Deber.
28 de marzo.
Marcello.
Las personas somos seres racionales, pero cuando los límites se desdibujan y la bruma de la rabia o pasiones aparece, la impulsividad tiende a ganarle a la razón.
La mentira, el combate, la guerra...son artes que se aprenden a manejar con años de experiencia. Nadie es tan buen mentiroso como aquel que ha sido forzado a serlo con los años, teniendo que esconder el temor, el odio o cualquier sentimiento que lo deje en evidencia.
Pero no hay un ser en el mundo que pueda ocultar una mentira por siempre a menos que la muerte llegue primero.
Mis nudillos sangran, pero no detengo los golpes que propino en el rostro del hombre que creyó que ocultarle información a sus superiores era una buena idea. El respeto de la gente se gana, pero en la mafia, respeto va de la mano con miedo. Si no temen lo que puedes llegar a hacer, hay más posibilidades de que te traicionen.
Nadie te sigue sin una razón, siempre hay un interés escondido. La lealtad, es la excepción a mil reglas de traición.
—¡No será uno de mis hombres el que matará a cualquiera que se atreva a ir en mi contra! —grito dejando el cuerpo casi sin vida del hombre que he golpeado por horas—. ¡Seré yo!
—Señor...
—No sé cómo hacen las cosas en el agujero del que te sacaron, pero en el mío, yo no pongo a mis hombres a hacer lo que yo puedo hacer con mis propias manos. —Me cierno sobre él, sosteniéndole el rostro ensangrentado mientras sus lluviosos ojos llenos de lagrimas y sangre parpadean con miedo y angustia—. Te sacaré los ojos luego de arrancarte la lengua si vuelves a ocultarme información.
No lo mato como todos alrededor del cuadrilátero lo esperan. Las ganas de infundir miedo normalmente se confunden con misericordia, con una piedad que no tengo en el sistema, aunque sirve para que los hombres que me siguen crean que tienen oportunidad alguna.
No hay buenos o malos, solo personas que se mueven de acuerdo a sus propios placeres y conveniencia.
Para mi hija, soy la persona más buena que existe junto a su madre, pero para aquellos que ven en mí una amenaza, soy el mismo diablo tanto como lo es mi mujer. Todo depende del lado de la moneda que quiero que vean.
—La señorita Basile te está esperando en tu departamento —anuncia Orazio mientras recibo una toalla de uno de los hombres en la entrada del gimnasio.
La sangre que cubre mi cuerpo y esconde mis moretones desapareciendo me abre el paso a través de los pasillos mientras mis hombres me observan con duda, fascinación y admiración. Han sido días difíciles. La limpieza que estoy haciendo es más que solo quitar la escoria de mi organización, pero solo unos cuantos lo saben.
La lealtad se mide por qué tanto estás dispuesto a arriesgar por alguien. Todos pueden quedarse cuando hay calma o estabilidad, pero son contadas las personas que arriesgan, aunque sea una simple moneda que no les falta, por alguien más.
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PODEROSA VINDICTA [+21]
RomanceLIBRO III Perversión y venganza. Sanguinarios. Poderosos. Inmorales. Una pareja hecha en el infierno. La diabla luchó en vano y cayó en las llamas del diablo. El diablo cedió y perdió en la batalla contra su más perversa contrincante. Y ahora, am...