Escucharlo cantar nunca se sintió tan íntimo como aquel día, pese a que Taehyung en ningún momento dirigió su atención a él como en otras ocasiones en donde sus ojos se cruzaban y su sonrisa arrogante lo desafiaba. Se negó a beber, porque una parte de él seguía jugando a engañarse, repitiendo que el alcohol y el ambiente en ese sitio era una forma de incitación a la que ya no podía someterse si no quería volver a cometer un error básico como el que cometió. Sin embargo, tenía claro que cualquiera de sus excusas no eran más que burdos intentos por olvidar.
Por borrar la sensación de su cuerpo estremeciéndose, por olvidar la forma en que el aire pareció escapar de sus pulmones aquella mañana cuando debió llevarlo al Club. Porque el suave agarre en su cintura le recordaba que el pelirrojo estaba a su alcance y que aquella estúpida regla para infundir miedo poco había importado cuando Taehyung tembló entre sus manos, aferrándose entre palabras de amenaza que eran reemplazadas por gemidos y ruegos.
Relamió sus labios, sus manos deslizándose por sus propios muslos para controlarse; luchaba por mantenerse impasible, pero nada lograba sacarlo de aquella vorágine en la que había caído aquel día.
— ¿Acaso ya va a solicitar mis servicios? —se sobresaltó cuando Jade lo abrazó, apegando su cuerpo al de Jungkook con familiaridad—, se ve tan tenso hoy.
— ¿En serio no tienes alguien más a quien ofrecerle tu compañía? Tus juegos no funcionan conmigo, no soy un cliente —volvió a recordarle.
Ella rió, acariciando el pecho de Jungkook cuando el pelinegro quiso poner distancia. —Las joyas nuevas están captando la atención de muchos, supongo que nuestros honorables clientes tienen una apariencia que cuidar en su día a día... Pero aquí pueden comportarse como lo que realmente son.
El pelinegro no pudo contener la risa ante esto. — ¿Estás celosa de esos dos chicos?
—No—. Se acercó a él, lamiendo suavemente el labio inferior del pelinegro—. Estoy celosa de quien sea tenga la capacidad de alterarlo de esta forma, Señor.
—No deberías, no soy un cliente, Jade —reiteró—, y Namjoon está mirando, vuelve a tu trabajo.
Jade rió, separándose de Jungkook para volver a caminar entre los clientes con suaves contorneos, dejando caer su cuerpo sobre uno de los muchos hombres que allí se encontraban para volver a su trabajo. Con un suspiro agotado, se levantó de la barra para dirigirse hacia la oficina de su jefe, pues Taehyung pronto terminaría su actuación y seguir allí sólo comenzaba a exaltarlo. Frunció el ceño cuando uno de los guardias abrió la puerta por él, permitiéndole el paso al interior. Contuvo la sensación de desagrado al ver a Hyung Sik limpiar sus manos y al chico rubio intentar contener la sangre que seguía saliendo de su boca.
Sus cejas se arquearon con sorpresa, pues pese a los golpes que Hyung Sik había propinado, el chico no parecía demasiado afectado por esto y sus ojos seguían observando con rabia al castaño; desafiante aunque eso le costase un nuevo castigo.
—El Señor Taehyung vendrá en unos minutos, Señor— dijo al fin, captando la atención del rubio por unos segundos, divertido al ver el notorio desagrado con el que lo observaba.
— ¿Es así? Supongo que me entretuve más de la cuenta contigo, Jinnie—. Hyung Sik exhaló, acunando el rostro del pelirrubio, presionando su pulgar por donde su labio se encontraba partido debido a los golpes, sonriendo ante la nula respuesta al dolor que estaba recibiendo. Jungkook tragó saliva al notarlo también, porque aquel chico estaba siendo torturado por no estar rogando como otras joyas y aunque era obvio que sufría, se negaba a reaccionar de la forma en que Hyung Sik esperaba—. Mira, Jungkook. Es mi pedido especial junto con Jimin, pero al contrario de él, a Seokjinnie no le agrada que lo toquen, ¿No es lindo?
—Supongo, Señor.
—Seokjinnie mordió a uno de mis amigos, Jungkook—rió con diversión ante sus palabras, como si el hecho de que aquel chico quisiera defender lo último de dignidad que quedaba en su vida no fuese más que un chiste—, pero Seokjinnie acaba de entender por qué una joya no puede hacer algo como eso, ¿Verdad? El chico, Seokjin, forzó una sonrisa que era difuminada por la sangre que resbalaba de su boca. —Sí, Señor.
—Ahora, Jungkook... Sé que no te pago por esto, pero me encantaría que pudieses llevar a Seokjinnie para que cure su hermosa boca; necesito privacidad con mi joya. Puedes largarte luego, mi joya se quedará conmigo esta noche —sonrió—, te quiero mañana a primera hora en el Velvet.
Exhaló, comprendiendo que aquella sesión de golpes había dejado con la adrenalina a tope a Hyung Sik y Taehyung sería quien se encargaría de recibir todo aquello. Con un sutil asentimiento, se acercó al rubio para tomar su brazo y guiarlo fuera de la oficina. Se detuvo por un momento cuando Taehyung se cruzó con ellos, los ojos del pelirrojo analizando a la joya de Hyung Sik por largos segundos; sus cejas temblaron por un instante ante la zona golpeada en Seokjin, dejando que el miedo fuese visible de manera fugaz al comprender antes de volver a
sonreír con arrogancia y seguir su camino, ignorando al pelinegro.
Seokjin sonrió con diversión al ver al pelirrojo alejarse, respirando con dificultad luego de haber recibido golpes cerca de sus costillas. Jungkook frunció el ceño, volviendo a darle la atención que estuvo centrada sólo en Taehyung por demasiado tiempo, a la nueva joya. Notó el cuerpo del rubio perder por segundos su estabilidad, ayudándolo a mantenerse en pie.
—Te llevaré a que descanses— le habló con frialdad. —Ese chico... ¿Es la persona de la que hablan?
—No sé a qué te refieres, vamos antes de que el Señor Hyung Sik... Seokjin contuvo la risa, relamiendo sus labios y sintiendo el sabor metálico en su lengua. —Ese enfermo... ¿Tienes el coraje para decirle
'Señor' cuando miras a ese chico de esa forma?
Respiró profundo, liberando el agarre que mantenía en el rubio para poder observarlo directamente, examinándolo. —Quizá por las cosas que hablas es que terminaste en este sitio... Si valoraras tu vida, no estarías diciendo cosas que no tienen sentido.
—Si valorara mi vida... ¿Acaso tú valoras la tuya? Dios, no puedo respirar... —dijo cambiando el tema de forma abrupta—, creo que me fracturó algo...
El pelinegro suspiró, volviendo a ayudar a la nueva joya y agradeciendo en parte que Hyung Sik lo hubiese dejado así de lastimado. Al menos, de esa forma no debía escuchar aquellas verdades que sólo jodían aún más su cabeza.
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UNTOUCHABLE® [TAEKOOK]
ActionTodos siempre nos sentimos atraídos por lo prohibido, es como una ley. Lo prohibido puede darte satisfacción, paz, tormento o incluso llevarte a tu propia perdición. Fanfic Taekook Homosexual