Lenta caída.
10 de septiembre de 2023.
Anastasia.
Las malas noticias son las primeras en llegar. Siempre he sido fiel creyente de ello. Y últimamente mi vida está llena de ellas.
Malas noticias por doquier es lo que recibo al despertar bajo la promesa de un nuevo ataque por parte de Alekséi. Sus llamadas han sido satisfactoriamente declinadas por mi parte, aún cuando Marcello ha querido ir en contra de lo que yo deseo para hacerle frente a Nox.
A veces me coloco en su lugar. Yo no podría vivir sabiendo que alguno de mis hijos se encuentra en manos de alguno de mis enemigos. Quemaría ciudades, mataría a cualquiera que se me cruzara en mi intento por llegar a mi objetivo.
Y eso es lo que ha hecho Nox.
Ha destruido todo a su paso queriendo llegar al pequeño que justo ahora ríe ante los mimos de una Vittoria que parece no querer salir de mi casa. Nunca pensé que la vería sonreír así nuevamente, pero Luciano es el único que le saca una sonrisa genuina además de mis hijos.
Asumo que por eso Marcello ha callado su descontento con la situación y en su lugar se dedica a ignorar lo que sucede alrededor de la descendencia de Nicoletta al igual que Greta, la cual ni siquiera pregunta por el niño cuando viene.
Detallo el rostro sereno de Stefano en mis brazos, sus ojos permanecen cerrados aún si su pequeña boca sigue succionando mi pezón en tanto termina de quedarse dormido. Sebastiano fue el primero en caer rendido, por lo general no tarda en hacerlo, pero Stefano sí.
Escucho la puerta de la habitación abrirse y cerrarse. Levanto la mirada. Marcello ingresa, sus ojos encuentran los míos en la distancia antes de caer en su hermana que se levanta con Luciano en brazos y sale de la habitación sabiendo que Marcello trata de mantenerse lo más lejos posible del niño al que su hermana le ha tomado cariño en tan solo unos días.
Mi esposo avanza hasta la cuna donde Sebastiano duerme, lo veo inclinarse y asumo que está besando su frente como hace cada noche que no está cuando se duerme. Luego avanza hacia mí. No me dice nada, solo se sienta a mi lado en el sofá junto a la ventana y pasa con lentitud la yema de su pulgar sobre el puente de la nariz de nuestro hijo antes de besar su frente.
Lo miro por encima del hombro, entonces suspira como si se estuviese peleando consigo mismo y acorta la distancia entre ambos, dejando un casto beso en mis labios que me hace reprimir una amplia sonrisa al verlo ponerse de pie.
Se pierde en el baño dejándome sola. Una vez me aseguro de que Stefano está plenamente dormido, me levanto y lo dejo en la cuna junto a la de su hermano. Me acomodo la bata de seda antes de salir y comprobar a Aleska que juega con Avanix en su cama, escondiendo la comida del animal al verme entrar. Sabe que la regañaré si deja migas de algo en la sábana.
Me despido de ella antes de bajar las escaleras hasta la habitación donde instalé a Vittoria a petición suya. Nunca creí que quisiera dejar la comodidad de su departamento para venir aquí, pero lo hizo bajo la premisa de que ella ayudaría a cuidar a Luciano. Trató de llevarlo consigo, pero no se lo permití, no solo el niño es un blanco al que su padre busca, sino que también lo será cualquiera que tenga contacto con él.
No toco antes de entrar, solo entro para encontrarla con la blusa mojada, pero con una sonrisa mientras le pone el pijama de rayas azules al niño que es demasiado parecido a su madre como para olvidar de dónde viene. Pese a ello, no siento más que tristeza por la madre que le tocó, empatía, y dolor de que lo que yo viví con Zinov pueda replicarse en él pero por el lado de su madre.
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PODEROSA VINDICTA [+21]
RomanceLIBRO III Perversión y venganza. Sanguinarios. Poderosos. Inmorales. Una pareja hecha en el infierno. La diabla luchó en vano y cayó en las llamas del diablo. El diablo cedió y perdió en la batalla contra su más perversa contrincante. Y ahora, am...