Capítulo XXV - Incertidumbre

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Incertidumbre

Enciendo las luces de la sala a medida que veo a Emily subiendo las escaleras con expresión triste, arrastrando su bolso como si no tuviera la fuerza suficiente para levantarlo. Todo el camino de regreso a casa fue en un profundo y desolador silencio en donde ninguno se atrevió a decir palabra alguna.

—¿Quieres hablar acerca de lo que pasó? —la voz de Mick parece atacarme de pronto, provocando que la tristeza me invada aún más.

Niego con la cabeza, sintiendo el intenso dolor del horrible nudo en mi garganta que me ataca desde que salimos del hospital.

—¿Estás bien?

Asiento, llevando mi mano hasta mi cuello para dejar leves masajes con el fin de que ya no duela tanto, pero es en vano.

—¿Segura? —insiste— ¿Necesitas algo?

—No —respondo al fin, en un hilo de voz.

—Bien, si no necesitas nada me iré, pero si algo ocurre, no dudes en avisarme.

Lo veo darme la espalda para caminar en dirección a la puerta, pero lo detengo, acercándome a él como si de pronto no pudiera estar sola.

—No te vayas —comienzo a llorar. Odio no poder contenerme— ¿Qué hago si algo le sucede a Emily ahora? Por favor, quédate. ¿Sí? Quédate.

Mick asiente, pero no vuelve a decir nada más, sólo se queda a mi lado, acercándome a él para dejarme llorar sobre su pecho, mientras comienzo a lamentarme y a culparme por lo sucedido. Después de intentar inculpar a todo el mundo, es inevitable no sentir mi responsabilidad en todo esto. Si tal vez no hubiese estado preocupada por lo que hacía Seb esto no habría pasado.

Escucho la voz de Emily llamarme desde su habitación, por lo que me limpio las lágrimas antes de ir hacia ella. Mick promete quedarse conmigo para luego caminar hasta la cocina para explicarle todo a unos somnolientos Thor y Gertrudis que no comprenden nada de lo que sucede, observando con horror cómo intento recomponerme para ir tras la pequeña.

Emily espera por mí sentada sobre su cama, con la mirada perdida en algún lugar de la habitación. Está afectada y la entiendo, es su hermana pequeña la que está en problemas y el hecho de no tener la mínima idea de lo que ocurrirá es algo bastante fuerte para una niña de su edad. Bueno, para la edad de cualquier persona. Si algo le sucede a Isabella o a Ayrton yo estaría igual de afectada.

—¿Qué ocurriría si Matilda no despierta? —me pregunta, mientras peino su largo y húmedo cabello rubio antes de comenzar a secarlo con una toalla.

Siento una punzada de dolor en el estómago al escuchar esa pregunta. Siempre intento ser positiva, por lo que no me había puesto a pensar en otras posibilidades.

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