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Los síntomas se han acrecentado, las náuseas mañaneras le han perseguido casi toda esa semana, Jungkook ha estado muy atento a él mediante llamadas, no ha podido ir a visitarlo las últimas dos semanas porque anda muy ajetreado con la exportación de opio a Malasia.

Se ha sentido más solo, pero ha estado bien. Su poco notorio abdomen de diez semanas reluce en la mayoría de su ropa holgada. No sale mucho de casa, sólo al mercado, no quiere exponerse demasiado, aunque a veces da paseos por la costa privada frente a su hogar. Eso lo relaja a él y a su omega, el cual ha estado más receptivo esos días y se ha comunicado con él.

Sobre todo cuando fue a ver la habitación casi terminada para su patito. Ahí pudo sentir a su omega muy feliz después de bastantes años. Jimin juraría que jamás lo había sentido tan emocionado, con la colita moviéndose hacia los lados impaciente y las orejitas alzadas, indicando dicha.

Al final Jungkook pintó la habitación con un par de paredes amarillo claro y las restantes blancas, una cuna grande de roble café contrastando con el ambiente tan luminoso. Aún recuerda a su amigo omega armándola mientras alegaba que el que dormiría en esa cuna sería él porque ya tenía muy jodida la espalda de cargar con sus negocios mientras no estaba.

La mayoría de los primeros momentos fueron con Jungkook, él le acompañó al ginecólogo y cuando pudieron escuchar los latidos acelerados del bebé, ambos lloraron. También fue el primero y único en regalarle algo para el patito, el cual fue un enterizo amarillo pastel. Ahora la habitación se encuentra rodeada de peluches y ropa para recién nacido. Aún faltan cosas que comprar, pero eso será después.

A él y a su lobo les gusta estar en esa habitación. Hay un sofá individual puesto para que en un futuro arrulle a su bebé, Jimin toma una siesta ahí de vez en cuando para relajarse.

Cierra los ojos, se acurruca contra una mantita y sin realmente quererlo, cae dormido.

Los días siguientes fueron tranquilos también, no se cansa de la rutina, de hecho cree que necesitaba una desconexión de todo el bajo mundo para tranquilizarse. Fue a cortar su cabello, ahora es total y oficialmente castaño de nuevo, se sintió raro al principio, pero eso no le impidió relajarse aún más.

Su olor está diferente, Jungkook le dijo que era avainillado, dulce, pero no a causa de la caña de azúcar, su amigo siempre se acercaba a su abdomen, le hablaba al cachorro y olfateaba sin disimulo, siendo ya gran fan del nuevo aroma el omega gestante.

Jungkook creyó que sería buena idea colocar seguridad a las afueras de su casa, Jimin le siguió con la idea, recordando a Yoongi cuando se lo sugirió. Pronto, su hogar fue rodeado de cuerpos de seguridad los cuales velan todo el día por su integridad. Eso lo hizo sentir más sereno.

Se recuesta temprano tal como lo ha hecho los días anteriores. Su omega ha estado más sensible desde las últimas dos semanas, Jimin lo entiende porque comparte el mismo sentimiento. Llevar un embarazo sin estar marcado y unido a alguien es melancólico, lo sabe y lo siente, pero sólo queda lidiar con eso.

No se siente incapaz o insuficiente, pero sabe que cerca de su pareja podría sentirse todavía más seguro y calmo. No obstante, no se arrepiente para nada, quizá lo mejor hubiera sido estar enlazado a un alfa, pero ahora ya no puede pensar en eso. Durante toda su pubertad reprimió sus instintos de omega porque las personas con las que se llevaba su padre eran peligrosas y no dudaban en usar su voz de mando en él para apartarlo de los asuntos. Por eso ocultó a su lobo y sus instintos en lo más profundo.

Cuando se presentó como omega fue la mayor decepción para su padre, para él un omega no podía seguir con los negocios familiares, por eso Jimin comenzó a actuar más rudo, más sanguinario y más prepotente. Se inmiscuyó en los mismos negocios de su padre y logro hacerse un espacio y nombre entre los bajos mundos. Después de meterse en bastantes problemas y poder llevarle muchas ganancias a su padre, éste decidió acogerlo bajo su regazo y permitirle llevar parte de sus negocios turbios. Todo eso le sirvió de experiencia para después iniciar sus propios negocios, logrando así ser independiente de su padre y su rival directo de mercado.

Jimin se sintió aceptado y de cierta forma querido. Siempre había rogado por la aprobación de su padre y por fin la obtuvo. Sin embargo... no estaba feliz, cambió demasiado, no le molestaba su personalidad, pero ésta causó que la relación con su lobo se debilitara.

Durante su adolescencia solía cambiar a su forma lobuna para dormir hecho un ovillo en el jardín o entre los cojines de su cama, hasta que un día lo miró su padre y recibió la paliza de su vida. Ese día su omega lloró mucho y ya no quiso externarse desde ese momento. Su lobo malherido dejo de comunicarse con él y hasta hace un par de años volvió a dirigirle la palabra.

Sólo se encarga de usar mucho neutralizador y verse lo más firme, insensible y dominante posible. No finge, puesto que es su temperamento, pero tiene que admitir que claramente fue influenciado por las palabras crueles de su padre durante su crecimiento.

Ahora agradece estar un poco más unido a un lobo, aunque sea mínimamente. Ambos cuidando del pequeñín en creación y ambos velando por su bienestar.

Entre pensamientos sensibleros y respiraciones tenues, Jimin duerme plácidamente.

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Solo para recordar que esta historia es relativamente corta bebés :* vamos a 1/3 del camino

Besitos, byebye

¡Kitty quiere un bebé! «Yoonmin» - FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora