Capítulo V - Sirvienta

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Sirvienta


—¿En serio piensas irte y dejarnos solos? —me pregunta Mikah, apenas ve que Emily y Matilda salen a pasear con la que espero sea su próxima niñera, una mujer de mediana edad con sonrisa algo tenebrosa, pero que parece tener buen corazón. O eso quiero pensar.

Durante las últimas semanas han venido más de cinco mujeres a probar el puesto y ninguna se ha quedado. Sebastian está demasiado estricto con el personal ahora. Las niñas no saben de que se trata esto, creyendo que estas mujeres vienen sólo a pasar tiempo con ellas para ayudarme con el trabajo. Matilda no le ha dado mucha importancia, adorando tanta atención sólo para ella, mientras Emily parece querer morir en el intento de conocer a tantas nuevas personas en tan poco tiempo. Varias veces intenté que su padre la deje en paz con esto, ya que se siente demasiado incómoda, pero él ha sido firme en el asunto.

—No quiero hacerlo, pero no me queda de otra —me justifico mirando por la ventana y observando con tristeza a Emily que intenta comprender las instrucciones de un complejo juego que la señora Karlsson les propone, o más bien, impone realizar.

—¿Ya le dijiste a tu familia acerca de tu decisión?

Niego con la cabeza, confesando mi temor de que no quieran recibirme de vuelta. Papá me ha estado contando acerca de sus nuevos planes en casa, pensando en construir una sala de juegos y tener unas ostentosas vacaciones por Europa en donde, por su puesto, yo sobro. Volver sería interrumpir esos planes y arruinar su felicidad.

Sigo observando por la ventana y cuando noto que Emily ya está al borde del llanto por la ansiedad que le produce la situación, decido intervenir, inventando una excusa para llevarme a la niña y consolarla, aún cuando su padre me observa con decepción desde la escalera. Minutos después, Matilda también regresa, alegando que no quiere jugar más. Esa es la señal que indica que la señora Karlsson no servirá para el trabajo. Con decepción, Sebastian le indica el camino de salida.

Ahí va otra más. A este paso no encontrarán un reemplazo.

—¿Qué estás viendo, små? —me pregunta Thor sentándose a mi lado en el inmenso sofá de la sala algunas horas después de que las pequeñas se fueran con su madre y Seb saliera de casa. Según él daría un paseo, yo estoy convencida de que salió con alguien, pero bueno, él no me quiso contar nada así que no me queda más remedio que especular teorías acerca de lo que realmente sucede.

Mi vista está puesta en la gran pantalla frente a mí, alucinando con todo lo que veo— The Last of Us —respondo, comiendo otro trozo de chocolate que le comparto y él recibe gustoso.

—Él está muy bien.

Sonrío ante su comentario al ver a quién señala y le paso parte de mi mantita para que se cubra. Es una tarde fría— Es Pedro Pascal.

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