Capítulo 23

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No sabía cómo explicar realmente lo que Hyung Sik provocaba. Quizá la emoción de estar mucho más cerca de lo que alguna vez creyó de su sueño lo cegaba, pero las palabras de aquel hombre eran capaces de transportarlo de su realidad.
Cada vez que se encontraba a su lado, Hyung Sik le mostraba todo lo que siempre creyó merecer. Lo idolatraba de una forma que se volvía totalmente embriagadora, seduciéndolo con dulces promesas de un mejor porvenir, barriendo con sus límites y destruyendo cualquier barrera de forma cuidadosa.
Y pese a que el miedo seguía estando presente, la comodidad junto a Hyung Sik comenzó a volverse frecuente. No podía negarlo tampoco, porque amar a Minjae no quitaba la atracción primitiva que Park Hyung Sik había despertado en él.
—Dios, podría comer estas cosas toda mi vida —Taehyung dijo con un suave gemido de satisfacción ante lo delicioso de la comida, demasiado feliz de tener aquellos momentos de lujo—, siempre he creído que la gente rica no sabe valorar todo esto, ¿Pero yo? En verdad podría hacerlo.
Hyung Sik sonrió, bebiendo con lentitud de su copa de vino; sus ojos jamás se alejaron del pelirrojo, sintiéndose ansioso cuando la lengua del menor se deslizó por su propio labio para limpiarlo.
—Ven aquí, bebé.
— ¿Ahí? —preguntó, bajando su propia copa mientras veía a su alrededor, aliviado de que no hubiese más personas en aquel sitio más que ellos y la seguridad de Hyung Sik. De forma rápida, el pelirrojo se había acostumbrado a que aquellos hombres en verdad no eran más que sombras, sin voluntad propia ni opinión.
—Quiero probar el vino que estás degustando, bebé. Trae tu copa.
—Uhm... ¿De acuerdo? —dijo con su ceño frunciéndose por un momento, mas sin perder su sonrisa.
Con gracia, se levantó de su lugar y volvió a sostener su copa, sus pasos resonaban suaves en aquel reluciente piso mientras se acercaba a Hyung Sik, quien no separó su mirada de cada uno de sus movimientos. En parte, aquello lo hacía sentir valorado en una forma extraña, porque veía claro que Hyung Sik lo deseaba a su lado incluso aunque no fuese más que un pobre chico huérfano.
— ¿No vas a acercarte más? —el castaño preguntó con diversión cuando Taehyung se detuvo a cierta distancia, las dudas aún presentes en cada una de sus acciones—, ven, bebé.
—Sí... Sí, está bien...
Con cuidado, cerró la distancia y extendió la copa que aún sostenía, su corazón latiendo con nerviosismo al escuchar la risa de Hyung Sik resonar en el lugar.
—Termina tu copa, bebé. De una sola vez.
Respiró profundo, comprendiendo lo que su anfitrión deseaba y haciendo lo que Hyung Sik pedía de una vez, llevó la copa a sus labios para terminarla. El sabor afrutado del líquido envolviendo sus sentidos, acariciando su lengua y entregándole el valor necesario para inclinarse hacia el hombre que seguía en su lugar, apoyando sus manos con cuidado sobre sus hombros para sostenerse y presionando sus labios contra los de Hyung Sik.
Sintió los dedos del castaño enredarse en su cabello, forzándolo a mantener su lugar al momento en que su lengua se hundió en su boca, enredándose con la del pelirrojo de forma hambrienta. Un gemido murió en su garganta, ávido de seguir permitiendo que Hyung Sik continuase besándolo de aquella forma ansiosa y necesitada. El sonido de sus
lenguas encontrándose provocando un corte en cada uno de sus pensamientos.
En todos aquellos encuentros, Hyung Sik jamás lo había forzado a algo más y nunca traspasaron los límites de besos ansiosos y apasionados, pero el deseo comenzaba a quemar en el cuerpo del pelirrojo, tal vez a causa del alcohol en su sangre o las promesas que flotaban tácitas entre ellos cada vez.
Cuando Hyung Sik se levantó, empujando su cuerpo contra la mesa para subirlo sobre la superficie, apenas registró el sonido de platos y copas destrozándose. Separó sus piernas, dejando que el castaño se ubicase entre éstas sin cortar el beso. Extendió su cuerpo, dejando que la lengua de Hyung Sik siguiera su camino por su piel; las manos del mayor vagando por su cuerpo y perdiéndose en caricias que a ratos se volvían desesperadas. Gimió profundo cuando Hyung Sik comenzó a presionar sus dedos desde sus muslos hasta su entrepierna, logrando que la tela se volviera dolorosamente innecesaria.
Arqueó su espalda y empujó sus caderas en búsqueda de más, respirando con rapidez y dejando escapar sollozos desesperados cada vez que la necesidad por más lo ahogaba.
— ¿Qué es lo que quieres, bebé?
Taehyung gimió, intentando ordenar sus ideas.
—No... No lo sé... Dios, no juegues...
El castaño sonrió, logrando deshacer la cremallera de los pantalones del menor, dejando que su mano se hundiese bajo la ropa hasta tocar la piel cálida que escondía. Relamió sus labios, cerrando sus dedos en el miembro de Taehyung hasta arrancar un sollozo angustiado que pronto se transformó en gemidos constantes.
Lo masturbó lentamente, disfrutando de la forma en la que el pelirrojo se desconectaba de todo en sus manos, buscando su boca a ratos para volver a besarlo.
—Eso es, bebé. Siénteme y ruega por más.
Su cuerpo se estremecía ante la intensidad de toda la situación, buscando soporte en el cuerpo de Hyung Sik mientras su cordura lo abandonaba por completo. Jamás creyó que aquella atracción hubiese estado grabándose en su interior con tal magnitud sin notarlo. No era en absoluto lo que había esperado o deseado siquiera, mas ahí estaba sintiendo su cuerpo ser golpeado por sensaciones que no podía explicar del todo.
Con un último gemido, los movimientos de Hyung Sik cesaron lentamente. Su cuerpo resintiendo la intensidad de su orgasmo y su respiración volviendo a la normalidad con el paso de los segundos. Su cabeza se mantuvo apoyada en el hombro del castaño, demasiado avergonzado como para enfrentarlo; demasiado avergonzado de aceptar que, aunque su cabeza le recriminaba, no se arrepentía en absoluto.
— ¿Debería llevarte a casa ahora, bebé? —preguntó con suavidad, separándose del pelirrojo para buscar algo con lo que limpiar su mano y al propio Taehyung.
—Deberías...
Hyung Sik sonrió al escuchar la renuencia con la que el pelirrojo aceptaba volver. Era obvio que estaba en un conflicto emocional, pero poco le importaba si al final, podía obtener lo que deseaba.
Apenas Taehyung estuvo listo para volver, lo dirigió hacia el automóvil para llevarlo hacia la bodega que compartía junto a Minjae. Su mano posicionada de forma suave en la parte baja de su espalda, contacto que Taehyung no rechazó.
El camino fue por completo silencioso, pero el castaño no iba a tentar la suerte con Taehyung. No iba a forzarlo nunca, confiado de que, al final, sería el mismo pelirrojo quien llegaría a sus brazos por completo.
—Déjame aquí. No quiero que Minjae te vea.
El castaño sonrió.
— ¿Seguro?
Tomando una profunda respiración, movió su cabeza en forma afirmativa; su labio siendo torturado por sus dientes mientras el automóvil se detenía para permitir que bajase.
—Gracias. N-Nos vemos, supongo.
—Taehyung —llamó, llevando su mano hacia el rostro del pelirrojo para acariciarlo con afecto, acercándose luego para besar su mejilla con movimientos controlados, una sonrisa tirando de sus labios al notar la confusión en su invitado, seguro de que Taehyung había esperado algo
más de aquel acercamiento de forma inconsciente—, ve con cuidado, bebé. No quisiera que una joya tan perfecta como tú sufriese algún daño.
—Uhm, sí... También ten cuidado...
Bajó del automóvil, caminando sin detenerse a esperar que Hyung Sik se alejara. Sus dedos delinearon sus propios labios, sacudiendo su cabeza para enfocarse. Era obvio para él que aquel último beso no era lo que esperó y lo asustaba un poco el estar sintiendo la decepción por aquello. Iba sumido en sus pensamientos, que no pudo controlar el sobresalto al ver a Minjae sentado sobre su cama, esperándolo con la preocupación grabada en el rostro.
Tragó saliva, sonriendo débilmente. Sus dedos jugaron con el borde de su ropa, dando cortos pasos hacia su novio.
— ¿Dónde estabas?
—Yo... Yo sólo salí a caminar, Minjae-ssi. Odio estar esperando por ti en este sitio... Si compráramos al menos un teléfono, podríamos...
—Tae, hemos hablado de esto, ¿Cierto?
El pelirrojo asintió.
—Lo siento, no quise tardar tanto... Me entretuve.
Minjae suspiró, levantándose para cerrar la distancia. Besó lentamente al pelirrojo, presionando su frente contra la de Taehyung
luego sin dejar de sonreír. —Ya estás aquí, es lo importante. Ahh... Hueles...
— ¿Ah?
Minjae frunció el ceño, separándose de golpe de su novio. — ¿Con quién mierda estabas?
— ¿Qué? Con nadie, no sé de qué hablas.
—Tú no usas perfume, Taehyung... Y tu piel está asquerosamente impregnada de perfume... Mierda, no me mientas, mi amor... No hagas esto.
—No sé de qué hablas. Quizá si no usaras las mierdas que debes vender, tu olfato no estaría así de atrofiado.
—Sólo fue una vez, TaeTae...
—Seguro. Por eso sigues traficando y no hemos podido salir de este maldito lugar; ni siquiera quieres gastar un poco para buscar un puto apartamento y dejar de vivir como la basura que somos. Si al menos me dejaras salir de esta maldito lugar sin temerle a Hyung Sik, las cosas ya hubiesen mejorado para ambos, pero te conformas con ahorrar cantidades ridículas... Te conformas con esta mierda y me sigues prometiendo cosas que jamás vas a darme.
— ¡No des vueltas las cosas en mi contra y dime dónde mierda estabas!
— ¡Salí! ¡Salí, porque me asfixio en este maldito lugar! ¡¿Qué importa dónde?!
—Dime que no has seguido viendo a ese maldito hombre, Tae. Dime que no estás haciéndome esto...—dijo con rabia y frustración, sosteniendo el brazo de Taehyung sin medir su fuerza.
—Vamos a dormir, seguro estás cansado.
— ¡¿Dónde mierda estabas?!
— ¡Con Hyung Sik! ¡Estaba con él porque es el único que nos ha tendido una mano! ¡Deberías agradecer que abrió el camino para que encontrases algo en lo que trabajar! ¡Deberías estar aprovechando la oportunidad y comenzar a vivir de una vez!
Minjae rió, liberando a su novio para alejarse.
— ¿Estoy trabajando para ese hombre? Estoy matándome para darte la vida de mierda que quieres... ¿Y se lo debo a él? —Sólo quiere ayudarnos...
— ¡Quiere acostarse contigo! ¡Te quiere a ti! ¿Por qué mierda no te das cuenta de eso? —preguntó angustiado, sus dedos tirando con demasiada fuerza de su cabello, parando en seco cuando sus ideas se aclararon; observó fijamente al pelirrojo, que seguía en el mismo sitio con sus ojos pegados en el suelo, incapaz de hablar—, pero tú lo sabes... ¿Verdad? Tú... Tú realmente entiendes lo que Park Hyung Sik quiere de ti...
—Minjae-ssi... Yo te amo. Te amo a ti, eso jamás ha cambiado... Quiero que estemos juntos y tengamos la vida que ambos nos merecemos.
—Dios... ¡Dios! —jadeó, dejando que las lágrimas cayeran libres por sus mejillas—, ¡¿Te acostaste con ese hijo de puta por su ayuda?! — ¡No! ¡No es así!
— ¿Valió la pena? ¿Ese hijo de puta te da todo lo que siempre deseaste?
—Minjae-ssi, por favor escúchame... N-Nosotros nos amamos, no puedes...
—Vete a la mierda... ¡Vete a la puta mierda, Taehyung! ¡Vete con ese cerdo si quieres tener el mundo! ¡Anda y corre con ese hijo de puta igual que has hecho hasta ahora!
Taehyung mordió su labio, conteniendo los sollozos al escuchar a Minjae gritarle con enojo, viendo en sus ojos nada más que frustración y desilusión.
—L-Lo lamento... Minjae-ssi... Mi amor, lo lamento. T-Tienes razón, v-vamos a escapar...
—Te lo dije, haz lo que quieras. Espero que seas muy feliz con ese hijo de puta.
—Minjae —susurró, viéndolo pasar de él sin siquiera mirarlo—, ¡Minjae! ¡No puedes irte! ¡No puedes dejarme!
— ¿No? Por favor, claramente nada de lo que puedo ofrecerte es suficiente para ti.
Salió de la bodega, dejando en completa soledad al pelirrojo; se detuvo luego de caminar sin rumbo por un par de calles, azotando su puño contra un muro una y otra vez, llorando sin contenerse ahora. Ninguna de las palabras que pronunció eran realmente ciertas, pero la rabia de no poder ser suficiente para Taehyung luego de todo el tiempo juntos lo había consumido. No era justo... Y esperaba que Taehyung pudiese perdonarlo, porque él estaba dispuesto a olvidar todo aquello para volver a empezar junto a él, lejos de Park Hyung Sik.

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