Capítulo 3

355 27 0
                                    

Sólo es un trabajo, que no te joda la puta cabeza. Pensó con amargura y cuando al fin se encontró frente a la puerta de Taehyung, masajeó el puente de su nariz en espera de lo que vendría, desbloqueando la cerradura luego de unos minutos de espera para animarse, se abrió camino al interior del apartamento.
La rubia lo recibió con una pequeña venia, observándolo con curiosidad por un momento, claramente conflictuada por algo que era incapaz de decir.
— ¿El Señor está listo? —preguntó con indiferencia, ocultando la sorpresa por no encontrarse con el pelirrojo.
Yerim mordió su labio, respirando profundamente. —El Señor Taehyung no ha salido del cuarto aún.
—Estamos atrasados— dijo con fastidio—, por favor ve por él, Yerim-ah, no podemos seguir perdiendo el tiempo.
La rubia jugaba con sus manos, sin moverse ni un centímetro del lugar donde se encontraba. Jungkook arqueó una ceja, cambiando el peso de su cuerpo de una pierna a otra en espera de que Yerim hablase.
—El Señor Hyung Sik llamó—la chica comenzó a hablar con suavidad—, dijo que tenía una audición el día de hoy, pero Taehyung no desea estar presente... Así que está encerrado en su habitación todavía.
— ¿Audición?
Yerim sonrió con tristeza. —Joyas nuevas, Señor.
Rió al escuchar aquello, divertido ante la idea de que Taehyung se sintiese amenazado por alguien más como para ocultarse en su pequeño palacio.
— ¿Acaso al Señor Taehyung no le agrada compartir a su dueño? Por lo que vi, no debiera ser algo preocupante, ¿No? Su voz sonó cargada de ironía, mas la expresión de la rubia cruzó entre el miedo y la decepción al escucharlo, como si hubiese esperado más del hombre que debía proteger a Taehyung.
—El Señor Hyung Sik jamás cambiaría a Taehyung por otra persona, porque eso sería renunciar a algo valioso. El Señor Hyung Sik jamás renunciaría a algo así... Así que no, Taehyung no teme ser reemplazado. Te equivocas si crees eso...
— ¿Cuál es el problema entonces? Sólo dile que no quiere tener problemas con el Señor Hyung Sik y que termine de una vez sus berrinches. No tengo toda la mañana para aguantar su actitud de niño consentido.
—No es necesario que te molestes en hacerlo, ya estoy listo, Yerim-ah.
Vio al pelirrojo salir de su habitación, pasando de él sin siquiera dirigirle una mirada. Sin entender muy bien, salió del apartamento junto a Taehyung, entregándole el casco en espera de que el pelirrojo dijera alguno de sus comentarios irritantes y ácidos. Sin embargo, Taehyung guardó silencio durante todo el trayecto al Club, con sus manos aferrándose a su cintura como si de eso dependiese su vida. Estaba lejos de cualquier comentario desagradable o broma de mal gusto como en cualquier ocasión anterior y, si no hubiese preseciado su actitud de otros días, hasta le hubiese parecido que buscaba refugio.
Sentía tanta curiosidad por la actitud que estaba teniendo el pelirrojo, mas éste simplemente seguía encerrado en su mundo; realizaba movimientos automáticos, como si su voluntad y arrogancia hubiesen desaparecido por completo. Lo vio frenar sus pasos cuando se encontraron frente al Club, temblando ligeramente y respirando con dificultad, hiperventilando sin poder evitarlo.
Estaba aterrado.
Aquel pelirrojo que sólo sabía abrir su boca para complacer a Hyung Sik y soltar palabras irritantes, estaba por completo aterrado de seguir hacia el Club. Su mano se posó inconscientemente en la espalda baja del pelirrojo, instándolo a caminar hacia el interior del Velvet al ver que no se movía.
—N-No me toques... —Taehyung musitó apenas audible. —El Señor está esperándolo, avance.
— ¡Que no me toques! —gritó con furia, su expresión distorsionada entre miedo y enojo. Sin embargo, Jungkook pasó por alto que aquella explosión en su ánimo nada tenía que ver con las habituales.
Exhaló agotado. —Lo esperan.
Taehyung avanzó ahora, ocultando cualquier vestigio del miedo que segundos antes demostró. Lo siguió hasta el lugar donde Hyung Sik esperaba, frunciendo el ceño al ver el grupo de chicas y chicos que allí se encontraban. Hyung Sik sonrió al ver entrar a Taehyung, acercándose para besarlo sin demoras y sentándolo frente a aquel grupo, como si de un show se tratase.
—Jungkook, como el protector de mi joya, te quiero a su lado durante toda nuestra audición.
—Sí, Señor—respondió simplemente, parándose junto a Taehyung con la curiosidad burbujeando en su interior, queriendo saber qué tipo de audición debían pasar cada una de las joyas.
Entonces, como si Hyung Sik hubiese escuchado sus pensamientos, un grupo de cinco tipos entró al lugar, tomando a una de las chicas de sus brazos y lanzándola al centro de aquel escenario improvisado. Aquella mujer lloraba, suplicando por volver a un hogar del que claramente jamás volvería a saber. Jungkook mantuvo su mano sobre su arma, demasiado tenso como para moverse, intentando
comprender la escena frente a sus ojos.
La chica rogaba e intentaba alejarse cuando uno de los tipos enfundó sus manos en guantes de látex y la desnudó, abriendo sus piernas sin cuidado para examinar entre gritos y súplicas por detener
aquella humillación. Segundos después, le daba un sutil movimiento con su cabeza a Hyung Sik, confirmándole lo que al parecer, su jefe ya sabía.
— ¿No es linda, Jungkook? La pureza está sobrevalorada fuera del Velvet, pero aquí es una gran característica, ¿Sabes? Es una real virtud —Hyung Sik sonrió complacido por completo—, pero nadie puede obligar a otra persona a estar en un lugar que no desea, ¿No?—, sus ojos se cruzaron con los de Taehyung y su sonrisa se amplió, como si
ambos compartieran algún tipo de secreto que no merecía ser conocido por alguien más—, así que de este hermoso grupo de joyas, es probable que sólo una sea lo suficientemente brillante para quedarse a mi lado. ¿Tú quieres ser una joya, preciosa?
Jungkook tragó saliva con dificultad cuando la chica que seguía rogando por su vida entre gritos, se negó, luchando por liberarse de manera infructuosa. Pero una negativa era un error y Hyung Sik había dicho claramente que los errores no estaban permitidos. Apretó su mandíbula y sus dientes crujieron cuando el primer golpe cayó sobre aquella chica, pero fue incapaz de alejar su mirada incluso cuando, luego de largos minutos en los que sólo era capaz de escuchar el sonido de aquel frágil cuerpo siendo azotado con una fuerza descomunal y donde los gritos cesaron por completo, el cuerpo inerte y ensangrentado de aquel prospecto de joya fue lanzado lejos del lugar. Desechado sin un poco de remordimientos como si se tratase de basura y no de una persona.
Y deseó, Dios sabía cuánto lo hizo, que aquella demostración hubiese sido suficiente para que el resto del grupo entendiera que volver a casa no era una opción ya, mas con las cinco personas restantes la rutina fue la misma.
Lo triste de aquello, era que para esas chicas la muerte parecía ser mejor opción que quedarse en aquel lugar.
Cuando el último cuerpo fue amontonado junto a las demás, se permitió observar al pelirrojo por fin. Su corazón pareció saltarse latidos ante la imagen: Taehyung no había emitido sonido alguno durante aquella demostración, por lo que había asumido que el pelirrojo ya ni siquiera sentía empatía por alguien más y que todo aquello no era más que una molesta pérdida de tiempo para él. Pero allí estaba, con sus puños cerrados sobre su regazo, tan fuerte, que sus nudillos se blanqueaban por la presión. La sangre resbalaba por sus labios que seguían aprisionados por sus dientes de forma dolorosa y su rostro por completo humedecido por las lágrimas que no dejaban de caer. Luchando con todas sus fuerzas por no emitir siquiera un sonido.
—Fue una mala audición.
Hyung Sik dijo con decepción al no haber logrado reclutar ni una sola joya para su Club. La mirada de su jefe se posó entonces en Taehyung y sus labios se curvaron con diversión al notar el estado del pelirrojo.
Jungkook comprendió entonces por qué Taehyung había estado aterrado ante la idea de presenciarlo. Las palabras de Yerim resonaron en su mente con claridad. Hyung Sik jamás renunciaría a Taehyung, y ésta era su forma de demostrarle lo que sucedía si siquiera pensaba en alejarse de su lado.
—Puedes irte, Jungkook. Hoy me encargaré de cuidar a mi amada joya por mí mismo.
Dudó unos segundos, porque la verdad es que luego de haber presenciado aquello, no se sintió seguro de dejar al pelirrojo en aquel lugar, mas alejó aquel pensamiento de una sola vez, porque Taehyung le pertenecía a Hyung Sik y él no debía inmiscuirse más allá de su protección externa.
—Lo veo mañana, Señor.


UNTOUCHABLE® [TAEKOOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora