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Sale de la ducha ya vestido con su pijama para dormir.

—Fue un día muy largo, Jimin, ya quiero dormir —es su primera oración y olfatea gustoso el aroma de su pareja. Está más presente, pero no le disgusta, pese a haberlo besado antes de entrar a la ducha, ahora parece no haber rastro de él—. ¿Minnie?

Búscalo, tonto.

Va hacia su habitación, sólo la lámpara de la mesita de noche la ilumina y entra. Sin embargo, pese a oler a Jimin, no logra divisarlo hasta que éste sale de su escondite detrás de la puerta. Parpadea un par de veces seguidas por la sorpresa.

—Te ves muy lindo, Jimin —habla un poco atolondrado por ver a su bonito Jimin portando un negligé blanco transparente junto a unas medias del mismo color por encima de las rodillas. Su olor abunda más, anunciando que su parte omega está más sensible que otros días.

—Me puse lindo para ti —menciona más cohibido de lo que realmente quiere.

—Sí, muy lindo. Siempre lo estás —se acerca cariñoso, coloca sus manos a los costados de los brazos de su pareja y le besa la frente—. Hay que dormir.

—¿Qué? —contesta Jimin sorprendido por la negativa de su prometido a una clara señal para intimar.

Exacto: ¿Qué?, dice el lobo alfa.

—Tengo mucho sueño, hoy fue un día muy ajetreado —habla rápido, camina hacia la cama y en pocos segundos se encuentra arropado desde los pies hasta la coronilla—. Hasta mañana —jala la cadenita de la lámpara de noche y deja la habitación a oscuras.

—Mju —emite un pujido el omega.

Yoongi cierra los ojos con fuerza, como si así pudiera dormir más rápido, escucha pequeños quejidos por parte de Jimin y sabe que está llorando.

No quiere hacerlo llorar. No por esa razón.

—¿Yo... ya no te gusto? —habla con dificultad mientras comienza a sollozar.

Yoongi destapa su rostro y enciende la lámpara, suelta un suspiro pesado y escucha las pequeñas pisadas de Jimin acercarse. El alfa se sienta y observa como su pareja camina hacia el closet, buscando sin mucho cuidado algo. Luce nervioso, sus ojos están observando el suelo y sus manitas están juntas en un claro gesto inseguro.

—Sabes que te amo —observa atento sus piernas iluminadas por la pequeña fuente de luz.

—¿Entonces? —sigue llorando y comienza a sentirse ridículo con ese vestuario.

—No se trata de eso, Jimin —se expresa con voz cansada de repetir lo mismo.

No le hables con ese tono a nuestro omega, se queja su lobo alfa interior y Yoongi aclara su garganta.

—Hace un mes te dije que quería hacer el amor contigo y llevas semanas huyéndome —puntualiza el omega y no puede negar eso porque es cierto. Comienza a desnudarse sin mucho cuidado y se pone una vieja pijama que le da confort. Yoongi agacha un poco la mirada, claro que le gusta su pareja, pero no sabe si Jimin aceptaría que lo mirara como un jodido viejo morboso mientras se desviste.

Jimin había estado más meloso esos últimos días y creía que se debía a un celo acercarse, pero no. Al parecer el omega lo buscaba para intimar y ser marcado, para unirse a él y ser una familia. Yoongi no era tonto, pero prefería postergarlo, no siente que Jimin esté preparado para volver a tener una vida sexual activa de nuevo.

El omega regresa, se sienta a su lado, pero al otro extremo de la cama.

—Es por... ¿las cicatrices? —habla bajito, pero alcanza a escucharlo. Yoongi también puede sentir como el lobo omega deja de estar tan presente porque el potente olor a amapola parece dispersarse un poco.

¿Otra vez la cagó?

Sí.

—¿Qué? No, no, por supuesto que no —se destapa por completo y observa a Jimin y su lenguaje corporal, está un poco encorvado y haciendo una mueca tristona con sus labios.

—No puedo quitar las cicatrices, sabes que he buscado la manera.

Yoongi recuerda las infinitas veces en las cuales su pareja fue con distintos médicos para eliminar las cicatrices o mínimo reducirlas. También recuerda las citas en psicoterapia y sus ojos llorosos e irritados.

—Pensé que esto ya lo habíamos hablado hace meses, Jimin —habla con un tono serio, pero no quiere sonar como si lo reprendiera así que suaviza su expresión facial lo más que puede. Sabe que para un omega como Jimin, haber cambiado tanto en tan poco tiempo es muy difícil. Comprende que aún siga inseguro pese a todas sus palabras y caricias—. Sabes que eres hermoso para mí. No me importan las marcas que tengas.

Jimin sigue en silencio y la ansiedad de Yoongi comienza a incrementar.

—No quiero que pienses cosas que no son, habla para poder aclarar todo —emite seguro y dispuesto a charlar, no quiere que Jimin o su omega se entristezcan por un malentendido.

—¿Por qué siempre te alejas cuando te busco para intimar? Mi omega se siente rechazado —confiesa con un tono bajo y cauteloso, como si no quisiera recibir alguna palabra hiriente como respuesta.

Yoongi recuerda todas esas veces en las cuales tenían su sesión de besos en el sofá o en la alcoba y siempre los tocamientos se tornaban abrasadores y necesitados. Esa situación se ha presentado más desde hace un mes, cuando el omega una noche justo antes de dormir, le dijo que se sentía seguro para volver a hacer el amor con él.

Y es que ambos no sabían bien cómo habían aguantado, pero desde que tuvieron relaciones la primera vez en Seúl, ya no habían vuelto a hacerlo. Jimin en un principio le dijo que no se sentía seguro de su nuevo físico y que también temía recordar lo ocurrido en Busan. Por eso Yoongi decidió darle espacio, eran cariñosos y candentes entre ellos, pero nunca pasaban a más.

Y ahora teme que Jimin no esté pensando bien las cosas y simplemente se deje llevar por un deseo carnal fugaz y no vea las posibles consecuencias. ¿Y si Jimin lo relacionaba con su abusador? ¿O si su omega rehuía de él? O aún peor, ¿y si Jimin resultaba lastimado?

—Cariño, perdón, pero no creo que sea el momento —habla bajito y observa a Jimin asentir.

—¿Por qué? Yo ya pensé bien todo, me siento mucho mejor. Claro que sigo inseguro de ciertas cosas, pero... estoy más seguro de ti. Sé que serás bueno conmigo... como siempre.

—Jimin, ni siquiera has tenido tu celo desde lo que pasó —habla enseriado y contundente.

—¿Y? En la última revisión el doctor dijo que era normal.

—Es evidente que tu omega aún no está completamente recuperado.

—Mi omega se siente muy bien contigo. Tú sabes mejor eso que nadie.

Yoongi suspira y el silencio de su parte lobuna concuerda con él. Su lobo alfa tampoco quiere lastimar a Jimin.

—¿Aún te sigo gustando?

—Sí, Jimin —usa de nuevo ese tono que a su lobo alfa no le gusta—, claro que me gustas, me encantas. Sigo enamorado de ti y lo seguiré hasta que sea un viejito.

—Ya eres un viejito.

Jimin ríe y siente como su pareja se sienta a su costado y le acaricia la espalda con cariño. Yoongi puede verlo mejor desde cerca, siente gran satisfacción al oler de nuevo al lobito omega.

—Mi omega y yo queremos ser marcados por ti, Yoongi —le dirige una mirada tristona, pero que espera alguna respuesta afirmativa por parte de su alfa.

Está usando esa mirada, está jugando sucio para que cedamos.

—Nosotros también queremos marcarlos, no tengan dudas.

¡Kitty quiere un bebé! «Yoonmin» - FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora