Capítulo XXI - Modo latino

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Modo latino

No puedes hacer esto —habla Seb en dirección a Hanna, negando con la cabeza— Tú y yo estamos divorciados. Lo que yo haga con mi vida no es tu problema. ¡Tú me pediste el divorcio!

El aire a nuestro alrededor se siente pesado a medida que habla. Todos los presentes observamos a Seb que luce demasiado molesto, esperando por una respuesta de la rubia que sigue sollozando. Por mi parte, no sé siquiera en qué postura mantenerme, demasiado inquieta con lo que está ocurriendo, pero a la vez pasmada por ver hasta dónde puede llegar la inmadurez de una persona que nunca ha sabido lo que quiere realmente.

La historia entre ellos me la contaron en forma de anécdota, entre carcajadas. Se supone que Seb tuvo que rogarle durante mucho tiempo que ella quisiera siquiera una cita, cuando me lo contaron me reí también, pero viendo las actitudes de Hanna durante el último tiempo, noto que aún no ha podido madurar en ese aspecto y definitivamente ya no me hace tanta gracia.

—Señora, retírese de mi casa —le ordena a la mujer con nombre gracioso que le lanza una mirada de reproche, mientras aún espera que su ex esposa hable.

—Esta muchacha no puede seguir aquí... —comienza a defenderse ella, pero es interrumpida por Seb que vuelve a inundar la sala con su voz.

—La voy a despedir. Estás despedida, Julieta —habla en mi dirección esta vez, causándome un fuerte dolor de estómago por su repentina decisión— Ya está, ¿es eso suficiente para que no vuelva aquí?

Su ex esposa y su madre me lanzan una burlona mirada desde sus lugares, satisfechas de escuchar la determinación en la voz del alemán.

Todo estaba tan bien hace un par de minutos, ¿en serio está haciendo esto? Quiero convencerme de que tal vez sólo es un plan para que esto termine pronto sin involucrar a nadie más, pero Seb no suele ser así. Él sólo decide las cosas repentinamente y ya no cambia luego. Es inevitable no sentir temor de que todo lo que ha ocurrido entre nosotros en la última semana no haya significado nada, las advertencias de Mikah y de Isabella de pronto empiezan a llenar mi cabeza de negatividad.

La regordeta mujer comienza a caminar en dirección a la puerta luego de escuchar la sentencia de mi ahora ex jefe— En ese caso está todo ya resuelto, señora Prater. No tengo más que hacer aquí, la señorita Julieta puede irse de inmediato. Está oficialmente eliminada de nuestros registros.

Escucho la puerta cerrarse a mis espaldas, sintiéndome mareada con todo lo que debo procesar. Necesito que alguien me explique qué sucederá ahora conmigo.

De pronto me siento como en un trance, no soy capaz de escuchar con claridad las voces a mi alrededor, sólo puedo ver las expresiones molestas de los presentes, especialmente de Seb que discute con Hanna que ya parece más dispuesta a hablar. Lo único que me trae de vuelta a la realidad es la voz de Matilda desde algún lugar de la sala. Giro mi rostro hacia ella y una sonrisa se dibuja en mis labios por reflejo al verla correr en mi dirección. Ajenas a lo que sucede con los demás, la abrazo con fuerzas, sintiendo luego sus besos en mis mejillas.

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