CAPITULO 8

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Calma con sabor a Peligro

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Calma con sabor a Peligro. Parte 2.

28 de febrero de 2023.

Anastasia.

Estoy acostumbrada a que, al despertar, lo primero de lo que soy conocedora es de las inmensas ganas de correr al baño que me asaltan y me hacen saltar de la cama. El embarazo me convirtió en eso, en una adicta a descargar mis ganas de orinar cada dos horas.

Sin embargo, al abrir los ojos a las siete, como lo marca el reloj en mi mesita de noche, no lo hago ante la necesidad de correr al baño, sino por los gritos que se desvanecen poco a poco en el pasillo de mi habitación seguido de varias pisadas que me hacen incorporar reposando mis manos en la cama que me soporta durante un par de segundos.

Abro un poco la bata, paseando mi mano por mi vientre sin premura por varios segundos en los que solo escucho los alegatos de Aleska acompañados de la risa de Stella. A Massimo tardo en escucharlo, pero lo escucho, riendo, gritando y feliz.

Calma.

¿Por qué será que desconfío tanto de la tranquilidad?

Voy al baño antes de salir. Los corredores están en completa soledad, pero no me inquieto. Por lo que sé, Tatiana salió temprano al centro y no regresará hoy, Franchesca está en la casa también y no vendrá a la isla así que solo estaremos nosotros por aquí, controlando a los dos preadolescentes que me encuentro jugando uno en el piso de uno de los quioscos junto a la piscina.

Stella se burla de ellos peleando sobre las reglas mientras que Marcello hace un par de llamadas desde una esquina sin quitarles el ojo de encima a través de los lentes oscuros que trae.

—¡Mamá, dile que deje de ser tramposo! —chilla Aleska sin apartar los ojos de Massimo que esconde sus cartas—. ¡Mira como eres, yo te mostré las mías!

—¡Por boba!

Ruedo los ojos, caminando hasta la mesa llena de comida. Me relamo los labios casi inconscientemente al percatarme de la sandía cortada en cuadros sin las semillas dentro al igual que los huevos revueltos a los que me he vuelto adicta. Desde que Stella comenzó a usar la cocina, no hay nadie que la saque de allí y de los libros cuando no está intentando la cantidad de recetas que aprende en internet.

De no ser porque también veo su interés en salir, pensaría que se está metiendo en un pequeño caparazón para no salir y que nadie la dañe.

Como le dije a Tatiana, solo necesita tiempo. Y se lo estoy dando.

—Mami, ¿me compras la edición especial que sacaron? —Aleska bate sus pestañas al verme sentarme a desayunar, la carita de cachorro pidiendo algo no se la compro—. Viene con una monedita dorada, y yo la quiero.

—Massimo la pidió primero, no van a tener dos porque es un gasto innecesario.

—¿Y cuando no quiera jugar con la de él?

PODEROSA VINDICTA [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora