«¡A alguien le fue de maravilla hoy!», decía con un sticker de un dibujito con una sonrisa pícara. «Érika subió algunas fotos de la salida».
Me parecía increíble sentir cómo, de repente, no sabía cómo hablar con el mejor amigo con el que me solía sentir más cómoda que con nadie más en el mundo. Pero se me ocurrió que sería divertido causarle un poco de intriga.
«Pues, sí... Definitivamente tengo bastante qué contarte», respondí con un sticker feliz y avergonzado.
«Mmm... Eso suena a que algo muy interesante ocurrió. ¿Qué esperas? ¡Cuenta, cuenta!», respondió.
«¡Nop! Lo lamento, señorito», respondí. «Es del tipo de cosas que solo se cuentan en persona».
«Aww... ¡No seas mala! Al menos dame un adelanto, ¿sí?».
Pensé un momento mi respuesta y finalmente le envié un sticker con movimiento de un dibujo negando con la cabeza.
«Mañana te contaré todo, después de la boda», escribí y presioné enviar.
Desperté con los rayos del sol, justo antes de que sonara la alarma. El sol brillaba más que nunca. El cantar de las aves era bellísimo y el aire traía un aroma floral, no me interesaba de dónde. Sentía que había dormido como una bebé. Así que me estiré y me levanté de la cama casi de un brinco. Me miré al espejo y noté que sonreía. Era muy extraño. El día todavía no me había dado una razón para estar más feliz que algún otro, pero así era.
Desayuné, me duché y me preparé para la boda. Iniciaría a las 10:00 a.m. Acostumbraba a usar cierto perfume, pero ese día sentía el deseo de usar algo diferente, así que saqué de su caja un perfume que me habían regalado en mi último cumpleaños. Cuando ya estuve lista me detuve un momento frente al espejo. Me sentía hermosa, más de lo normal, pero se me ocurrió que hacía falta algún detalle más. Recordé que tenía un gancho para el cabello con forma de flor amarilla que iba muy bien con el vestido, así que lo busqué y me lo coloqué.
—Perfecto —califiqué.
Escuché un toque en la puerta.
—Sara —llamó mi madre—, si ya estás lista te puedo dejar en el parque.
—¡Lo estoy, salgo de inmediato!
La boda era hermosa, se hacía al aire libre en el parque. Álex y Mabel parecían no caber dentro de ellos de felicidad. Will, por otro lado, no se veía muy bien. Lo había observado durante toda la boda y pocas veces había sonreído sinceramente. Lo hacía con los demás, cuando alguien decía algo gracioso, pero de inmediato volvía a parecer ausente. Conocía la razón. Hacía tiempo que me había estado hablando de lo difícil que era para él ver llegar ese día. Álex era mucho más que su hermano, era el mejor amigo de toda la vida que había sentido alejarse poco a poco con las ocupaciones del trabajo, de la universidad y ahora se separaría por completo mudándose lejos con su compañera de vida. Me conmovía verlo así.
Al terminar todo el evento, decidí ayudar a recoger. Me había mantenido distante de Will. Lo cierto era que no sabía cómo actuar, conociendo ya que me veía de manera distinta a la que yo creía, y temía hacerlo muy evidente, así que esperaba el momento perfecto para hablar de ello abiertamente. Y el momento llegó cuando todo el trabajo había terminado. Vi a Will esperarme en la primera banca del parque. Le hice una seña para que me esperara y fui al baño a lavarme las manos. Allí volví a revisar que todo estuviera en orden con mi apariencia. Al salir, él estaba sentado dándome la espalda. Me acerqué y me paré junto a él.
Will me miró de arriba abajo inconscientemente. No era la primera vez que me veía ese día, pero lució anonadado como si lo fuera. De verdad que debía estar mucho más hermosa de lo normal, porque habría sido una tonta si antes me había contemplado así y aún con ello no había caído en cuenta de que estaba sintiendo algo por mí. Él no tardó en disimular su impresión al verme, pero sí lo suficiente como para hacerme sentir halagada.
—Hola, mejor amiga —respondió.
Acompañaba su respuesta con una sonrisa, pero aún veía en él el desánimo que había notado en toda la ceremonia.
—Ven, siéntate —Me hizo un espacio sobre la banca—, pero a distancia. Ya sabes, no deberían ver a una chica con novio tan cerca de otro chico, sobre todo si es alguien tan apuesto como yo.
Reí. Su esfuerzo por parecer que estaba feliz por mi supuesto nuevo noviazgo me parecía muy tierno, tanto que empezaba a sentirme culpable de mantenerlo creyendo hasta entonces que las cosas habían avanzado con Cristofer.
Respiré profundo.
—Han sido días un poco... intensos, ¿no? —le dije, regalándole una sonrisa.
Will me regresó la sonrisa luciendo un poco confundido.
—Dije que te contaría sobre mi cita de ayer —continué—, pero antes de eso hay algo que necesito mostrarte.
Saqué mi teléfono y busqué el audio. Le entregué uno de mis audífonos y lo reproduje. No podía dejar de mirar su rostro. Lucía bastante confundido mientras se colocaba el audífono, y cuando escuchó su voz en el audio vi su cara cambiar por completo. Parecía haber escuchado la más grande revelación de toda su vida. Me miró sin poder ocultar su asombro y ansiedad, y no pude evitar dejar escapar una pequeña risa. Luego, solo tenía la mirada perdida. Palidecía mientras escuchaba aquella grabación. Me daba la impresión de que, más que escucharla, cavilaba en cómo la justificaría. Entonces terminé sintiéndome mucho más culpable de hacerlo sentir tan ansioso.
Cuando ya todo se había escuchado, detuve el audio. Levanté la vista hacia Will. En ese momento no sabía cuál de los dos estaba más apenado. Realmente no estaba segura de qué le diría después de eso.
—Sara, esto... —se adelantó. Su voz sonaba como si contuviera el llanto—. No sé por qué te enviaron esto, ni siquiera imaginaba que existía esta grabación. Mira... La carta ya no existe, la rompí tan pronto supe que estabas enamorada de Cristofer. Te juro que no tenía intenciones de...
—Will... —lo interrumpí. Ya no podía más, verlo así—. Tranquilo. Todavía hay más de lo que necesito hablar contigo.
Will quedó expectante a lo que diría. Yo hice silencio un momento mientras organizaba en mi mente lo que diría.
No, tranquilos, no los dejaré hasta el viernes en el mismo punto de antes. ¡Mañana publico el siguiente capítulo! 😅
Pensé que sería justo, ya que esta escena ya la habían visto, solo que con diferentes ojos.
No te pierdas el capítulo de mañana: ¿Y ahora qué?
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Lo que dicta el corazón 2
Novela JuvenilWilliam y Sara se ven forzados a cambiar de escuela. Cristofer, un joven cristiano entre sus nuevos compañeros, empieza a buscar ocasión para compartir con ellos. Es querido por todos y parece llevarse bien con Sara, pero por alguna razón que ni el...