—William, lo cierto es que esto fue... demasiado inesperado para mí —respondió Sara—. Jamás te había considerado de esa manera y jamás pensé que me considerarías así a mí. Y no es que no fueras un gran chico o que no fueras mi tipo, creo que todo se debe a las circunstancias en las que empezamos con nuestra amistad.
» Cuando empezamos a ser mejores amigos ya estabas evidentemente enamorado de mi prima, y yo estaba acostumbrada a que los chicos no me vieran jamás después de haberla visto a ella. Su sombra estuvo presente en la mayor parte de nuestra amistad. Tuvimos que lidiar juntos con tus sentimientos por ella hasta el punto de volvernos enemigos. Y encima de todo, yo lidiaba... Bueno, continúo lidiando con mi autoestima. Sinceramente creo que me había hecho la idea de que algo entre nosotros era simplemente imposible y tú ya me habías dicho claramente que no te gustaba.
Sara hizo una pausa, parecía recordar algo. Luego rio.
—Cuando escuché esa grabación, definitivamente no podía creerlo —dijo—. ¿Cuándo te diste cuenta?
—No hace mucho, en realidad. Hace unas semanas —respondí—. Al principio pensé que era solo un enamoramiento más y me lo quise prohibir, pero luego...
Me detuve. No sabía cómo continuar.
—Will, sé que te es difícil hablar de tus sentimientos sobre todo por lo que ocurrió entre tú y Gabriela, pero —Me miró y sonrió—, ¿sabes qué? Yo creo que tu carta muestra algo totalmente distinto a lo que pasó esa vez. En serio creo que tienes razón al decir que esto parece ser diferente y de verdad que todo lo que dijiste caló hondo en mi corazón —Volvió a mirar al suelo, empezó a costarle pronunciar las palabras—. Noté mucha madurez y sinceridad. Me conmovió mucho que priorizaras mis sentimientos y nuestra amistad antes que lo que lo que sientes. Tu carta me hizo sentir lo mucho que me conoces y lo mucho que te importo —Nuevamente hizo una pausa—. Los boletos del espectáculo de patinaje... tú se los diste a Cristofer, ¿no?
No supe qué responder. Supuse que no sería cortés revelarlo, no era mi intención ganar puntos con ello, sino más bien perder los que le había quitado a Cristofer. Pero entendí que mi silencio ya había dicho todo.
—Pues... Sí —dije.
Ella había estado viéndome mientras esperaba mi respuesta. Al escucharla, bajó la vista con una sonrisa de pena.
—Lo sabía.
Hasta entonces, había estado escuchando atentamente a Sara sin hablar demasiado, sin embargo, ya no soportaba la intriga. Me había dejado en claro que no le desagradaban mis sentimientos, pero todavía no sabía qué estaba queriéndome decir con todo aquello y cuál era la conclusión de las cosas.
—Entonces, ¿él te pidió que seas su novia? —le pregunté aquello que me comía por dentro.
Ella se hinchó los pulmones de aire, como si intentara eliminar tensión.
—Algo así —respondió, dejando salir el aire que había tomado—. En todo caso, lo de nosotros... —Se encogió de hombros y torció los labios— no avanzó bien.
La miré con asombro.
—¿Qué pasó?
—Bueno, en parte fue tu culpa —dijo con una sonrisa, meciendo los pies bajo el asiento—. Justo ayer escuché la carta, y estaba pensando tanto en ella que... No lo sé, ya no me hacía la idea de mí y Cristofer. Y entonces él intentó avanzar muy rápido y...
—¿Intentó besarte? —pregunté como buen chismoso.
Ella asintió, casi riendo de pena.
—¡Vaya!... —respondí, tensando mi cuello.
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Lo que dicta el corazón 2
Novela JuvenilWilliam y Sara se ven forzados a cambiar de escuela. Cristofer, un joven cristiano entre sus nuevos compañeros, empieza a buscar ocasión para compartir con ellos. Es querido por todos y parece llevarse bien con Sara, pero por alguna razón que ni el...