Cristofer se levantó con evidentes intenciones de buscar problemas, pero los muchachos, dándose cuenta, lo sostuvieron.
—¡Tranquilo, Cris! ¡Solo fue un accidente! —gritó uno de los chicos.
—¿Ah sí? ¡Pues a mí me pareció bastante intencional! —le respondió intentando zafarse de su agarre.
Al ver al entrenador acercarse, Cristofer terminó de zafarse, pero se limitó solo a mantener sobre mí su mirada asesina.
—A ver, muchachos, ¿qué sucede? —preguntó el entrenador, examinando la escena y terminando su mirada en el tobillo de Sara—. ¿Está bien, jovencita?
—Sí, sí, estoy bien —respondió.
Sara pudo levantarse sin problemas. Todavía le molestaba un poco el tobillo, pero al parecer no había nada más.
—Will, acompáñala a la enfermería. Seguro la doctora todavía no se marcha —ordenó el entrenador.
Dejé que Sara se apoyara en mí y tomé su mochila para acatar la orden del entrenador. Dejé a Sara siendo examinada por la doctora y regresé. Cuando volví al gimnasio el entrenador estaba reunido con el equipo para dar por terminado el entrenamiento. Nos pidió a Cristofer y a mí quedarnos un momento. Los demás chicos se dirigieron a los vestidores y nosotros nos acercamos al entrenador. Una vez allí, nos examinó a ambos con la mirada.
—¿Qué ha estado pasando con ustedes los últimos días? —preguntó finalmente.
—¿A qué se refiere, entrenador? —preguntó Cristofer, enganchando su toalla en su hombro.
—Créanme, cuando ustedes dos tienen algún desacuerdo se nota a leguas, y no quiero es que se note en el marcador, en el juego del viernes.
Entendí que lo mejor era darle espacio a Cristofer a responder a los cuestionamientos del entrenador. Después de todo, él insistía en que no había ningún problema del cual tuviéramos que hablar.
—¿Desacuerdo? —replicó Cristofer—. Si se refiere al choque de hace un rato, solo fue un accidente. No ha habido ningún pleito, es más, ni siquiera nos hemos dirigido mucho la palabra hoy.
—Y justo ese es el problema. No sé qué haya sucedido entre ustedes; lo que sé es que, por alguna razón, ya no tengo en la cancha a mi dúo favorito.
Cristofer bajó la guardia al escuchar aquel argumento. Era uno que no podía negar con facilidad. Cristofer y yo habíamos creado buena química en la cancha para inventar jugadas que podían sacar de apuros al equipo. El que no nos habláramos definitivamente afectaría negativamente a todos.
—Miren, chicos, si quieren no tienen que contarme qué sucedió. Quizás no sea de mi incumbencia, pero ustedes son buenos muchachos y creo que pueden encontrar una solución a lo que sea si lo hablan. Inténtenlo y quizás todos salgamos beneficiados. El equipo tendrá más oportunidad de acabar con esos lentos del colegio Patria y Libertad el viernes, y ustedes seguro dormirán un poco más tranquilos sabiendo que tienen un problema menos por resolver.
Cristofer y yo nos mantuvimos evitando la mirada sin decir nada.
—Es todo lo que les diré —anunció, luego se acercó caminando en dirección a la salida y posó una mano en el hombro de cada uno cuando cruzaba entre nosotros—. Espero tener pronto de regreso al dúo dinámico.
El entrenador siguió su camino dejándonos solos en la cancha. Miré a Cristofer.
—¿Entonces qué? ¿Lo quieres hablar? Creo que hoy quedó más que demostrado que no está resuelto lo de nosotros —le dije.
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Lo que dicta el corazón 2
Fiksi RemajaWilliam y Sara se ven forzados a cambiar de escuela. Cristofer, un joven cristiano entre sus nuevos compañeros, empieza a buscar ocasión para compartir con ellos. Es querido por todos y parece llevarse bien con Sara, pero por alguna razón que ni el...