CAPITULO 1

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Encarcelados

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Encarcelados.

25 de octubre de 2022.

Marcello.

Envuelvo mis nudillos con la venda que no tarda en teñirse de carmesí. Las peleas en la cárcel no son ni el atisbo de aquellas que se dan en la jaula, pero ver la falta de coordinación de los otros reos y el miedo en sus ojos cuando creen que morirán, es un maldito aliento que me doy el gusto de tener en estos días.

Tres semanas.

He estado encerrado tres malditas semanas y una más es el tiempo máximo que soportaré aquí para manejar las apariencias. Tengo un negocio que atender, un par de venganzas que cobrarme y una mujer que esperar de vuelta cuando limpiemos las calles para nuestros hijos.

—Sartori ganará las elecciones —comenta el hombre con quien he compartido celda los últimos días—. ¿Estás seguro que no se irá en nuestra contra?

Resoplo, tomando el periódico que me tiende y leyendo titular. Las noticias no dejan de hablar del dadivoso hijo del empresario Dante Sartori que está arrasando con las encuestas electorales. El pueblo lo ama, y eso me conviene porque es lo que necesito para mantener un ojo en cada rincón de este país en el que no tengo la posibilidad de meterme a mi antojo.

—Lo único que tengo seguro es la muerte, pero fuera de eso, podría casi estar seguro que Giulio Sartori no se irá en mi contra.

Debe sacarme de aquí libre de cargos para que pueda reunirse con Selena y su hijo. Ella está bien, lejos, en una casa de máxima seguridad, y aunque crea que ya no tiene ojos vigilándola, está muy equivocada.

Giulio podrá tener una reunión con ella cuando me libere de los cargos. Lo que haga luego de eso, me tiene sin cuidado mientras que no la mate o le haga daño, porque conozco a Anastasia y no voy a poder evitar que mate a Giulio si toca a la mujer.

Tenemos un trato que debe cumplirse. Ella no se meterá mientras que Selena se encuentre bien al igual que su hijo.

Además, así como lo estoy subiendo a la presidencia, instándolo a que se gane el apoyo de los votantes, también puedo bajarlo, y la caída no será tan placentera como la subida.

—¿Cuándo piensas salir de aquí, Qiang?

Una sonrisa que he aprendido a conocer bien, se instala en el rostro del japonés, el cual ha aplazado el juicio que lo hará salir de aquí por gusto, porque quiere quedarse todo el tiempo que sea necesario hasta que se sacie, hasta que le saque cada gota de sangre del cuerpo a Martín Altamirano el cual solo lleva una semana aquí, pero saldrá pronto.

Si es que Qiang no lo mata antes.

—Cuando resuelva mis asuntos con el maldito de Martín, tengo un par de negocios que proponerle. —Se encoge de hombros, sabemos que por negocios se refiere a que él hablará con sus puños y Martín llorará con su sangre—. Se avecina un pago de deudas de esos que tanto me gustan.

PODEROSA VINDICTA [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora