Capítulo 9

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Anette me ayudó a colocar el vestido y bajamos inmediatamente, no podíamos creer que lo que escucharon nuestros oídos era verdad.

¿Una princesa aquí? ¿Qué podría estar haciendo?

Buscamos en el vestíbulo y no estaba en ningún lado, nuestra curiosidad estaba subiendo a millón. Si era cierto, estaríamos tan encantadas de conocerla.

Una princesa... Imposible de creer.

Escuchamos unas voces que provenían del salón del piso de arriba y volvimos a subir, ya estábamos un poco agotadas de bajar y subir las escaleras con los corsés presionándonos las tripas y el vestido tan pesado que nos tumbaba las caderas.

—Estamos encantados por su visita su Majestad, nada inesperada, es un honor tenerla aquí— decía mi madre. —¿Desea alguna comida o postre en especial? — preguntó.

Entramos al salón, y quedamos sorprendidas. La princesa Elizabeth de Borbón estaba justo frente a nuestros ojos... Ella era hermosa, tenía el cabello castaño hasta la cintura, ojos verdes oliva y su rostro era como ver a un verdadero ángel.

—No gracias Sra. Harris, pero le agradezco su hospitalidad— contestó ella amablemente.

—Ellas son mis hijas, Lady Rosset, mi hija mayor, y mi pequeña hija Lady Anette—nos inclinamos ante ella al posarnos en su frente.

—Encantada— sonrió ella. —Ya he escuchado hablar sobre Lady Rosset, tal y como me la han descrito. Espero pueda encontrar esposo Lady, no se desespere, quizás el amor está muy lejos de Birmingham, o tal vez... De Inglaterra. Le aconsejo ir a España, ahí quizás pueda encontrar el amor— me miró directamente, con un rostro serio y detallista, podría decir, algo presuntuoso.

—Gracias su Majestad— nuevamente hice una reverencia.

No pensé que ella sabía de mí, es decir, ni siquiera tengo un título. Para ella debería de significar los cuentos de una simple dama de Birmingham, pero ha decidido contar que ha escuchado de mí, y solo cosas "negativas" cómo el que aún no me han desposado, pero no quise indagar más o incomodarle, ya que para cualquier persona sería todo un honor tener a alguien de la realeza española de visita. Seguro que, si mi madre hubiera sabido de esta noticia que la mismísima Princesa estaría bajo nuestro techo, hubiera hecho de este hogar una tacita de porcelana.

—Princesa, honramos su visita y espero vuelva a repetirse en un tiempo cercano— le comento mi madre alegremente. Estaba tan feliz que casi saltaba en un solo pie, seguro que sentía que iba a explotar, de no poder salir corriendo a contarles a sus amistades más cercanas lo que estaba aconteciendo o quizás sería más deleitante que saliera en el periódico local la noticia de que los Percy y Harris estaban recibiendo a su Majestad, la Princesa Elizabeth.

Los sirvientes entraron cuidadosamente y llenaron la mesa de todo tipo de postres recién salidos de la cocina, se notaba hasta lo caliente de la torta y el pan con el vapor que emanaba de ellos. Todo se veía tan delicioso que moría por comer algo, casi que me babeaba, pero mi madre me miró severamente indicando que los dulces eran exclusivamente para la Princesa Elizabeth. No importaba ya que, al irse, me los terminaría cenando.

La Princesa caminó hasta los ventanales, mirando el paisaje con mucho detenimiento. Se veía como una obra de arte verla parada ahí.

—Madre, ¿A qué ha venido la Princesa? — susurré.

No había ningún sentido de que ella estuviera aquí, y menos sin hablar y sin decir mucho, solo admirando la pradera como si estuviera esperando algo.

—Ella ha venido porque... — la puerta principal se abrió de repente interrumpiendo a mi Madre.

Lord Lilian estaba entrando al salón, a pasos muy cortos y lentos, mirándonos con detenimiento. Parecía incómodo o sorprendido, como si no supiera lo que estaba sucediendo y del porqué tanto alboroto con los sirvientes preparando grandes cantidades de postre a mediodía.

—Lord Lilian— se giró la Princesa, tan suavemente como un cuento de hadas. —Por fin ha llegado, me ha hecho esperar mucho tiempo, ¡Siento que han pasado años desde York!

Mi hermana y yo nos miramos mutuamente.

¿Qué ha pasado en York?

—Lo lamento mucho, Princesa Elizabeth— asumió caminando lentamente hacia su frente para inclinarse. —Le ofrezco mis más sinceras disculpas, han encontrado muchos errores en el papeleo que realizaba en la ciudad. He de admitir que ha sido una sorpresa, no esperaba la verdad... Verle aquí.

—Lilian— dijo ella sin condecoración. —Sabe que puede llamarme Lizi— murmuró, pero no tan silenciosamente para que no pudiese escucharla.

Sentí que el cuerpo me temblaba y el alma se me caía a pedazos, porque muy dentro de mí, yo sabía lo que iba a suceder.

—Su Majestad, la Princesa Elizabeth, es la prometida del Vizconde Lord Lilian— nos notificó mi Madre, llena de felicidad. —¡Hacen una pareja bellísima! —entono.

—Que linda Sra. Harris— dijo la Princesa. —Mi futuro esposo y yo, estamos muy felices por esta unión. Conocernos en York ha sido la casualidad más bella que he tenido— comentó, lo cual hizo que mi pobre corazón terminará de quebrantarse.

Lord Lilian se notaba absolutamente incómodo, como si una piedra le atravesará el torso de lo presionado que se veía. Tenso, con las manos juntas tras la espalda y sonriendo forzadamente, asentando a todo lo que la Princesa decía de su unión. No sé qué le ocurría sin tan "feliz" estaba con su matrimonio.

Mi mente, cuerpo y alma habían caído en un vórtice sin salida, como si estuviera comiendo y pisando vidrios y rompiendo toda esperanza basada en que yo estaría en su lugar.

Pensar en que el amor de mi vida se casará con el amor de su vida, que aparte, y para echarle más leña al fuego, ha sido la Princesa Elizabeth, la mujer más bella de la faz de la tierra, me mataba de la manera más trágica, lenta y descarada.

—Disculpen que los interrumpa, pero me tengo que retirar— hice una reverencia, pero sentía que mi cuerpo caería hacia el vacío de lo temblorosa y mal que me sentía. Fue como un balde de agua helada, porque antes de este momento, yo mantenía la fe de que en verdad sería Lord Lilian quien me desposaría.

—Lady Rosset, espere.

Todos miraban a Lord Lilian por alzar la voz de repente después de haberse mantenido en silencio.

100⭐ y más de 400 vistas🥺 para mí significa mucho todo el amor que le han dado al libro, gracias por estar aquí.

Canción para el aburrimiento:

"Sabes" — Reik.

En los brazos del Vizconde De BirminghamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora