Capítulo 20

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De una forma insana, había extrañado escuchar su voz rebasar todos sus sentidos. Se mantuvo alejado, sus ojos siguiendo cada movimiento que el pelirrojo realizaba en el escenario y su mente perdiendo toda conexión con su realidad.
Sus manos se empuñaron, viendo también la forma en la que el resto de los clientes del Club Velvet devoraban al pelirrojo con la mirada. Algunos murmurando palabras que sólo podía calificar de enfermas, otros incapaces de reprimir sus acciones, buscando algún alivio mientras claramente imaginaban al pelirrojo siendo sometido de todas las formas posibles.
Su mandíbula se tensó, ansioso y angustiado por su necesidad, la misma que había ido en aumento durante todo el día. Su mente jugando con crueldad, imaginando las distintas formas en las que Hyung Sik pudo haber poseído a su joya durante las horas en que sólo fueron ellos en esa oficina. Entonces, como si su protegido no pudiese hundirlo aún más en aquella miseria adictiva en la que se convirtiera su presencia, lo vio fijar sus ojos en él. Su mirada brillando con diversión, sus labios siendo tirados de forma sutil en una sonrisa. Su respiración se quedó estancada por largos segundos, sabiendo que Taehyung era demasiado consciente del poder que tenía sobre él, mas sin querer en realidad detenerlo.
Cuando la música se detuvo y la voz de Taehyung dejó de llenar el lugar, siendo reemplazado nuevamente por la música habitual, se levantó de su lugar en la barra y caminó hacia la salida del Velvet, apoyándose junto a la puerta en espera del pelirrojo.
Su protegido arqueó una ceja al verlo esperar en aquel lugar, sonriendo con burla antes de acercarse; sintió su cuerpo tensarse cuando Taehyung deslizó uno de sus dedos por su cuerpo, deteniéndose en la hebilla de su cinturón. Siguió el camino que la lengua del pelirrojo realizó sobre su propio labio, tragando con dificultad ante la cercanía.
—Volvamos de una vez, Señor. Ha sido un día extenso. Taehyung rió.
—Odio que me des órdenes, idiota.
Arqueó una de sus cejas al descubrir que, pese a la hostilidad en sus palabras, su protegido se veía bastante cómodo con aquella situación.
—Salgamos de aquí.
Salió del Velvet, permitiendo que su protegido de adelantara, siguiendo cada movimiento sin alejar la mirada de Taehyung. Una de sus comisuras se alzó, consciente de que el pelirrojo seguía jugando incluso ahora.
—Camina de una puta vez, niñero. Eres tan lento—Taehyung dijo con irritación al notar la distancia que Jungkook puso entre ambos.
Apoyó una de sus manos contra el vehículo apenas se encontró a su lado, acorralando a su protegido y manteniendo su expresión calma. A esa distancia, se le hizo fácil notar la forma en la que la respiración del pelirrojo perdía su ritmo, demostrando la ansiedad que aquella cercanía provocaba.
—Volvamos, Señor —repitió con tranquilidad, abriendo la puerta para el pelirrojo.
Esperó a que su protegido entrase al automóvil, rodeándolo para tomar su lugar. Taehyung mantenía su vista fija en su regazo, relamiendo su labio una y otra vez con notorio nerviosismo. Sin pensarlo, sostuvo su rostro con una de sus manos para encontrar su mirada, viendo las mejillas de su protegido enrojecer y su labio desaparecer entre sus dientes. Tiró de él por su nuca, colisionando su boca con la necesidad agobiante que contuvo durante todo el día, hundiendo su lengua en la boca de Taehyung. Recorrió su interior, extasiado por la sensación de cálida humedad que se mezclaba con su propia lengua, arrancando un gemido que murió ahogado por parte del pelirrojo.
Se separó de él, conteniendo un jadeo cuando Taehyung tiró de su labio con fuerza, succionando luego en castigo por la distancia. Su respiración irregular golpeando contra su rostro, dejando que los dedos de su protegido se enredaran en las hebras de su cabello.
—Vamos a otro sitio, niñero—. Su petición, pese a estar oculta como una orden, sonó ansiosa y llena de urgencia. La punta de su lengua delineando con cuidado la mandíbula del pelinegro.
Aún dudando, se alejó de Taehyung para analizarlo por completo, conteniendo las ganas de sonreír al ver cómo la molestia ante su silencio comenzaba a hacerse presente. Encendió el motor, conduciendo sin pronunciar palabras para acatar la orden de su protegido. De tanto en tanto, se dedicó a observar la forma en la que su ceño se fruncía mientras se alejaban de aquel lado de la ciudad donde el pelirrojo se sentía seguro, mas Taehyung guardó cada una de sus palabras.
Aparcó su automóvil, bajando para ayudar al pelirrojo a imitarlo. Rió con burla al ver la expresión de desagrado en Taehyung, quien miraba con asco el lugar donde se encontraban, por completo ajeno a estar alejado de los lujos que Hyung Sik le entregaba.
—Camine, no pueden verlo en este sitio— ordenó, sosteniendo el brazo de Taehyung para arrastrarlo dentro del edificio, forzándolo a subir las escaleras.
—Deja de tirarme como maldito objeto, imbécil... ¡Que me sueltes!
El pelinegro lo ignoró, abriendo la puerta del apartamento sin cuidado para luego empujar con fuerza controlada a su protegido. Taehyung se liberó, su expresión denotando la molestia por la forma en que Jungkook lo trataba. Miró a su alrededor, sin poder contener la carcajada mientras recorría el pequeño apartamento con desdén.
—Por favor, no me digas que vives en esta mierda de lugar... — dijo con una sonrisa llena de burla—, ¿Qué? ¿Eres un jodido muerto de hambre que se dedica a matar cerdos por dinero?
Jungkook suspiró, desenfundando su arma para dejarla sobre la pequeña mesa del lugar, quitando su chaqueta sin preocuparse de que ésta cayera de forma desordenada.
—Lamento no tener un palacio como su apartamento, Señor.
Taehyung rió, caminando por el lugar con curiosidad hasta detenerse en la única ventana del lugar, su nariz arrugándose ligeramente con asco al ver el tipo de lugar donde aquel edificio se encontraba emplazado.
—Al menos no es una puta bodega abandonada... —susurró, volviéndose hacia Jungkook antes de acercarse a él. Sus manos desabotonaron con lentitud la camisa del pelinegro, desvistiéndolo con
una sonrisa arrogante en su rostro.
— ¿Una bodega?
Se detuvo, observando a Jungkook con seriedad ahora, pasando por alto su pregunta.
— ¿Vas a seguir hablando o vas a follarme de una vez?
Jungkook bufó, tomando el rostro de Taehyung para besarlo. Empujó su cuerpo contra la pared, forzándolo a apoyar sus manos contra la superficie para buscar soporte. Desabotonó la camisa del pelirrojo, deslizando sus manos por todo su torso en forma descendente, soltando con facilidad sus pantalones para dejar que su mano se abriese camino bajo su ropa.
Taehyung gimió al sentir los dedos del pelinegro hacerse de su creciente erección, masturbándolo con lentitud mientras besaba su cuello de forma ansiosa. Arqueó su espalda, buscando cercanía con el cuerpo
de Jungkook, queriendo sentirlo para alejar de su cabeza la idea de alguien más usando su cuerpo durante horas.
— ¿Qué haces? —preguntó con su voz ahogada en el momento que Jungkook se detuvo y lo llevó hacia la mesa, doblando su cuerpo contra la superficie y bajando por completo su ropa para exponerlo. Fue
incapaz de contener el gemido cuando sintió los dedos de Jungkook hundirse en su interior, utilizando a su favor la facilidad con la que el pelirrojo lo recibía por el tiempo compartido con Hyung Sik.
Movió sus dedos con diferentes ritmos, curvándolos para conseguir aumentar el estímulo. Taehyung movía su cuerpo, necesitando mucho más y rogando entre gemidos angustiados; su cuerpo ardiendo en deseo y sintiéndose vacío cuando Jungkook retiró sus dedos.
—No te muevas —ordenó, buscando entre sus cosas hasta dar con el condón.
— ¿Vas a castigarme si decido moverme, niñero? —bromeó, moviendo su cabeza levemente para observar al pelinegro por sobre su hombro, mordiendo su labio al verlo bajar sus pantalones y ropa interior hasta sus muslos, masturbándose por unos segundos antes de rodar el condón por su miembro.
Sostuvo las caderas del pelirrojo, embistiendo en falso para callarlo y consiguiendo un gemido como respuesta.
—Eres tan jodidamente irritante...
Rió, o al menos intentó hacerlo, mas su voz sonó rota entre gemidos cuando sintió al pelinegro presionar su miembro contra su entrada, jugando de forma tortuosa y sin reales intenciones de continuar.
—Dios... Imbécil, no... Por favor, por favor... —rogó, moviéndose contra Jungkook para instarlo a continuar, arqueando su espalda cuando luego de unos segundos, su niñero detuvo sus juegos y lo penetró de una sola vez.
Ahogó el gemido mientras observaba la forma en que el cuerpo de Taehyung lo recibía, cerrándose a su alrededor de forma abrasadora.
Volvió a embestir, llevando una de sus manos a la nuca de Taehyung para sostenerlo, moviéndose con violencia contra el pelirrojo. Sus dedos se cerraron en su cabello, forzándolo a mantenerse en su lugar, hundiéndose con un ritmo frenético en su interior; su cuerpo sudado se pegaba contra el de su protegido y sus propios gemidos se mezclaban con los de Taehyung.
La forma en la que su niñero se sentía cada vez que sus cuerpos se encontraban, estaba nublando su mente. Necesitaba sentirlo incluso más, porque nada parecía suficiente. Quería pertenecerle incluso aunque sólo fuese por aquel momento; aún cuando luego Hyung Sik volviese a borrar cada beso y cada caricia, necesitaba saber que su niñero le pertenecía también.
—Más... Más, por favor... Necesito...
Jungkook gimió, acelerando en respuesta a la petición del pelirrojo, sabiendo que tampoco podría soportar mucho más al ritmo que llevaban. Vio al pelirrojo buscar bajo él, comprendiendo la necesidad de su protegido en el momento en que comenzó a masturbarse, buscando maximizar las sensaciones que se extendían por todo su cuerpo. Lo escuchó gemir, viendo cómo sus músculos se tensaban y contraían, aprisionando su miembro cuando no pudo seguir conteniéndose; siguió penetrándolo hasta que su propio orgasmo lo golpeó, separándose luego de unos segundos para deshacerse del preservativo.
Se movió, enfrentando al pelinegro sin dejar de apoyarse en la mesa; sus piernas amenazando con fallar en sostenerlo. Jadeaba en busca de aire, extasiado ante la imagen del pelinegro observándolo, sus pupilas dilatadas por la excitación que su protegido despertaba sin mayor esfuerzo.
— ¿Vas a quedarte ahí como un imbécil? —rió, su mano recorriendo su propio cuerpo; gimió débilmente, con su piel demasiado sensible aún—, eres tan sucio, niñero..
Jungkook se acercó, tirando su cabello con fuerza controlada para observarlo.
—Necesito una ducha.
— ¿Esta pocilga tiene una? Me sorprende...
Ignoró sus palabras, tirando de él hacia el baño y desnudándose por completo. Entró junto a Taehyung, dejando que el agua cayera sobre ambos, su cabeza buscando apoyo cuando el pelirrojo sostuvo su miembro, su mano moviéndose con una lentitud casi dolorosa. Lo escuchaba reír con diversión, su lengua tibia quemando sobre la piel que Taehyung iba reclamando; gimió cuando sintió la succión, sabiendo que aquello dejaría marcas, mas disfrutando de la forma en que su protegido intentaba demostrar su posición.
—No podemos seguir, Señor... Debo llevarlo a su apartamento.
Taehyung sonrió, dejando caer su cuerpo con suavidad sobre sus rodillas, sus manos acariciando cada centímetro del cuerpo del pelinegro que quedaba a su alcance, paseando su boca entreabierta. Volvió a tomar el miembro de Jungkook, acercando su lengua sin dudarlo. Recorrió por completo la erección que el pelinegro volvía a alcanzar ante el estímulo directo, cerrando sus labios y succionando con suavidad,
sintiéndose satisfecho al sentir el gemido de su niñero.
Su cabeza se movió para profundizar, dejando que Jungkook comenzara a embestir contra su boca; su lengua se presionaba contra la piel cálida, realizando succiones que lograban quitar el control que el pelinegro intentaba mantener. Sabía, por la forma en que el pelinegro aceleró los movimientos de sus caderas, que Jungkook no podría por soportar por mucho más.
Se separó de Jungkook, relamiendo sus labios cuando escuchó su gemido de disconformidad.
—Mírame, niñero— habló con firmeza, alzando su mirada para enfrentar al pelinegro, sin dejar de masturbarlo—, mírame y córrete sin apartar tus ojos de mí... Eres mío, niñero. Así que no alejes tu mirada de mí y hazlo.
Gimió, dejando que su cuerpo recibiera por completo el estímulo, viendo como con un último movimiento, el pelirrojo lograba destrozar todo su autocontrol.
—Dios... —. Frunció el ceño con confusión al ver el rostro del pelirrojo cubierto de sus fluidos, el agua limpiando los restos de semen que su protegido no alcanzaba a limpiar con su lengua.
Se levantó, terminando de limpiar su cuerpo por completo; sus brazos se enredaron en el cuello de Jungkook, sonriendo con burla ante la forma en que su niñero lo observó, sabiendo que intentaba pelear contra sus propios pensamientos.
—Puedes decirlo, niñero. Decir que amas correrte en mí y que mi cuerpo esté cubierto por completo de ti.
—Yo no...
Mordió su mandíbula, cerrando luego el flujo de agua sin dejar de sonreír.
—Debemos volver, niñero.
El pelirrojo salió de la ducha, caminando por el apartamento con total propiedad, llegando al armario de Jungkook para conseguir algo que
vestir. Taehyung frunció el ceño al ver parte de la ropa ordenada pulcramente en el pequeño espacio.
—Así que la perra ésa guarda su ropa en este lugar... —musitó, conteniendo la rabia que lo azotó—, iré por mis cosas, imbécil.
Sostuvo el cuerpo de Taehyung, suspirando al ver la frustración en su protegido. Lo besó profundo, separándose luego de un momento, buscando ropa y entregándosela al pelirrojo.
—Debemos volver, no es momento para esto.
—Eres mío —susurró, sosteniendo la ropa que Jungkook le entregase con fuerza—, eres jodidamente mío, niñero... No me importa quién sea, pero no puedes tocar a alguien más... No puedes... No puedes... No puedes dejarme...
El pelinegro tomó la ropa de las manos de su protegido, deslizando la sudadera por sobre sus brazos; un suspiro dejó sus labios al ver la expresión en el pelirrojo, totalmente ajeno a la realidad.
—Ahh... Supongo que no necesitas tu maldita ropa de lujo para joder mi cabeza... Te ves perfecto incluso de esta forma—murmuró, captando la atención de su protegido al fin.
Taehyung rodó sus ojos, terminando de vestirse por su cuenta.
— Eres un hijo de puta, niñero... Por supuesto que esta jodida ropa sin clase sería de tu gusto, ¿No?
Rió con suavidad mientras se vestía también, tomando al pelirrojo para guiarlo a la puerta del apartamento; enfundó su arma y tomó su chaqueta, deteniendo a su protegido antes de que pudiesen salir del lugar para volver a la realidad. Acarició la mejilla del pelirrojo con sus nudillos, hipnotizado por la forma en la que Taehyung se reclinó hacia su mano, aumentando la cercanía.
—Tienes razón —dijo con suavidad, sin cortar el contacto visual con el pelirrojo—, no puedo dejarte. ¿Qué tan jodido es eso, Señor?
—Muy, muy jodido, niñero...
Sonrió cuando Taehyung sostuvo su ropa para mantenerlo en su lugar, sus labios a milímetros sin llegar a tocarse.
— ¿Qué tanto más puedo caer en este infierno?
—Da igual, niñero. Ya rompiste la única regla que importaba, ahora no puedes soltarme. Quédate junto a mí hasta que el infierno nos consuma.
Jungkook respiró con pesadez al escucharlo, entendiendo que pese a lo horrible de sus palabras, estaba dispuesto a caer hasta el fondo junto al pelirrojo.
Quería hacerlo. Ser consumido por completo por su propio infierno.

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