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Los siguientes días no puede dormir correctamente, su sueño se va en la madrugada y no puede volver a conciliarlo. Su lobo lo ha estado acompañando, compartiendo los mismos sentires y llorando a su lado. Jungkook le dijo en un mensaje que regresaría ese día en la tarde, que ya terminó todos sus asuntos y que estaría lo más rápido posible con él. Su mejor amigo quiere separarse lo menos posible, puesto que considera tiempos muy delicados.

Jimin no deja la habitación destinada a su hijo, siempre llora, pero no puede evitarlo, su corazón sensible está a la vista y la pérdida fue muy reciente. Su lobo está más calmado, parece ahora querer velar por su parte humana.

El omega observa su abdomen, completamente diferente a un mes atrás, sin vida actualmente y sin tener la capacidad de albergarla en un futuro. Se siente inútil, como si lo único para lo cual está destinado, no pudiera hacerlo. Como si hubiera perdido su función como omega.

Su olor está tenue, aplacado y casi inexistente. Al parecer el aroma de su bebé se irá poco a poco, torturándolo más. El médico le informó que era normal por el suceso, pero que no perdería su olor ni sus ciclos de celo, puesto que se pudo salvar uno de sus ovarios. Aunque contrario a su informe médico, pareciera que está pasando a ser un beta. Si no fuera por la presencia de su lobo, pensaría que ya no es un omega.

¿Estaba siendo castigado?

¿Se merecía lo que le había pasado?

¿Y si es la vida diciéndole que no merece ser padre?

Actuó mal muchas veces, la cagó otro par, pero... su patito no merecía pagar las mierdas de su padre.

Ni siquiera pudo defenderse al final, ni siquiera pudo proteger la vida de su hijo. Qué inútil es.

Un completo inservible.

Su omega tiene el corazón agitado y los ojitos desesperados, percibiendo las emociones afligidas de su parte humana.

La habitación ahora se siente sombría y dolorosa, pero Jimin se niega a marcharse de ahí, siente sus errores reflejarse entre las cuatro paredes. Los pequeños peluches relucen míseros entre toda esa funesta escena.

No puede soportar seguir viendo la habitación y comienza a correr, corre lo más que sus piernas le permiten.

Su lobo hiperventila, queriendo frenar a su parte humana. Jimin sube las escaleras y llega hasta el tercer piso, sitio de pocas habitaciones y poco usado. Toma aire mientras se sostiene con las manos en sus rodillas. Su lobo está tratando de comunicarse con él, pero se lo impide, no quiere escucharlo, no cuando sabe que le impedirá hacerlo.

Abre el gran ventanal, observa el paisaje por el balcón y toma aire dificultoso, lágrimas se acumulan en sus ojos, impidiéndole ver más allá de su nariz. Su lobo da pequeños brinquitos angustiado y pidiendo atención, queriéndolo hacer entrar en razón y pidiendo su salida.

Camina en círculos y observar el suelo a unos cuántos metros, se marea y se sostiene del barandal. Su lobo aúlla, pidiendo ayuda, pero sabiendo que nadie lo escuchará. Ambos lloran.

Y sin pensarlo mucho más, sube a la baranda, abre bien los ojos y echa un vistazo al horizonte adueñado por el mar... y sin ver hacia abajo. Salta.

Todo es blanco, frío, brillante e intangible. Una sensación de vacío total y bienestar pese al terrible sufrimiento por el que está pasando. Sus párpados ceden y contrario a lo que pensaba, después de mucho, logra sentirse bien.

Una ráfaga de aire le causa escalofríos.

😾

¡Kitty quiere un bebé! «Yoonmin» - FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora