Capítulo 5

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—Taehyung, por favor baja de ese lugar...— la rubia pidió con suavidad mientras veía a Taehyung bailar sobre la mesa por completo extasiado, bebiendo sin preocuparse del exceso de alcohol que escurría de su boca debido a su estado etílico.
Yerim exhaló con pesadez, pues llevaba un par de horas intentando que el pelirrojo se detuviera, mas Taehyung no parecía querer prestarle el mínimo de atención a sus súplicas. Desde que había regresado del Club junto a Jungkook, el estado nervioso de Taehyung había perdido toda estabilidad y ahora, ni siquiera estaba respondiendo sus preguntas como otras veces, por lo que las dudas sobre lo ocurrido se acumulaban en la cabeza de la chica. Maldijo mentalmente cuando lo vio resbalar por el alcohol que se aposaba bajo él, mas el pelirrojo volvió a equilibrarse sobre la mesa con una carcajada estruendosa, por completo fuera de sí y sin muestras de querer parar.
Se dirigió a la cocina, tomando su teléfono con miedo y sin querer provocar un problema mayor para el pelirrojo si es que Hyung Sik se enteraba, pero demasiado preocupada como para ignorar el hecho de que Taehyung estaba tan ebrio, que se convertía en un peligro para sí mismo en aquel instante. Mordió su labio, tomando aquel papel que mantenía guardado desde el primer día que Jungkook había puesto un pie en ese apartamento y marcó con nerviosismo, esperando que el pelinegro se permitiera contestar aquel llamado incluso aunque estaba totalmente fuera de su horario. Contó los tonos mientras escuchaba a Taehyung cantar desde donde se encontraba, siendo interrumpido por nuevas risas cuando la letra de su canción terminaba siendo un caos.
—Jungkook...—susurró aliviada cuando la llamada conectó al fin y la voz del pelinegro sonó al otro lado de la línea—, necesito... Por favor, necesito que vengas al apartamento ahora.
—Yerim-ah, si el Señor está teniendo una crisis, no es a mí a quien debes llamar, lo sabes. Probablemente el jefe sabrá cómo manejarlo, no estoy en horario.
Por un momento, estuvo tentada a cortar el llamado por esa respuesta, después de todo el pelinegro no se equivocaba en decir que aquel tipo de situaciones debía controlarlas Hyung Sik. Pero el cuerpo de Taehyung había sido recientemente lastimado y Yerim tenía claro que informarle a Hyung Sik de aquello, sólo significaría un nuevo castigo por romper las reglas; Taehyung estaba descuidando su estado y eso era sinónimo de estar arruinando su valor como joya. Su cuerpo no le pertenecía y los excesos nunca eran buenos.
—Por favor, Jungkook... No puedo llamar al Señor Hyung Sik—rogó, luchando por mantener su voz firme mientras pedía por ayuda—, tú mismo fuiste testigo de cómo devolvió a Taehyung-ah a casa la última vez. No puedo dejar... No quiero que vuelva a pasar algo así, ni siquiera sé si aguantaría dos castigos con tan poco tiempo de diferencia entre ellos... Por favor, ven al apartamento. Por favor...
Esuchó el profundo suspiro, seguido por segundos de silencio que le parecieron eternos. Rogó mentalmente por una respuesta afirmativa, sosteniendo con demasiada fuerza el teléfono mientras podía escuchar a Taehyung, por completo alcoholizado, gritar algo sobre el mundo a sus pies.
—Llegaré en un rato, intenta controlarlo mientras tanto.
—Gracias...
Jungkook ni siquiera volvió a responder, pero Yerim sintió el alivio recorrerla de todas formas; no importaba cuál fuese la imagen que el pelinegro tuviese de Taehyung, a ella sólo le importaba que hubiese aceptado ir y evitar un problema mayor con Hyung Sik.
Mientras esperaba, se mantuvo cerca a Taehyung intentando al menos arrancarle la botella de sus manos, pero el pelirrojo parecía tomar todo como un juego y sus risas sólo aumentaban. Estaba frustrada, no quería que Taehyung se lastimase, por lo que cuando luego de lo que le pareció una eternidad, el pelinegro llegó al apartamento, lo único que pudo hacer fue retroceder para dejarle el paso y esperar que él sí pudiera controlarlo. Vio la expresión de Taehyung pasar de la molestia a la burla en sólo segundos, denotando lo mucho que le irritaba la presencia del pelinegro en aquel lugar y lo fácil que su niñero lo descompensaba, mas si Jungkook lograba tranquilizarlo, eso era todo lo que a Yerim le
interesaba.
— ¡El niñero hijo de puta está aquí, Yerim-ah! —dijo entre risas, bebiendo de una vez lo último de la botella. Jungkook recorrió el lugar, haciendo tronar su cuello al notar el total desorden en el que se encontraba el apartamento. Entre botellas vacías y objetos destrozados, Taehyung parecía haber gozado de su propia fiesta a espaldas de Hyung Sik.
—Señor, baje de ese lugar—pidió con frialdad, recibiendo otra carcajada como respuesta; su ceño se frunció, dando un paso hacia la mesa, mas deteniéndose cuando Taehyung lanzó la botella para detenerlo, escuchando el cristal destrozarse a sus pies.
— ¡No te acerques! —gritó, perdiendo el poco control.
—Ambos sabemos que su berrinche no me sorprende; baje de ese lugar de una vez, no me obligue a hacerlo yo.
Jungkook esperó pacientemente por una respuesta, mas Taehyung sólo pareció enojarse todavía más. Sólo viéndolo, comprendía la razón por la que Yerim había decidido no llamar a Hyung Sik. La forma en la que Taehyung se alcoholizaba era por lo bajo, preocupante; era obvio que su jefe no se encontraría feliz de saber lo que su adorada joya hacía cuando no era resguardado. Dando un suspiro molesto, avanzó el resto de distancia ignorando la confusión que sus acciones provocaron en su protegido y tiró del cuerpo de Taehyung sobre su hombro, aprovechando el nulo control en los reflejos del pelirrojo.
— ¡Bájame!¡Voy a hacer que Hyung Sik te mate! ¡No me toques! — gritó, queriendo liberarse de manera infructuosa.
—Seguro. Si en un rato recuerda lo que sucedió, puede hacerlo, Señor—. Su respuesta fue automática, ignorando los golpes que recibía del pelirrojo en su intento inútil por bajar.
Caminó hasta su habitación, abriéndose paso al baño privado del pelirrojo y dejó que el agua corriera, bajándolo con brusquedad bajó el chorro constante de agua fría, sujetando sus brazos para impedir que
pudiese moverse e ignorando la forma en que su propia ropa se empapó al entrar junto a él para sostenerlo. El cuerpo de Taehyung se mantuvo en su lugar por la sorpresa y pronto, comenzó a ser sacudido por suaves temblores debido a la temperatura del agua que caía sobre ellos.
—N-No me toques... —susurró, su labio temblando por razones completamente diferentes al frío que lo envolvió.
— ¿Suficiente berrinche por hoy, Señor?
Taehyung relajó su cuerpo cuando las manos de Jungkook se separaron de él. Se abrazó a sí mismo, agradecido cuando el agua dejó de caer sobre él.
—Y-Yerim-ah...
Se alejó del pelirrojo, abriendo la puerta del baño para dejar entrar a la chica, quien se acercó inmediatamente donde Taehyung seguía temblando. Masajeó su cabeza con molestia, demasiado irritado por lo inconveniente que estaba resultando aquel trabajo; vació sus bolsillo, chasqueando su lengua al ver su teléfono por completo empapado e inservible. Desechando la idea de preocuparse por ello, se volvió hacia el pelirrojo que ahora estaba envuelto en una bata y siendo atendido por Yerim. Se dedicó a analizar la forma en que ambos se relacionaban, sorprendiéndose de lo dócil que el pelirrojo se volvía cuando se trataba de aquella chica. Su ceño se frunció entonces cuando Yerim acarició su rostro y Taehyung le sonrió a modo de disculpa, su expresión denotando un afecto que antes dudó, su protegido fuese capaz de sentir.
Él realmente le había sonreído de manera honesta, no como cada vez que demostraba su arrogancia. Se quedó en su lugar, reaccionando al fin cuando la rubia se acercó a él con una toalla y una bata, susurrando un suave 'gracias' que apenas alcanzó a ser oído.
—No te molestes, me voy; volveré temprano. Ordena el desastre que hay en la sala y prepara mucho café— dijo fríamente, negándose a ver al pelirrojo que se mantenía al borde de caer dormido, como si aquel ataque de euforia jamás hubiese sucedido—, estará deshidratado, mantén agua en donde él pueda acceder de forma fácil.
—Deberías dormir aquí hoy; estoy segura de que a Taehyung-ah no le molestaría...Sacudió su cabeza con suavidad para negarse. —Yerim-ah, no importa qué tan bueno pueda ser para ti, pero para mí sigue siendo el imbécil arrogante que cree que es mejor que el resto. Mi trabajo es protegerlo, pero mientras pueda, no lo quiero cerca de mí.
La rubia lo observó con molestia al comprender lo que su desagrado implicaba, odiando que Jungkook fuese incapaz de ver más allá. —Quizá él tiene razón en temerte. El Señor Hyung Sik cree que es una cosa, pero al menos valoriza en algo su existencia... Tú en cambio, crees que es basura. No puedes proteger algo en lo que no crees, Jungkook-ah.
Sonrió con incredulidad al verse juzgado.
— ¿Entonces también repetirás que es una puta joya? No es más que un juguete roto, Yerim- ah; no alimentes su ilusión, porque eso sólo empeora las cosas.
Cerró sus ojos cuando la mano de Yerim se estrelló contra su mejilla y el ardor se extendió por su piel. Sus dedos rozaron su rostro, respirando profundo para alejar el enojo.
—Taehyung no... Taehyung no es un objeto—dijo con sus ojos cristalizados por lágrimas, sufriendo por no poder hacer algo más que mantenerse junto al pelirrojo—, tal vez eres más parecido a Park Hyung
Sik de lo que crees, Jungkook. Gracias por venir, espero que puedas mantener su crisis en secreto del Señor Hyung Sik y lamento haberte molestado con algo sin importancia.

UNTOUCHABLE® [TAEKOOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora