Capítulo 10

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Alejar sus ojos del pelirrojo se volvía imposible en ese instante; veía a aquel sujeto curar el cuerpo de Taehyung con expresión neutra y movimientos precisos, como si no estuviese asqueado por lo que veía. Perdió la cuenta de la cantidad de golpes y heridas que se encontraban esparcidas por el cuerpo de su protegido, preguntándose cómo aquel chico podía seguir aferrándose a su vida luego de algo así. Ni siquiera se preocupó de la presencia de Yerim en la habitación, porque sólo era capaz de ver el cuerpo inconsciente del pelirrojo y memorizar cada herida como si de esa forma, pudiese disminuir en algo la sensación amarga de culpa que comenzaba a sentir.
—Sus signos vitales están estables y no tiene fracturas ni hemorragias internas pese a su estado... No es mucho lo que puedo hacer con el equipo portátil, pero la pérdida de consciencia se debe al shock de su... Ah... Su accidente.
— ¿Estará bien? —preguntó con voz fría, apenas reconociéndose a sí mismo y sintiéndose mucho peor que aquellos hombres en el Velvet que disfrutaban por ver lo que sucedió en aquel cuarto.
Vio la expresión atónita del hombre ante su pregunta, la incredulidad grabada en su rostro ante las palabras del pelinegro, pero no pudo importarle menos su opinión; después de todo, guardar silencio
por dinero era igual de cuestionable y aquel sujeto estaba recibiendo una suma de dinero por olvidar lo que estaba viendo en el cuerpo de Taehyung.
—Ni siquiera debería estar acá... Debe estar en un hospital; no puedo... No puedo pasar por alto el daño físico acumulado, algunos hematomas sólo disfrazan otros anteriores... Tiene marcas que deben tener años...
—Escuche, Doctor. Le están pagando una cantidad obscena de dinero y su trabajo es cuidar de él, no opinar. Así que, ¿Estará bien?
El doctor tragó, viendo el arma descansar en la cintura del pelinegro con miedo. —Él estará bien... Necesita descansar y prescribiré algo para mitigar el dolor y la inflamación... No puede realizar algún
esfuerzo porque aunque los desgarros en su piel no son profundos, son demasiados.
—Bien, ¿Eso es todo? —habló de manera mecánica, esperando que aquel hombre dejase de observarlo con aquella expresión de asco y horror.
—Es todo...
Asintió, viendo una última vez a Taehyung. —Yerim, lleva al Doctor Kang fuera; entrégale su dinero y no vuelvas, tu presencia no ayuda en nada aquí de todos modos.
La rubia mordió su labio, conteniendo las ganas de responder y obedeciendo la orden de Jungkook. Podía inferir en su actitud, que no se encontraba tampoco de ánimos para una discusión absurda. Con algo de resistencia, ayudó al Doctor a recoger sus cosas y lo sacó de la habitación, permitiendo que Jungkook permaneciera a solas con Taehyung.
El pelinegro apoyó su espalda contra el armario, cerrando sus ojos por un momento para enfocar su mente, descubriéndose a sí mismo en espera de un comentario arrogante o una burla por parte del pelirrojo; lo que fuese, para poder confirmar que todo aquello no había sido demasiado para soportarlo y que su protegido se encontraba ahí junto a él.
No importaba que su ropa hubiese quedado manchada por completo por haber sostenido el cuerpo de Taehyung ni que sus manos siguieran enrojecidas por la sangre que escapaba de sus heridas, seguía sintiendo la agobiante necesidad de mantenerse en aquel lugar en espera de una reacción, por mínima que fuera. Sus brazos se mantenían cruzados sobre su pecho, denotando toda la tensión acumulada en cada uno de sus músculos. Ignoró el cansancio que comenzaba a mellar su estabilidad física y emocional, manteniéndose impasible en la habitación por demasiado tiempo, tentado a acercarse al pelirrojo y verificar por su propia cuenta su bienestar, mas aterrado de descubrir qué tan malo era todo el daño recibido.
Su corazón latió de manera irregular al escuchar el débil quejido de dolor, acercándose de manera instintiva al pelirrojo. Los párpados de su protegido se movieron con pesadez, sus manos buscando soporte en las sábanas que lo cubrían y su cuerpo moviéndose intranquilo, queriendo escapar del dolor que lo azotaba. Sus ojos se movieron con temor mientras intentaba reconocer aquel lugar, relajándose luego de unos segundos al comprender que ya no se encontraba en el Velvet.
—Debe descansar, Señor. Inyectaron sedantes, pero de todos modos su cuerpo...—dio una profunda inhalación, como si recordar el estado en que encontró a su protegido fuese demasiado para soportar—, por favor, no haga algo que lo empeore y manténgase tranquilo.
Taehyung guardó silencio, manteniendo su vista fija en el techo de un blanco impoluto, contrastando por completo con todo lo que rodeaba al pelirrojo. Podía deducir por la forma en que las palabras de Jungkook habían sonado, que llevaba un tiempo considerable inconsciente y que, después de la demostración, su cuerpo no había soportado la golpiza que Hyung Sik le había dado como parte de su demostración. No le sorprendía, después de todo había usado toda su fuerza mental para no terminar rompiéndose en aquel sitio, humillado y aún mucho más vejado de lo que se sintió.
El dolor constante que los sedantes eran incapaces de suprimir por completo, también le recordaba lo mucho que había temido en aquel momento en que recibía una y otra vez los golpes. Lo mucho que había deseado por algún tipo de ayuda...
Lo mucho que lo había necesitado a él...
Rió sin poder contenerse ante lo ridículo de sus pensamientos; recriminándose la estupidez de haber esperado por un sólo momento que todo aquello acabara y poder sentirse seguro junto a él.
—Lárgate— dijo con voz apagada y sin mirarlo; temiendo que su presencia hiciera realidad su miedo. Temiendo volver a sentirse así de vulnerable.
—Señor, necesito saber si se encuentra lo suficientemente estable.
El pelirrojo volvió a reír, sentándose con dificultad para poder observar ahora a su niñero, notando lo afectado que parecía estar e imaginando lo desagradable que debió ser la escena. — ¿Tú necesitas? Eres un imbécil, ¿No es así? Tú no necesitas una mierda... Tú no... Tú no estás aquí para nada más que protegerme... Tú sólo eres mi jodido perro...
Sus labios se cerraron en una línea dura al oírlo, su voz temblando ante cada palabra que pronunciaba. La mirada de Taehyung estaba cargada de ira y frustración, pero lo que hizo que las náuseas volvieran, fue ver el terror que el pelirrojo demostraba pese a luchar por mantener su actitud arrogante de cada día.
—El Doctor recetó más analgésicos y no podrá realizar actividades por unos días. Informaré al Señor Hyung Sik de igual forma—
. Comunicó con tono apático a su protegido.
—Vete a la mierda... Sal de mi cuarto... —murmuró, intentando sonreír como si todo estuviese perfectamente normal—, ¡Sal de mi puto cuarto, maldita sea!
Retrocedió en silencio, comprendiendo que el pelirrojo se encontraba aún alterado por todo lo sucedido, pero sintiéndose aliviado de que al menos, su personalidad no parecía verse afectada. Si todo estaba bien, sólo debía darle espacio para procesar todo aquello... Si todo estaba bien, sólo debía esperar a que las emociones provocadas por aquel horrible suceso se apaciguaran. Al menos eso creyó, hasta que vio la forma en que el cuerpo de Taehyung era sacudido por temblores que fue incapaz de controlar. Sus manos se aferraban a las sábanas y sus ojos se mantenían fijos en Jungkook. De forma automática, dio un paso hacia él, tensándose al ver que su protegido reaccionaba con miedo ante su evidente cercanía, aterrorizado de lo que el pelinegro pudiese
hacer.
— ¿En verdad piensa que voy a hacer algo? —preguntó incrédulo.
—Tu trabajo... Tu trabajo es protegerme... —susurró, mordiendo su labio con fuerza para contener el sollozo—, tu trabajo es cuidar que nada pase...
—Es lo que hago... Estoy protegiéndolo, Señor...
— ¡Puto imbécil hipócrita! ¡No estabas ahí! —gritó, explotando sin poder contener la furia y el dolor en su pecho—, ¡¿Por qué no estabas protegiéndome?! ¡¿Por qué permitiste que me dañara?! Yo... Yo
esperé...
Vio el miedo en sus ojos siendo reemplazado lentamente por decepción; abrió su boca, pero fue incapaz de formular palabras que pudiesen darle una respuesta aceptable a sus dudas.
—Yo no puedo intervenir... —dijo en cambio, sonando como una burla para sí mismo también.
— ¡Vete a la mierda! ¡No te necesito, hijo de puta! ¡No necesito que me protejas! No... No necesito esperar que vayas por mí... Nadie va a ir por mí... Nadie puede protegerme... — rió con amargura, burlándose de su propia estupidez al sentirse indefenso junto al pelinegro. Odiando lo mucho que temía seguir esperando protección cuando sabía, nadie podría brindarle más que ilusiones vacías.
Frunció el ceño ante la reacción que su protegido estaba teniendo, cubriendo su boca para evitar que las náuseas volviesen a ser incontenibles; salió de la habitación sintiéndose incapaz de seguir viéndolo. Asqueado por haber permitido aquel acto y angustiado por saberse imposibilitado de hacer algo más. Taehyung tenía razón, no podía protegerlo y su trabajo no era más que evitar que alguien que no fuese Hyung Sik pudiera lastimarlo.
Su trabajo simplemente era observar como aquel chico roto terminaba por destrozarse incluso más junto a Hyung Sik.

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