Capítulo 12

201 18 0
                                    

Su mandíbula se tensó al ver a Hyung Sik acercarse al pelirrojo y sostenerlo con firmeza por su cintura, tomándolo de forma posesiva mientras lo paseaba alrededor de aquellos hombres; potenciales inversores que observaban con lascivia a su joya, deseándolo incluso aunque supieran que Hyung Sik jamás permitiría algo así.
Aprisionó con violencia la botella de cerveza, respirando profundamente para controlar el desagrado que sintió al ver cómo su jefe besaba el cuello del pelirrojo, murmurando luego algo que arrancó una sonrisa tenue por parte de Taehyung. Siguió el movimiento de la mano de Hyung Sik, la cual se perdía bajo la ropa del pelirrojo sin que éste siquiera protestase. Se levantó de su lugar en la barra, deteniéndose de golpe cuando vio a Hyung Sik tomar a su joya y detenerse junto a la mesa del peliverde. Minutos después de aquella conversación, los vio desaparecer camino a la oficina de Hyung Sik, sorprendido de que su jefe no lo llamase para controlar a su invitado, como siempre.
Por instinto, su mano se paseó con cuidado sobre su arma mientras se encaminó por el pasillo que lo dirigía hacia donde Hyung Sik se encontraba; se detuvo un momento, sabiendo que estar actuando por su cuenta cuando no habían pedido su presencia en ese lugar era algo que podría costarle su vida, mas guiándose por sus emociones. Dejó que su espalda se apoyara contra la pared, cerrando sus ojos en espera del llamado que en ningún momento llegó, sintiéndose decepcionado sin poder controlarlo. Una profunda exhalación escapó de sus labios, abrumado por la necesidad de asegurarse de que el pelirrojo no estaba nuevamente siendo explotado de la forma en que días antes Hyung Sik había hecho, misma ansiedad que lo hacía extrañar de manera compulsiva los efectos de la droga en su organismo. Sonrió, porque pese a todo, notaba que la presencia de Taehyung en su vida era similar a sus otras adicciones.
¿Cuánto tiempo más planeaba Hyung Sik seguir con aquella demostración? No necesitaba comprobarlo para saber que llevaban demasiado tiempo encerrados en esa oficina. Golpeó con fuerza su cabeza contra la pared, buscando enfocar sus ideas y alejar cualquier pensamiento extremo de su mente, incorporándose cuando escuchó los pasos acercarse gráciles hacia donde se encontraba.
Se mantuvo impasible al ver al peliverde detenerse frente a él, ladeando su cabeza con curiosidad al ver a Jungkook esperar de forma inconsciente por información de lo que dentro de la oficina ocurría. Una de sus comisuras de alzó al notar la tensión recorrer cada músculo del pelinegro, quien se esmeraba por mantener la calma.
— ¿Acaso el perro de Hyung Sik no puede funcionar sin su amo cerca? —bromeó, recibiendo una mirada cargada de molestia.
—Mi deber es proteger al Señor Taehyung, no puedo cumplirlo si no estoy cerca.
Asintió con expresión tranquila, como si sus palabras no significasen mucho para él.
—Bueno, creo que Hyung Sik se está encargando perfectamente de protegerlo en estos momentos... Dudo que te necesiten en ese lugar, Kook; a menos que te guste mirar cómo se folla al chico ése.
Jungkook chasqueó su lengua, acercándose en forma amenazante al hombre.
—Largo de aquí, te lo dije.
— ¿Sabes que ese pelirrojo hace cosas interesantes? En serio entiendo por qué te tiene ahí para cuidarlo. Cualquiera querría poner sus manos encima de él viendo lo que es capaz de hacer; sin duda es tentador.
—No voy a repetirlo.
El peliverde rió, empujando a Jungkook contra la pared y tomando su arma sin que el pelinegro alcanzara a reaccionar, enterrando el cañón de ésta en el costado del cuerpo de Jungkook, su expresión carente de cualquier emoción.
—No eres tú quien debe repetirme las cosas, Kook. Ahora debo ir a encargarme de puto problema que ese pelirrojo ocasionó. La verdad es que es difícil mantener la compostura con el juguete de Hyung Sik tocándose de esa forma—dijo con una sonrisa, separándose y entregando el arma a su dueño—, ponte cómodo, no van a necesitarte en un buen rato. Quizá, mientras tanto quieras usar tu maldito teléfono y llamar a la mujer que espera por ti, ¿No?
Enfundó su arma con su mirada fija en el peliverde. — ¿Estás amenazándome? Eso es bajo incluso para ti, Yoongi.
—Yo no necesito amenazar, lo sabes a la perfección. No soy como esos imbéciles que vienen a perder su tiempo y ciertamente, no soy como ese par de hijos de putas que decidiste ajusticiar por tu cuenta por
quizá qué motivo. No estamos en el mismo nivel, Jeon Jungkook, nunca te olvides de eso.
Guardó silencio, empuñando sus manos con fuerza sin importar el ardor que sus uñas clavándose en sus palmas ocasionaron. Yoongi negó suavemente con su cabeza al notar la furia contenida en el pelinegro, dándole la espalda y haciendo su camino hacia los salones privados del lugar.
Jungkook maldijo cuando volvió a encontrarse solo, deslizando su mano por su rostro en un intento desesperado por controlar su intranquilidad ante las palabras del peliverde, recordándose una vez más que su trabajo allí era proteger a Taehyung, no juzgar lo que Hyung Sik decidiera hacer con él.

UNTOUCHABLE® [TAEKOOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora