Tratos.
27 de junio de 2023.
Marcello.
La paranoia viene con la guerra. El sentir que alguien te acecha es inevitable una vez comienzas a tener tantos enemigos con ganas de ponerte las manos encima.
Doy vueltas en mi auto incluso aunque la noche ha caído y es fácil perderme entre las profundas calles poco iluminadas que me conducen a la autopista.
El mismo auto deportivo me pisa las llantas del mío haciéndome apretar el volante con fuerza el cual se mancha de sangre debido al último de los clubes de Nox que ataqué hace una hora.
Presiono mi pie contra el acelerador, respirando con tranquilidad sin dejar de mirar el retrovisor. El auto me rebasa, pero otro le sigue y la maldición abandona mi boca al doblar en una calle y estacionarme en el primer callejón que encuentro.
Orazio me llama entonces, probablemente preguntándose por qué salí del club sin mis escoltas.
Esta fue la razón.
Declino su llamada, observando los dos deportivos mirarse las caras una vez sus conductores se estacionan en la entrada del callejón, cerrándome el camino por si quiero salir.
Me reclino contra el capó de mi auto, cruzando mis brazos sobre mi pecho en tanto las sombras de los dos hombres se acercan a mí, imponentes y cerniéndose sobre la mía hasta que desaparecen formando una sola.
—Conduces bien, Venturi. Hasta pensé que te escaparías de nosotros —se burla el de camisa negra que luce tan despreocupado como no lo hace el trajeado a su lado.
—De saber que estabas invitado a esta reunión, me habría abstenido de venir, Qiang —confieso con mis ojos clavados en el hermano de mi esposa el cual no oculta su falta de amabilidad hacia el Oyabun de la OVCA.
—Sí, Dimitri tampoco lo sabía, pero me colé.
—¿Qué quieres?
—Me enteré que tu mujercita está secuestrada —no hay diversión en su voz—. Y aunque la odio, también odio la idea de no ser yo quien le dé un balazo en el pie para cobrarme lo que me hizo por ti.
Me incorporo. Dimitri da un paso al frente al igual que Qiang, el cual se coloca frente a mí sobrepasando al Pakhan de la AVOC. No tengo tiempo para sus burlas o sus ganas de joder.
—Te burlaste en mi cara, Venturi, deberías agradecer que estoy aquí luego del supuesto trato que hicimos en prisión.
—Te dejé el camino libre para que jodieras a los Altamirano, yo cumplí mi parte del trato, cabrón —le recuerdo tajante—. ¿A qué viniste?
—Tengo información que puede ayudarles en su búsqueda del tesoro perdido.
El rostro de Dimitri cambia de molesto a interesado pese a la notoria burla en Qiang.
—¿Ahora si soy persona grata de su atención? —cuestiona colocando una sonrisa en su patético rostro.
—Habla —exige Dimitri.
Qiang se cruza de brazos, fingiendo desinterés, pero la garantía de una pregunta no dicha está allí, justo por salir.
—No hago favores, Abramov —escupe con severidad—. Mucho menos si son para encontrar a la perra que quiero matar.
Aprieto los dientes. El hecho de que quiera usar sus malditos juegos mentales en un momento en el que no tengo tiempo para meterme en su puta cabeza, me altera.
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PODEROSA VINDICTA [+21]
Storie d'amoreLIBRO III Perversión y venganza. Sanguinarios. Poderosos. Inmorales. Una pareja hecha en el infierno. La diabla luchó en vano y cayó en las llamas del diablo. El diablo cedió y perdió en la batalla contra su más perversa contrincante. Y ahora, am...