Capítulo X - Noche libre

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Noche libre


Despierto de golpe, sudando y con intenso calor en las mejillas al rememorar el sueño que acabo de tener. Suspiro, intentando calmarme y llevo mis manos a la cabeza, preocupada. Ya se hizo recurrente en estas últimas semanas soñar con Seb, tanto así, que se me está haciendo difícil actuar normal frente a él. Justo cuando ya nos llevamos completamente bien mi cerebro parece querer acabar con mi estabilidad emocional. Hago todo lo posible por mentalizarme y dejar de darle tanta importancia al tema, proponiendo a mí misma un pacto. Estos sueños y fantasías deben terminar lo antes posible.

Me levanto de la cama para tomar una ducha y así apartar mis pensamientos extraños, y luego de vestirme y maquillar bajo a la cocina para ver a todos completamente desquiciados caminando de un lado a otro. Parece un campo de batalla. Thor parece cocinar comida para un ejército, mientras Gertrudis envía a todas las encargadas de la limpieza a limpiar hasta la más diminuta mancha de cada rincón de la mansión y los empleados que vemos pocas veces en el mes se encuentran todos haciendo sus respectivos trabajos como si se les fuera la vida en ello.

—La cena anual con los Räikkönen —murmura Seb en mi oído. Un escalofrío recorre mi espalda al sentirlo tan cerca y espero que no note las tontas reacciones de mi cuerpo con tan sólo escuchar su voz. Me giro para verlo de frente y siento que es el peor error que pude haber hecho, ya que viste su ropa de ejercicio y no es difícil imaginarme al alemán haciendo flexiones de brazos como hace días atrás. Dios mío— Conocerás a mi amigo Kimi.

Sonrío alegre al escuchar aquello, pensando ya en qué ropa usar, sin embargo, la repentina presencia de Hanna dando instrucciones a todo el que se le cruce en el lugar me confunde. De pronto pareciera que nunca se hubiera ido de casa, actuando como si todo lo que sufrieron en el divorcio en realidad no ocurrió.

—Te daremos la noche libre, Julieta —pronuncia la mujer con una sonrisa, mientras observa la expresión de Seb al escuchar sus palabras. Él parece confundido, pero no dice nada— No te necesitamos aquí, es una cena familiar que llevamos años realizando, por lo cual no es necesario que nos acompañes.

—Está bien—le sonrío falsamente. La verdad es que si quería estar aquí, pero bueno, ya conoceré al ex piloto en otra ocasión— Gracias.

Salgo de la casa sin siquiera desayunar y busco a Mikah que limpia el automóvil que siempre suele utilizar para trasladar a las niñas. Me lanzo en la parte trasera del auto, a pesar de sus regaños, y en cuestión de segundos creamos un plan para la noche. Saldremos a cenar fuera y a bailar, o lo que sea que hagan los suecos en las fiestas. Promete presentarme a unos amigos y eso me basta para estar completamente satisfecha con el panorama.

La noche llega rápidamente y tan sólo me queda ponerme los tacones. Escogí un vestido blanco largo y ceñido al cuerpo con escote corazón. Amo este vestido, fue un regalo de mi hermana. Observo mi reflejo en el espejo, retocando mi usual labial rojo, mientras Matilda me pide que le haga algo en el cabello. En cuestión de minutos le hago un semirecogido que ella ama de inmediato y no para de mirarse en el espejo. Pequeña pretenciosa, me encanta. Emily no está muy interesada en la cena, menos en vestidos y peinados, pero igual me pide que la peine. Al terminar con ella, me pongo mis tacones y busco una chaqueta para salir. Matilda regaña diciendo que quiere ir a bailar conmigo y su hermana le explica que tienen otros planes para esta noche a medida que bajamos hasta la planta baja.

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