Capítulo 25

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Desde que Jungkook había vuelto por él al apartamento, estaba siendo tan difícil retener su sonrisa, que odiaba no poder controlarse estando cerca de volver al Velvet. El pelinegro no había comentado algo por su actitud, pero Taehyung notaba su mirada posarse a ratos en él, empeorando aún más aquella ansiedad que provocaba.
—Quizá quieras volver a ser el idiota irritante de siempre. A este paso, terminarás abrazando a cada joya del Velvet.
Taehyung revoleó sus ojos, conteniendo la risa ante las palabras del pelinegro.
— ¿Estás enfermo? No sería cercano a esas perras aunque Hyung Sik me diera todo el maldito dinero del mundo. Mucho menos con esa imbécil de Joo Hyun...
Jungkook arqueó una ceja, confundido ante el nombre que su protegido mencionó.
— ¿Quién?
—Dios, ¿Es que eres imbécil en serio, niñero? Dejas que esa puta se monte encima tuyo y se frote como animal en celo, ¿Y ni siquiera sabes su maldito nombre? —sonrió con sorna, llevando una de sus mano a la pierna de Jungkook, acariciando su muslo de forma ascendente—, Jade.
—Joo Hyun... Lindo—retuvo el aire en el momento en que Taehyung presionó con brusquedad su entrepierna—, mierda... ¿Qué haces?.
—Vuelve a decir algo así, y no será mi mano, serán mis malditos dientes, imbécil —dijo con fastidio, sus dedos cerrándose con fuerza en la entrepierna del pelinegro, procurando que su agarre fuera firme, más no doloroso.
Jungkook dejó escapar un jadeo, maldiciendo cuando su protegido retiró su mano y volvió a su lugar cuando vio el Velvet entrar en su campo de visión. Respiró profundo, enfocando su mente una vez más para volver a su actuación habitual, deteniendo el automóvil en su lugar acostumbrado.
Antes de que Taehyung pudiese descender del vehículo, tiró de su cuello para acercarlo, besándolo una vez más.
—Taehyung también es un lindo nombre, Señor.
—I-Imbécil...
—Sí, ésa actitud es mucho menos sospechosa. Vamos de una vez.
Con una sonrisa llena de burla, liberó al pelirrojo y permitió que bajase. Lo siguió sin volver a pronunciar palabras, conteniendo el deseo de cerrar la distancia y volver a sentir su mano sostener la de su protegido como la noche anterior. Tan cerca de él como le era posible, mas con la barrera innegable que cada vez que se encontraban en el Velvet se alzaba entre ellos, aunque ninguno de los dos lo quisiera de esa forma.
Lo vio entonces detenerse frente a la puerta del lugar, tensándose
abruptamente al ver al pelirrojo contener la furia al ver a la castaña esperar frente a ellos, observando a Taehyung con desdén.
—Sal de aquí, perra. No tienes nada que hacer en este lugar... No tienes nada que hacer cerca de mi niñero, largo— ordenó, conteniéndose de ir y arrancar de una vez la presencia de Nancy—, ¿No escuchaste? ¿Aparte de ser una puta de mierda, eres estúpida?
—Vete de aquí, Nancy... No es momento para provocar problemas. Ya hablamos.
Nancy sonrió. —Creí que era momento de parar esto, Jungkook... No tienes que seguir.
— ¿Que no entiendes? ¡Fuera de aquí! —Taehyung gritó, tomando el brazo de Nancy para alejarla, irritado por completo al ver que la castaña no se veía en absoluto asustada—, él no tiene algo que hacer junto a ti; lárgate de una vez... Jungkook ya no te pertenece.
— ¿Jungkook? —sonrió, viendo directamente al pelinegro ahora sin importar la forma en que Taehyung la empujó con violencia—, ¿Así que realmente estás obedeciéndolo?
—Nancy, vamos a hablar en otro sitio, no puedes...
— ¡Deja de hablarle! Esta perra no tiene nada que hacer aquí.
La castaña rió, molesta y dolida al ver la forma en que Jungkook sostuvo a Taehyung para contenerlo, notando cómo la atmósfera entre ellos se volvía por completo íntima.
— ¿Crees que tienes algún derecho sobre él? —preguntó, deslizando un mechón de su cabello fuera de su rostro, sin alejar sus ojos de Taehyung.
—Suéltame, niñero... Voy a matarla...
—Vamos, Jungkook. Libéralo y deja que sea el sucio animal que es. Deja que actúe como la ba... —abrió su boca, sintiendo el dolor irradiar por su rostro cuando el pelirrojo estrelló su puño en ella sin que Jungkook pudiera detenerlo. Sonrió, limpiando la sangre de sus labios para volver a mirarlos, consciente de que el pelinegro estaba más preocupado de evitar que otros se acercasen que de ayudarla—, eres tan patético... Nunca debiste dejar que mi Jungkook pusiera sus manos sobre ti, ¿Sabes? Debiste seguir jugando a ser importante para el enfermo de Park Hyung Sik... ¿No te das cuenta? ¿Tan estúpido eres?
—Mierda, maldita perra irritante, voy... ¡Suéltame! —pidió, sintiendo el brazo de Jungkook rodear su cintura para contenerlo, deteniendo todos sus intentos por liberarse.
—Debes calmarte, si sigues gritando, vendrán los hombres de Hyung Sik...
Nancy empuñó sus manos, dejando escapar una carcajada.
— ¿Se siente bien, verdad? Cuando él te toca, es como si nada más importase. Jungkook sabe perfectamente lo que hace. Sabe qué es exactamente lo que quieres escuchar. No es algo extraño, después de todo lo entrenaron para ello. Lo entrenaron para mezclarse con su entorno, sea cual sea.
— ¡Nancy! ¡Vete de aquí!
—Qué mierda estás diciendo...
—Por favor. No creerás en serio que él se acuesta contigo porque
le gustas, ¿Verdad? —rió al ver cómo Taehyung dejaba de luchar entre los brazos de Jungkook, su rostro siendo cruzado por la confusión y el miedo—, su trabajo es acostarse contigo, no porque te quiera. Nadie podría nunca quererte, porque eres basura. Eres un juguete. Tu trabajo terminó, Jungkook... Podemos irnos... Recupera tu placa y larguémonos,
es lo que siempre quisimos. Tu presencia ya no es necesaria en este sitio; no eres uno de ellos, somos quienes deben encerrarlos, mi amor.
—Suéltame, niñero.
—Señor, ella no... Ella sólo está dolida...
— ¡Suéltame! —gritó con rabia, liberándose del agarre del pelinegro.
Jungkook se detuvo de acercarse, tragando saliva con dificultad al ver la decepción en ojos de su protegido, que esperaba de forma ingenua por palabras de negación, mas notando fácilmente que las palabras de Nancy nada tenían que ver con despecho y enojo.
—Prometí cuidarte... No me arrepiento de eso, Taehyung.
—Eres... Eres policía... —rió, alejándose de Jungkook—, ¿Eres un puto policía? Yo... No... ¿La perra de mierda dice la verdad?
—Taehyung...
— ¡Niégalo! —rogó, ahogando el sollozo al ver la culpa en la expresión del pelinegro, lo que sólo confirmaba las palabras de esa mujer—, me usaste... ¡Me usaste! ¡Dijiste que no eras como él! ¡Prometiste que eras diferente!
—Te lo dije, Jungkook jamás estaría contigo sin un razón.
— ¡Cierra tu puta boca, perra de mierda! —ordenó, sobresaltándose cuando la puerta del Velvet se abrió y cuatro hombres de Hyung Sik salieron del lugar. Observó a Jungkook un momento, limpiando las lágrimas antes de que éstas pudiesen caer por sus
mejillas—, tu perra está haciendo un espectáculo, imbécil. Sácala de este lugar antes de que Hyung Sik la mate por llamar la atención.
—Señor... Debemos...
Taehyung relamió sus labios, arqueando sus cejas con sorpresa antes de sonreír con soberbia hacia Jungkook. —Yo debo ir a presentarme, tú puedes irte a la mierda.
Entró al Velvet, ignorando las miradas confundidas de las personas
en el interior. Barrió el lugar con la mirada hasta dar con la persona que buscaba, caminando hacia él y tomando su mano para alejarlo de todos hasta llegar al baño del Club, perdiendo la estabilidad en sus piernas que luchó por mantener antes, golpeando con brusquedad el piso al caer.
Respiraba con dificultad, jadeando por oxígeno y rogando porque las náuseas que sentía fueran disminuyendo.
—Señor... ¿Debería llamar a alguien?
—Me debes tu vida —susurró, viendo cómo las lágrimas comenzaban a caer sin detenerse contra el piso—, no te muevas... No puedes largarte... Si te mueves, haré que Hyung Sik termine lo que empezó... Si me dejas... Si me dejas como él...
Se tensó al sentir los brazos del pelirrubio rodear su cuerpo para atraerlo. —La joya más valiosa del Velvet no debería estar en un baño
llorando, Señor... Mucho menos por alguien que no es su dueño.
Sin poder contenerse más, se aferró a Seokjin. Sintiéndose asqueado por las emociones que Jungkook había provocado en él, mas deseando pese a todo, que nadie hubiera escuchado aquella discusión, porque ninguna persona iba a poder salvar al pelinegro si Hyung Sik descubría su traición. Y saberlo vivo y lejos, dolía mucho menos que pensar en que pudiera terminar de igual forma que Minjae.

UNTOUCHABLE® [TAEKOOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora