosa esta noche— comentó Lord Arthur, extremadamente sonriente y anhelando mi aspecto.

—¿Las otras noches ha diferido de ello, Lord Arthur?— entonó Lord Lilian.

Gracias por leer!
También gracias por esperar por cada capítulo, les recuerdo que actualizo cada que escribo cap nuevo ♥️ no los tengo listos de publicar jaja

En los brazos del Vizconde De BirminghamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora