Capítulo 41

232 21 0
                                    

Mi corazón comenzó a palpitar deliberadamente, mi mente pensó "han descubierto todo". Una parte de mí, hubiera querido que Lord Lilian y yo hubiéramos estado en ese armario y no Julieta y Lord Lionel, nosotros hubiéramos sido ese caso fortuito dónde la vida une a dos personas que podían necesitarse mutuamente para respirar, no dónde se sienten tan asfixiados de sí mismos hasta el punto de llegar al odio.

Muchas veces hubo la oportunidad de ser descubiertos, de que nuestro amor hubiera sido, a pesar del peso de la obligación, correspondido y aceptado por la sociedad. Pero la vida nos dejó saber que no lo permitiría de esa manera, yo me casaría por obligación, por evitar el peligro que me asechaba para no arriesgar mi vida, pero a fin de cuentas, no sería con él, lo que le daba un amargo sentido a la vida.

Lord Arthur tomo mi mano, con mucha rigidez al darse cuenta de que mi boca estaba sellada, para conducirme nuevamente hacia la popa. Mi madre y mis hermanas nos observaban preocupadas mientras nos alejábamos. —¿Acaso piensa que puede jugar conmigo, Lady Rosset?— susurro alterado, mirándome fijamente, pero yo solo desviaba mi mirada hacia el mar, no deseaba enfrentarme con nadie. —Dime la verdad... no voy a permitir que bajo mis narices sigas acostándote con otro hombre, usted y yo estamos comprometidos. Esto me causa un dolor profundo... Porque quiero ser más que su amigo, Lady Rosset... Pero debes respetarme, que esto sea un favor, debe valer mucho para ti, ¿O ya te olvidaste de lo que pasó en la cabaña?— musitó, con una preocupación tan evidente que brotaba por sus poros.

—Lo lamento, Lord Arthur— le respondí, bajando la mirada y así mismo entrando en razón de que... Nadie se iba a casar conmigo por un simple "favor". Era obvio que si se casaba conmigo debía haber algo de peso y eso era... posiblemente amor. Quería negar que fuese así, quizás para no sentirme tan responsable o comprometida del papel que debía tomar. Por muchos momentos había pensado que la vida continuaría siendo igual después de casarme, que cada quien tomaría su rumbo, al menos así eran los matrimonios en Birmingham, dónde te casabas por posición, por obligación, por legado... Y al final solo eran dos personas que poco se conocían, poco se veían, pero había personas esperando a que cayera la noche para amarse tras compromisos donde accedieron a todo, menos a la idea de amarse.

— Jamás le he irrespetado, Lady Rosset— tomo mi mandíbula y la subió para que le mirara directamente. —, pero ¿Que pasaría si esto se supiese? Que usted tiene amoríos, sin tapujo alguno, estando comprometida.

—Me haré responsable de mis actos, Lord Arthur— murmuré tragando grueso. —Le doy mi palabra que eso se ha acabado, después de que lleguemos a Cork, no tendrá más razón de poner en duda nuestro compromiso.

Lord Arthur, respiró profundo, soltando mi mano y dejando caer sus hombros. —Discúlpeme, Lady Rosset. No debí confrontarla de esa manera, ha sido un poco drástico y me he olvidado de que usted se está casando conmigo, pero amando a otro hombre. No es un secreto que tengo interés en su persona, y que deseaba comprometerme con alguien con quien pudiera reír, alguien como usted. Eso ha encendido una mecha en mi interior que explota cada que me encuentro perdido, y no puedo idear la forma en la que lograré que usted algún día sea mía— giro su cuerpo hacia la baranda recostando sus antebrazos. — Su reputación en Birmingham es lo menos importante... Pero la necesito viva para poder demostrar que puedo ser lo que usted anhela de un hombre, y no lo lograré si la corona Española la decapita por meterse en el compromiso de una Princesa.

Me sentí muy mal al escucharlo hablar, se quebró otra parte de mí al darme cuenta cuánto estaba lastimando a Lord Arthur, quien a pesar de conocerme tan poco, tomo la desmedida idea de comprometerse conmigo. Tuvo un interés amoroso que lo alentó a hacerlo claramente, pero igual tomo el riesgo de casarse con una mujer atrapada en los brazos de otro hombre, sin saber si le tomaría días, semanas o años sacarla de ahí.

Mis ojos se guiaron hacia el estribor, dónde se acomodaba Lord Lilian, reposándose en las barandas. Estaba limpio, con otra ropa y bien peinado, parecía acabar de tomar un baño o haberse lanzado al mar, quién sabe. Lord Arthur se dio cuenta de que yo tenía mi atención puesta en Lilian y refunfuño, lo que provocó que volviera a instalar mi mirada sobre él.

—Un día haré que usted me mire así— susurro con melancolía. — y no pienso desistir de esa idea.

Sin pensarlo dos veces, en la "intimidad" de la conversación, decidí abrazarlo. Introduje mis manos bajo sus brazos, y uni mi rostro a su pecho, con tantas ganas de llorar, sabiendo que no me sentía cómoda, pero quería hacerle sentir que lo había elegido de alguna manera, quizás para que fuera más fácil todo después de irnos de Cork y unir nuestras vidas.

—Lady Rosset— dijo sacando aire de sus pulmones. —Gracias— pude notar como sus ojos se cristalizaron. Me devolvió el abrazo, colocando sus manos en mi espalda, también lo vi sonreír con mucha felicidad. Tal vez no era tanto el hecho de ser yo quien le abrazaba, quizás era porque necesitaba sentir el calor de otra persona, alguien que le sostuviera del gran dolor de la soledad que le acompañaba en Austria.

Al girar nuevamente mi cabeza hacia Lord Lilian, él ya había desaparecido como un fantasma. Evidentemente, me había visto con Lord Arthur... Tampoco es que deseara causar dolor, pero desde el comienzo de la travesía con los Percy, había sido obligada a tomar decisiones difíciles, a lastimar personas e intentar salvar mi propio pellejo.

Quería volver a cuando mi Padre estaba vivo, era una niña la cual no tenía que preocuparse por nada más que jugar a las damas y dibujar en las paredes. El único hombre que amaba en la vida, que sabía que jamás me abandonaría, me dejó sola... Él murió. Hoy en día es difícil pensar en un futuro con alguien, porque internamente siempre voy a tener el miedo de la perdida... Y ver como los latidos de mi corazón se iban desvaneciendo cada que la perdida de Lord Lilian se hacía mucho más real, era como revivir el sentimiento de romperse el cráneo y terminar ahogándose otra vez desde que me pasó cuando perdí a mi Padre, así de doloroso era volver a sentir la ausencia de alguien a quien ame con todas mis fuerzas.

¿Lord Lilian o Lord Arthur? Quisiera saber quién les ha robado el corazón ♥️
Gracias por leer!

En los brazos del Vizconde De BirminghamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora