Planes cruzados.
Anastasia.
16 de septiembre.
Estar un paso por delante del mundo. Creí que era fácil en el pasado, pero solo lo es cuando el mundo y aquellos que quieren llegar a ti, no tienen idea de que estás cerca o en el radar.
Cuando todos creían que estaba muerta, tenía el mundo en mis manos. Nadie me esperaba, nadie tenía idea de que Anastasia Abramov podía llegar en cualquier momento. Y lo más importante, no tenía nada con lo que pudieran dañarme.
No como ahora. Tres razones principales para vivir de las cuales si me quitan una, me dejan sin nada.
Stefano duerme plácidamente en mi pecho mientras que su hermano ya se encuentra en la cuna luego de que Francesca lo durmiera. Un toque en la puerta me alerta, hace que levante la mirada para encontrarme con la mirada verdosa de mi hermana la cual presiona con una delicadeza impropia de ella las botas gruesas contra el piso.
Ekaterina se asoma en la cuna, esbozando una sonrisa ladeada al ver en su interior. Luego, vuelve su atención hacia mí, elevando una ceja al notar que Stefano permanece en total calma, sin perturbarse por nada.
—Me dijiste que te viera en tu oficina, pero Aleska dijo que no habías bajado —musita, sentándose en el diván a los pies de la cama matrimonial—. ¿Pasó algo?
—¿Sergey vino contigo?
Ella sacude la cabeza, quitándose la chaqueta que posa sobre su regazo en instantes.
—Yasha lo llamó. Están en una reunión. —La voz de Ekaterina cambia, sale un poco más ausente, tensa incluso—. Él ya nos exigió que volvamos a las filas.
—¿Y lo harán?
—Yo no quiero, pero Sergey...él quiere poder —indica—. Sergey siente que tiene un nombre que hacerse y quiere hacerlo allí. Y yo...
—Tú no quieres dejarlo.
—Es más que eso. —Sus ojos caen en mi bebé—. Ellos lo entenderán algún día.
—Estaré esperando una respuesta —le advierto—. Sea cual sea la decisión que tomen, deben decírmela antes de ejecutarla.
Ekaterina asiente, luciendo todo menos satisfecha con mis palabras.
—Me llegó cierta información, ¿sabes? —Me levanto con cuidado de no perturbar a Stefano, el cual solo se acomoda mientras camino—. ¿Recuerdas a Lucas Ponce?
—Oh sí, lo conocí el día que me metí al club de Nox —concuerda—. ¿Qué pasa con él?
No respondo. Dejo a Stefano en la cuna, asegurándome de tomar el monitor conmigo antes de salir con Ekaterina siguiéndome los pasos. Camina a mi lado hasta que bajamos las escaleras, notando que pierde mi atención una vez comienzo a responder un mensaje que entra, informándome que lo que he esperado por horas está por darse.
Ekaterina se sienta en uno de los sofás blancos de la sala cuando llegamos. Irnos de Gijón no está en los planes por ahora. No queremos llamar la atención a nuestra nueva casa así que queremos esperar a que las cosas se calmen un poco para trasladarnos. A raíz de ello, Marcello y yo nos hemos turnado para salir sin dejar solos a los niños.
—Quiero que vayas a Madrid esta noche con Roger —explico—. Tenemos una pista de que Luca Ponce estará allí y de ser así, él me va a llevar a Alekséi.
—¿Por qué no vas tú?
—Estaré cerca, pero puede reconocerme. Marcello vendrá en una hora y viajaré luego, pero mientras, quiero alguien de confianza siguiéndole el rastro.
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PODEROSA VINDICTA [+21]
RomanceLIBRO III Perversión y venganza. Sanguinarios. Poderosos. Inmorales. Una pareja hecha en el infierno. La diabla luchó en vano y cayó en las llamas del diablo. El diablo cedió y perdió en la batalla contra su más perversa contrincante. Y ahora, am...