Capítulo 28

156 12 1
                                    

Con la adrenalina recorriendo su cuerpo, corrió escaleras arriba con prisa y desesperación, sin importar el sudor que caía por su frente ni
los latidos de su corazón volviéndose un recordatorio constante y doloroso de el sobre esfuerzo que estaba realizando en aquel momento; con cada paso que daba sentía su cuerpo volverse pesado, como si el miedo que inconscientemente sentía, comenzara a hacer mella en su físico.
Había abandonado el Velvet con dificultad, ignorando las peticiones de Namjoon por seguir las órdenes de Hyung Sik y rogando por alcanzarlos antes de que el castaño volviese a castigar a Taehyung, había terminado pasando por sobre más de uno de los hombres de Hyung Sik sin detenerse a pensar si aquello tendría consecuencias posteriores por haber desobedecido y atacado a sus compañeros.
Y por mucho que intentó mantener la calma, jamás se sintió tan aterrado como cuando entró al apartamento y se encontró con el lugar sumido en un silencio que sólo era roto por débiles sollozos. Su mano sostuvo la empuñadura de su arma de forma instintiva, desenfundándola antes de siquiera alcanzar a pensarlo para recorrer el apartamento. No estaba seguro de si su estado mental podría darle ventaja para actuar si es que alguien seguía en el lugar, pero el peso del arma en sus manos le recordaba que estaba dispuesto a cualquier cosa por él.
Podía sentir la tensión en su cuerpo conforme caminaba por el pasillo que lo dirigía a la habitación, frunciendo el ceño al ver a la pelirrubia sentada fuera del lugar, abrazando sus piernas mientras lloraba silenciosamente, murmurando disculpas que se volvían balbuceos ininteligibles. Sólo aquello logró que su estómago se anudara y sus manos temblaran levemente; sin detenerse en Yerim, entró al cuarto al fin, cerrando la puerta y sintiendo cómo su pecho se oprimía, por completo afligido.
Se quedó a unos pasos de la cama donde Taehyung seguía ovillado, con su ropa destrozada y su cuerpo mostrando las marcas del ataque de Hyung Sik. Tan frágil y vulnerable como nunca imaginó poder verlo, y aún así completamente etéreo. El pelirrojo lo observó por unos segundos, escondiendo luego su rostro contra las sábanas para no tener que enfrentar a su niñero, aterrado de encontrar rechazo y repulsión en la mirada del hombre que ahora estaba frente a él. Consciente de que no sería capaz de soportar algo así.
Tomando aire para controlar la explosión de enojo y tristeza que lo invadió, se acercó por fin a la cama, sentándose en el borde y descartando su arma aún con dudas. Con cuidado, movió el cuerpo del pelirrojo para enfrentarlo, ahogando un jadeo de sorpresa al ver su rostro golpeado y marcado por lágrimas. Sus ojos, irritados por el llanto constante, parecieron pasar de él por completo durante unos segundos, siendo cruzados luego por un destello de reconocimiento. Incapaz de contenerse más, llevó su mano con cuidado hacia la mejilla del pelirrojo, procurando no aumentar el dolor por los golpes y heridas que tenía, su pulgar deslizándose con tanta suavidad como le fue posible.
—Lo siento tanto, niñero —susurró, reclinando su rostro hacia el tacto del pelinegro, aliviado de volver a sentirlo aunque fuese de aquella forma—, lo lamento... Lo lamento... No pude detenerlo, Jungkook... No quise, no aquí. Lo siento.
Escuchó la voz de Taehyung quebrarse, dejando que nuevas lágrimas cayeran con libertad. Por la forma en que su respiración se volvía irregular a ratos, le quedaba claro que los golpes que el pelirrojo
recibió habían sido excesivos, lo que sólo aumentaba la furia que estaba recorriéndolo. Con suavidad movió las sábanas, sintiendo su estómago revolverse al ver las manchas de sangre y restos de fluidos, odiando ver lo destrozado que Taehyung parecía encontrarse, y odiándose a sí mismo por no haber podido evitar lo sucedido.
—Tenías razón, niñero. Estoy sucio y usado... Y no importa cuánto desee creer en ti, no hay un sitio al que Hyung Sik no sea capaz de llegar... En verdad creí que aquí sólo existíamos nosotros... ¿Qué tan estúpido puedo llegar a ser? Hyung Sik es capaz de darme el mundo, pero también puede destrozarlo si así lo quiere.
Mordió su labio, resintiendo por completo las palabras de Taehyung. Agobiado al comprender que el pelirrojo realmente no parecía darle importancia al haber sido abusado, como si aquello fuese algo normalizado en su vida. Sintiendo el dolor extenderse por su pecho al comprender que Hyung Sik le había arrancado el único lugar donde
Taehyung se sentía seguro, ensuciándolo y volviéndolo una prueba más de su pertenencia.
—No es verdad —musitó, no reconociendo su propia voz quebrada, sintiéndose desolado por la necesidad de calmar cualquier dolor en su protegido—, no puede quitarnos esto. Nadie puede, Señor... No vuelva a repetir algo así.
Sonrió, respirando profundo para ignorar el pinchazo de dolor que azotó su cuerpo al moverse —Eres tan imbécil... No mientas más, niñero. Incluso dentro de estas cuatro paredes, no puedo alejarme de él. Aquí donde prometiste que sólo íbamos a existir nosotros, él... ¿No entiendes? No hay salida.
—Park Hyung Sik no puede quitarnos esto, porque no es el maldito lugar lo que importa... No es... No es esta cama, no es este cuarto; somos nosotros. No puede quitarnos algo, porque da igual dónde nos encontremos, seguiremos existiendo sólo nosotros. No importa cuántas veces posea tu cuerpo, voy a seguir grabado en ti, inundando cada parte de tu sistema. No es el lugar, Taehyung. Eres tú y todo lo que provocas cada vez que me miras; seguiremos siendo sólo nosotros y nadie puede quitarnos eso.
— ¿Entonces puedes hacerme olvidar? —preguntó entre lágrimas, sin alejar su mirada del pelinegro y negándose a ocultar su cuerpo pese a sentirse expuesto y humillado—, ¿Tú puedes borrar todo lo que él hizo?
Jungkook sonrió, reclinando su cuerpo y procurando no dejar que su peso cayera por completo sobre Taehyung para no dañarlo, tirando entre sus labios de los del pelirrojo con movimientos delicados por un momento, pero que se volvían ansiosos con el paso de los segundos, esperando que la tensión en el cuerpo de su protegido fuera disipándose con cada roce.
—Voy a hacerlo. Voy a borrar cada rastro de él hasta que no puedas hacer algo más que sentirme. Voy a fundirme bajo tu piel y nadie nunca va a poder negar quién es la persona que realmente tiene todo de ti.
—Hazlo —sonando mucho más como una súplica que cualquier otra cosa, cerró sus ojos mientras los labios de Jungkook se paseaban con suavidad por su piel y sus manos acariciaban apenas en un roce su
cuerpo, recordándole que no existía otra persona que pudiese hacerlo sentir de aquella forma—, tócame hasta que olvide que le pertenezco a otro.6
De forma lenta, se encargó de recorrer el cuerpo de Taehyung con suavidad. La piel del pelirrojo erizándose mientras se iba encargando de devolverle la seguridad que Hyung Sik había intentado arrebatarle. Sus dedos se deslizaron por el brazo de Taehyung, alcanzando su mano hasta entrelazar sus dedos, besando una vez más a su protegido sin importar que las lágrimas del pelirrojo comenzaran a empapar su rostro. Seguían siendo sólo ellos y eso no iba a cambiar por más que Hyung Sik forzara su presencia en Taehyung. El pelirrojo le pertenecía de forma profunda y trascendental, por lo que nada iba a cambiar aquello.
—Voy a sacarte de aquí —sentenció al separarse, viendo la confusión cruzar la mirada del pelirrojo ante sus palabras, como si estuviese barajando cada una de sus opciones—, vas a ser libre, juro
que voy a hacerlo. Sólo tienes que confiar en mí y esperar.
Taehyung mordió su labio para reprimir el sollozo, dejando que la calidez que las palabras de Jungkook le transmitían se extendiera por su pecho. Creía en el pelinegro aunque doliera y en verdad no tuviese un sustento en sus palabras.
—Lo hago —susurró, buscando los labios de Jungkook, besándolo por un momento—, confío en ti, Jungkook.
Regalándole una última sonrisa, se separó del pelirrojo y volvió a tomar su arma, sabiendo qué era exactamente lo que debía hacer si realmente esperaba cumplir su juramento con Taehyung.
Salió del apartamento, sintiendo el peso de su arma recordándole que sólo tenía una oportunidad para liberar a su protegido de aquel infierno. La vida del pelirrojo carecía de sentido a su lado mientras Park Hyung Sik siguiera respirando.
Sus oportunidades de proteger y alejar a Taehyung de aquel mundo enfermizo y destructivo eran nulas, a menos que se encargase de una vez de desaparecer al dueño del Velvet.

UNTOUCHABLE® [TAEKOOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora