Capítulo XXIV - Celos

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Celos

Mi voz es angelical, deja de burlarte —le advierto a Seb que no para de reírse debido a mis desafinados gritos mientras avanzamos por la carretera en dirección a la casa de los Räikkönen.

Graznar mis canciones favoritas y ver a Seb conducir son lo único que calman el creciente temor que se asienta en mi cuerpo entero por tener que cruzarme con la esposa de Kimi nuevamente. Sé lo mucho que me odia, pero a pesar de mi insistencia para no ir, Seb me dio uno de esos besos que me quitan el aliento y terminé cediendo. Definitivamente debo comenzar a ordenar mis prioridades.

Él sonríe en mi dirección y toma mi mano para dejar un beso allí. Es inevitable no sentir miles de mariposas rondando mi estómago con tan simple contacto.

Apenas llegamos, rodea el auto para ayudarme a bajar a pesar de todas las veces en que le he hecho saber que no es necesario, pero es un caballero y no desperdicia ninguna oportunidad para demostrarlo. Toma mi mano para levantarme del asiento y tira de mí acercando mi cuerpo al suyo para besarme. Ahogo un suspiro por su repentina muestra de cariño y llevo mis manos hasta su espalda para atraerlo más, haciéndolo sonreír sobre mis labios por mi acción.

—¿Sigues nerviosa? —me pregunta, apartándose unos centímetros pero aún sosteniendo mi cuerpo con fuerza. Su perfume me rodea por completo.

Atontada aún por el beso y con una sonrisa enamorada, niego con la cabeza.

Entramos a la mansión con los dedos entrelazados, una práctica que, por su puesto, yo comencé y que ahora para él es una costumbre. A todas partes que vamos busca mi mano para llevarme a su lado, lo cual me encanta.

A medida que avanzamos y veo a varias personas que no conozco acercarse al exterior de la casa, los nervios vuelven a incomodarme al notar que es una fiesta de piscina algo grande. Kimi nos recibe con una gran sonrisa apenas nos ve entrar y nos invita a pasar indicándonos el camino.

—Seb, hay demasiada gente aquí —musito, poniéndome frente a él para detener su paso. Las palmas de mis manos se sienten húmedas por el temor de ver a toda esta gente aquí. Obviamente hablarán acerca de nosotros.

—¿Y?

Su mirada se fija completamente en mí, haciéndome tranquilizar un poco. ¿Cómo es posible que logre eso tan rápido?

—Que no soy Hanna, la gente hablará y dudo mucho que piensen que soy tu... —aún me cuesta decir la palabra novia frente a él. Hasta ahora las únicas que se refieren a mí de esa manera son Emily y Matilda— Ya sabes. Ellos pensarán que soy tú amante.

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