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Fueron cariñosos, tanto sus lobos como sus partes humanas. Jimin despertaba rodeado de su pareja y notando su respiración en su cuello, ahí donde la marca es renovada con frecuencia y cuidada con esmero. A veces pecan de la pereza y olvidan sus deberes, otras veces comienzan a besarse tan apasionadamente que les es imposible detenerse hasta terminar desnudos de nuevo.

Había momentos buenos y algunos baches, pero ninguno significativo. Jimin conoció lo que es amar, lo que es estar unido a alguien de una manera diferente, lo que se siente tener una marca en su cuello y portarla con orgullo y decencia. Cosas que jamás se imaginó. Jamás creyó que un amor tan hogareño le podría sentar tan bien.

Nunca pensó que sembrar hongos con su esposo en el día, hornear pasteles por la tarde y ver películas por la noche sería una rutina tan amena y ad hoc para él, alguien que pecó de soberbia y altanería, alguien que añoraba un hijo y peleaba con alfas para acarrear siempre con la mayor suma de dinero para sus arcas.

Las inseguridades de Yoongi desaparecieron, obviamente había algunos vestigios, pero nada comparado con el principio, pecando casi en lo tóxico. Sus inseguridades no eran por celos o peleas, era la figura de Jimin imponiendo; sus ojos rasgados y secos al hablar con otros alfas mercenarios, sus facciones ariscas al escuchar alguna idea que no le agrade por parte de otros matones, o sus botines repiqueteando el frío suelo mostrando aburrimiento.

Jimin eran muy imponente al recién conocerse e incluso cuando iniciaron su relación oficialmente después del acontecimiento en Busán. Sin embargo no lo era con él. Jimin siempre le otorgó todo de él, siempre le daba sus besos, escuchaba sus vagos temas de conversación, acariciaba y curaba su hombro maltrecho y tomaba sus manos con un sentimentalismo que no pensó que tendría con alguien nunca.

Jimin era diferente. El filtro que cubría sus acciones gamberras se desvanecía cuando le preguntaba por cómo estuvo su día. La autoestima vaga de Yoongi regresaba cuando Jimin le regalaba esa mirada.

Esa mirada que siempre tiene para él. Que le dice que es lo que siempre estuvo esperando en su vida.

Ambos eran dependientes, no de una manera tóxica, pero sí de una manera real. Sabiendo que si nunca se hubiera encontrado, quizá sus lobos hubieran luchado por unirlos hasta morir en el intento. Ambos se necesitan, no por sus inseguridades, sino por las del otro.

Porque los dos son los indicados para el contrario.

😾

Gracias por seguir leyendo, los quiero, :* ya casi acaba esta historia que me mantuvo entretenida a la hora de escribir, bye, pronto nuevo fanfic 💕💞

¡Kitty quiere un bebé! «Yoonmin» - FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora