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Jungkook toca la puerta de esa pequeña casa en las afueras de Daegu, observa los campos amplios y respira el aire limpio y ligero, contrario al del área metropolitana. Nadie lo acompaña, poco le importa protegerse porque no tiene miedo realmente.

Después de tocar varias veces a la puerta, alguien grita algo inentendible desde el otro lado, indicando que ya atenderá. Jungkook espera pacientemente hasta que abren la puerta y lo atienden.

—Buenas tardes —saluda cordial a ese chico, que a juzgar por su apariencia es cercano a su edad—. Yo... estoy buscando a Yoongi.

—Yoongi está en Seúl —contesta cortante mientras lo observa desde la cabeza a los pies—. ¿Quién lo busca? —levanta una ceja.

—Eh... soy Jungkook, amigo de Jimin —tartamudea un poco ante el rostro serio del otro, a juzgar por su olor a roble viejo, alfa.

—Oh... hubieras dicho eso desde un principio —su semblante cambia a uno más ameno—, Soy Taehyung, pasa.

Jungkook entra al pequeño hogar y respira el aroma a roble impregnado en cada rincón, al parecer ahí solamente vive Taehyung porque su muy agradable olor está por todos lados.

—Yoongi llegará de Seúl en la noche, aún faltan unas horas —le comenta ameno mientras se mueve entre la cocina—. ¿Quieres algo de beber?

Jungkook niega, pero recibe igualmente un vaso pequeño con agua.

—Yoongi horneó estas mierdas antes de irse, están buenas, calentaré unas para ti —señala un plato hondo lleno de galletas robustas y a juzgar por su apariencia de frutos secos.

Taehyung se desplaza por el lugar con total seguridad, indicándole que pasa mucho tiempo ahí, tal vez comparta vivienda con el otro alfa. Sin embargo, lo que más capta su atención son unas imágenes en blanco y negro pegadas con imanes al refrigerador. Jungkook pasa saliva dificultosamente al ver los distintos ultrasonidos ahí pegados con imanes de patos.

Yoongi aún no lo sabe.

Y no se siente capacitado para decírselo, pero sabe que tiene que hacerlo antes de que las cosas empeoren más. Hace ya casi dos meses desde que todo ocurrió, ahora ocupa su ayuda para salvar a Jimin del abismo en el que se encuentra.

Cuándo regresó ese día por la tarde con su amigo y no lo encontró por ningún lado, temió lo peor, entre lágrimas lo buscó por toda la casa y cuando observó el balcón abierto en el tercer piso, logró verlo. Un lobo pequeño y blanco se encontraba sollozando en el jardín trasero. Bajó las escaleras lo más rápido que le permitieron sus pulmones y lo vio. Cuando se acercó cuidadoso y aspiró el mismo aroma de Jimin, agradeció a la Luna por interceder en cualquier locura.

El lobo omega seguía emitiendo aullidos dolorosos, pero al acercarse más, éste le gruñó agresivo, protegiéndose a sí mismo.

Le dio palabras de consuelo y sin pensarlo mucho, actuó, tomó al lobo mientras éste aullaba y le atacaba. Logró meterlo bajo techo y observó cómo el lobo se fue directo a la futura habitación de su cachorro.

Jungkook observa su brazo con una prominente cicatriz, resto de la mordedura que su omega amigo hizo en él y que lo envió al médico. No juzgaría al lobo. Él solamente estaba protegiendo a su parte humana y al parecer lo desconoció, seguramente por llevar neutralizador ese día para ocultar su aroma a fresas.

Agacha la cabeza, pensando en su amigo y recibe un par de galletas.

—Se te ve muy angustiado, soy bueno escuchando —Taehyung le otorga una mirada profunda y Jungkook se siente en confianza.

😾

taekook bomnitos

¡Kitty quiere un bebé! «Yoonmin» - FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora