Capítulo 26

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Cuando envió a Jungkook a aquel lugar, tenía claro que el pelinegro no tendría la fuerza de voluntad para contenerse luego de su último trabajo, pero era la mejor opción que tenía bajo su poder.
Del tiempo que llevaba investigando a Park Hyung Sik y sus actividades, el infiltrar a uno de sus hombres siempre había sido algo casi imposible. Aquel hombre mantenía un círculo tan cerrado para
proteger a aquellos que donaban, que difícilmente podía esperar un lugar para un hombre extra. Debía ser cuidadoso y el trabajo que Jungkook realizó dentro de la organización de narcotráfico, le había armado una reputación envidiable alrededor del mundo en el que se movía. Jungkook era perfecto para aquel trabajo.
Porque sabía que infiltrar a Jimin podía ser un plan fallido si a Hyung Sik no le agradaba como un prospecto de joya, así que debía esperar el momento preciso para él, mas Jungkook era un caso completamente aparte.
Su paso por la Academia había sido sólo de meses, sin embargo mientras Yoongi preparaba su nueva asignación durante aquel tiempo, el interés por aquel muchacho se había alzado sin poder evitarlo; sus aptitudes le habían valido el poder integrarse a su operación anti narcóticos de encubierto. Había ganado su placa con sudor y esfuerzo, perdiendo su vida a cambio de trabajar desde dentro. Y al pelinegro realmente no le había importado, porque haber sufrido la pérdida de su familia era la motivación suficiente para deshacerse de criminales peligrosos, de esa forma nunca alguien más tendría que pasar por lo que él había vivido.
Había perdido su pasado para volverse uno más de aquellos que juró encerrar. Se convirtió en un simple fantasma para la sociedad, porque así nadie podría nunca ligarlo a alguien más. Y se había convertido en el mejor... Incluso aunque había caído en lo más bajo por su cubierta, destrozando su cuerpo a base de drogas para ganar la confianza de sus 'jefes' y forzándose hasta que su vida se encontró pendiendo de un delgado hilo, Jungkook nunca abandonó sus ideales.
Así que sabía que él no iba a negarse cuando logró deslizar su información para que captase la atención de Park Hyung Sik. Confiaba en él... Tanto, que nunca creyó en verdad las palabras de Nancy hasta que el pelinegro decidió que abandonarla era lo correcto. Jungkook había logrado formar parte de la vida de aquel chico y con eso, podía asegurar la información desde primera fuente, pues su joya mantenía información privilegiada; estaba seguro de ello desde el momento en que había descubierto la forma en que el pelirrojo llegó a la vida de aquel hombre. Sin embargo, nunca creyó que la situación se saldría de sus manos de aquella forma tan abrupta. El pelinegro simplemente debía usarlo, pero había terminado consumido por aquel pelirrojo.
—Señor, estoy seguro de que ella entró a este lugar. Es decir, se habló de eso durante unas horas, pero luego Nam volvió a calmarnos, como si nada sucediese.
Presionó el puente de su nariz, asfixiado ante las ideas que cruzaron por su cabeza. —Averigua dónde mierda está... Necesito encontrar a Nancy antes de que su carácter le juegue una mala pasada... Mierda, no debí dejar que se largara de mi apartamento...
Jimin se acercó al peliverde, abrazándolo por su espalda para quedar lo suficientemente cerca de su oído y así evitar cualquier ángulo de la cámara.
—Creo que debe saber que la joya principal de Park Hyung Sik no ha salido del Velvet, Señor. Lleva cuatro días sin moverse de su lado y el oficial Jeon está siendo usado como refuerzo con las demás joyas... No han tenido contacto; es todo muy extraño. Namjoon tampoco ha soltado algo sobre ese tema, así que creo que es una orden directa de Park Hyung Sik.
— ¿Qué? ¿Por qué? Creí que Jeon estaba totalmente bajo el alero de ese hijo de puta... ¿Estás seguro que tiene algo que ver con Nancy?
—No lo sé, Señor... Pero si está buscando a la oficial Jewel, quizá deba comenzar a mirar obituarios. Tienen prohibido hablar sobre lo que ocurrió, pero al parecer lo tienen nuevamente a prueba y nadie volvió a verla luego de que la llevaron al interior del Club. Las joyas murmuran, pero jamás lo suficientemente alto...
Yoongi maldijo, separándose de Jimin para tomar su chaqueta y salir de aquel cuarto, negándose a creer las palabras de su subordinado. Porque si Jimin tenía razón y Nancy realmente no había vuelto a salir del Velvet, su prioridad era sacar a ambos oficiales de aquel lugar antes de que Park Hyung Sik cometiera una verdadera locura.
Moviéndose con la mayor calma que pudo reunir, caminó por el Club con su mirada, vagando por todo el lugar. El alivio lo embargó al ubicar al pelinegro, acercándose a él con cautela. Sostuvo su brazo para atraerlo, empujándolo fuera del campo visual de los clientes y hombres de seguridad, escudriñando a su subordinado con seriedad.
El rostro de Jungkook se notaba demacrado, pero al menos no parecía estar físicamente lastimado y eso, en parte, le aseguraba que las cosas no eran tan complicadas como en un principio creyó.
— ¿Viste a Nancy? —preguntó sin tardanza, dejando entrever su preocupación—, supe que la trajeron a este lugar, pero no parece estar dentro de las instalaciones. Si la llevaron a otro sitio, debes averiguar dónde y...
Jungkook exhaló profundo, sin quitar sus ojos de Yoongi.
— Tienes que irte; estoy a prueba.
—Kook, tienes que decirme dónde mierda está. Necesito sacarla y terminar esta mierda... Voy a sacarlos antes de actuar, no importa que no consigamos demasiado, hay pruebas suficientes contigo y el testimonio del otro agente. Mi testimonio también...
—Tienes que irte —repitió, ahora con total apatía.
—Kook... ¿Dónde está? —sintió su garganta secarse al ver la expresión del pelinegro ensombrecerse; el dolor y la culpa por no haber podido hacer algo comenzando a aumentar en su pecho—, Dios... Tienes que estar bromeando... ¡Kook! Oh, mierda... No, no... Voy a matarlo... Voy a matar a ese hijo de puta y todas sus malditas joyas van a caer con él por obstrucción... ¿Por qué ella? No tenía algo que ver... ¡Reacciona de una vez! —habló angustiado, sin poder creer lo que Jungkook había dejado entrever.
—Ella... Ella puso en riesgo todo...
— ¿De qué hablas? Kook, ese hijo de puta...
—Iba a lastimarlo, Yoongi... Iba a lastimarlo y yo no iba a poder hacer algo por protegerlo —sonrió, deslizando su mano por todo su rostro con angustia—, no podía permitirlo... Es mi trabajo protegerlo. Incluso aunque me odie ahora, jamás rompería nuestra promesa.
Horrorizado ante lo que escuchaba, retrocedió un par de pasos en búsqueda de soporte; respiró con dificultad, notando lo simple que parecía todo en la mente de su subordinado cuando se trataba de aquel
chico, restándole importancia a todo lo demás.
—Te quiero fuera de este lugar mañana mismo. Nadie notará que te largaste, los perros de Hyung Sik suelen abandonarlo pronto de todos modos... Estás fuera; pediré que te internen antes de devolver tu placa, Kook. Necesitas tratarte, esta mierda te está jodiendo y no es lo que...
—No... No puedo— interrumpió con calma—, prometí que no iba a dejarlo.
Sin dar crédito a lo que escuchaba, una sonrisa llena de amargura curvó sus labios. Frente a él, no se encontraba el chico que había jurado encerrar a Hyung Sik.
Frente a él, no estaba el Jungkook que ansiaba terminar aquella última asignación encubierta para volver a su ciudad natal y establecerse como siempre había deseado.
Frente a él, no quedaba nada de su oficial; ahí simplemente estaba el perro de Hyung Sik, repitiendo una y otra vez las órdenes implantadas en su cabeza.
—Vas a largarte de este lugar, por las buenas o por las malas, Jeon. Es tu última advertencia.
—No voy a dejarlo en este sitio.
Yoongi sonrió con sarcasmo, ladeando su cabeza ligeramente para observar al pelinegro.
—Vas a dejarlo, porque Kim Taehyung es parte de esta mierda y está tan jodido como el mismo Park Hyung Sik. Es una orden, Jeon.
Sin detenerse a esperar por una respuesta, hizo su camino de vuelta hacia las habitaciones, entrando de golpe en el cuarto donde un rato antes, se encontraba Jimin. Vio al pelirrosa observarlo confundido, cubriendo su cuerpo nuevamente luego de lo que, en apariencia, había sido un nuevo encuentro con uno de los clientes de Hyung Sik. Notó el golpe en su pómulo, pero en ese instante lo único que podía pensar era en que Jungkook había permitido que Park Hyung Sik lastimase a Nancy por culpa del pelirrojo.
— ¿Señor?
—Tengo un cambio de órdenes para ti.
Jimin frunció el ceño, mirando de forma cauta la cámara de seguridad antes de asentir: —Escucho.
—Quiero entrar. No me importa cómo, pero este maldito lugar va a desaparecer de Seúl antes de que Park Hyung Sik tenga tiempo para pestañear siquiera.
— ¿Qué pasó con la prudencia?
Yoongi relamió sus labios, sus manos volviéndose dolorosamente en puños mientras observaba la habitación en la que más de una vez estuvo esperando por información.
—No hay tiempo. Tenías razón, ese maldito infeliz se deshizo de Nancy... Jeon está fuera, está todo en tus manos ahora. Y si tengo razón, ese infeliz ensució al fin sus manos...
—Uhm... ¿Qué debería hacer entonces? ¿Bailarle a los clientes hasta que decidan que me desean lo suficiente para hablar?
— ¿Recuerdas cual fue tu orden secundaria al entrar a este lugar, no es así? —preguntó con frialdad, conforme al recibir un asentimiento
por parte de Jimin—, entonces sabes lo que tienes que hacer. Haz que el Velvet se convierta en un verdadero infierno, lo suficiente para que el hijo de puta de Park Hyung Sik no tenga un lugar para esconderse. Muéstrame al verdero hijo de puta que maneja esta mierda, lo quiero frente a mí.
Jimin suspiró cuando Yoongi abandonó el lugar, recostándose en la cama nuevamente. —Ahh... Creo que ya no podremos seguir jugando, Joonnie, qué mal... Pero trabajo es trabajo.

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